Mantener una dieta sana es un objetivo de muchos de los que desean lograr una vida duradera y, al mismo tiempo, exenta de enfermedades crónicas. Por ello, el debate acerca del consumo habitual de carne roja está tomando cuerpo. Diversas investigaciones científicas y expertos en nutrición han advertido sobre los riesgos posibles que puede comportar este alimento, sobre todo en condiciones de consumo frecuente. La evidencia disponible muestra que su consumo corrido puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades graves, incluidas el cáncer, la diabetes tipo 2 y las dolencias cardiovasculares.

Consumo de carne roja en la salud

Diferentes estudios científicos han relacionado el consumo regular de carne roja con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles. Las patologías más prevalentes relacionadas con sus hábitos alimentarios están la hipertensión, la obesidad, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer, especialmente el colorrectal. La presencia de grasas saturadas y compuestos como el hierro hemo en este tipo de carne podrían dar lugar a inflamación crónica y estrés oxidativo, debilitando al organismo a largo plazo.

Riesgo cardiovascular elevado

La carne roja, debido a su elevado contenido en grasas saturadas y colesterol puede influir negativamente en el sistema cardiovascular. Un consumo elevado de esta carne puede generar elevaciones en los niveles en sangre de colesterol LDL (el conocido como el “colesterol malo”), lo que favorece la aparición de arteriosclerosis, y, a su vez, incrementa las probabilidades de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares. Por ello, muchas organizaciones de salud sugieren moderar su ingesta dentro del contexto de una dieta equilibrada.

Carne roja y el cáncer

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), que forma parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), situaba en el año 2015 a la carne roja como un alimento “probablemente cancerígeno para los humanos”. Esta información se basa en el análisis de más de 800 artículos: fueron descritas en ellos asociaciones entre el consumo de carne roja y el cáncer colorrectal, páncreas y próstata. Si bien la evidencia en los humanos es escasa, en los modelos de las especies inferiores los datos se consideraban concluyentes.

Efectos del hierro hemo en el organismo

La carne roja cuenta con hierro hemo, una modalidad de hierro que tiene una buena biodisponibilidad, el cual a pesar de tener buena absorción puede favorecer la formación de compuestos cancerígenos en el intestino. Este elemento queda relacionado con el daño celular y la proliferación de células tumorales, específicamente el colon. Ante esta circunstancia diversos especialistas en nutrición sugieren elegir fuentes de hierro que no sean hemo presentes en los alimentos vegetales, tales como son las legumbres o los frutos secos.

Alternativas a la carne roja

Disminuir el consumo de carne roja no significa perder determinados nutrientes básicos. De hecho, el vegetarianismo puede proporcionar todos los aminoácidos necesarios a partir de los alimentos, como las legumbres, los frutos secos, la quinoa o el tofu. Estas, además, también aportan fibra, antioxidantes y grasa saludables y, por tanto, contribuyen a un equilibrio nutricional y a la prevención de enfermedades.

Incorporación de pescado, huevos y legumbres

Para quienes consideran que la transición ha de ser más larga, puede ser una buena opción incluir proteínas animales con una carga de riesgo más baja, por ejemplo, pescado blanco, huevos o incluso pollo sin piel, combinarlo con abundantes vegetales, cereales integrales y grasas saludables como el aceite de oliva y construir así una dieta variada, completa y con menos repercusiones negativas para la salud.

Disminuir el consumo de carne roja dentro de un esquema de alimentación equilibrada se encuentra avalado por la ciencia. Adoptar hábitos nutricionales conscientes no tuvo que mejorar la calidad de la vida, sino que es capaz de disminuir en gran medida el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas o degenerativas.