Tímido, en una pista secundaria y no muy largo. El último aplauso que ha recibido Carla Suárez como tenista profesional no ha estado a la altura de su carrera. La canaria ha perdido ante la local Danielle Collins por 6-2 y 6-4 en la primera ronda del US Open y ha puesto fin a su trayectoria profesional. Una carrera intachable, un cáncer superado y tenis de otro tiempo.

Un resto de revés que no cruzó la red, en la pista 5 de Flushing Meadows, fue el último golpe de Suárez, que el viernes celebrará su cumpleaños número 33 ya como tenista retirada. Lo hace siendo un referente del tenis español, un ejemplo dentro y fuera de la pista, y con la cabeza bien alta.

Profesional desde 2003 e instalada entre las mejores del mundo desde 2008, Carla Suárez anunció en diciembre de 2019 que la de 2020 sería su última temporada como profesional. Sin embargo, en septiembre de aquel año le detectaron un linfoma de Hogdkin. Estuvo seis meses siguiendo un tratamiento de quimioterapia y en abril de 2021 anunció que había superado la enfermedad. Para entonces ya tenía claro que quería despedirse del tenis de otra manera y entrenó para poder estar en Roland Garros, Wimbledon y los Juegos de Tokio 2020. Demostró un enorme nivel pese a la enfermad y a los 15 meses de inactividad y finalmente decidió que el US Open marcaría su adiós.

Dos títulos y un talón de Aquiles

En el caso de Carla Suárez, el número de títulos no puede ser una vara con la que medir su nivel. La canaria solo ha levantado dos copas en su carrera y ha perdido otras nueve finales. Sin embargo, ha ganado 516 de los 861 partidos que ha disputado y ha sido siete veces cuartofinalista de Grand Slam (tres en Australia, dos en Roland Garros y otras dos en el US Open).

"Carla es una persona que a nivel personal es muy noble, muy generosa, muy humilde, muy buena chica. Fuera de la pista es genial tener esos valores"

Xavier Budó, ex entrenador de Carla Suárez

Sexta en el ranking mundial a finales de febrero 2016, el techo de su carrera en la clasificación de la WTA, las rondas finales y esos duelos ante las mejores raquetas del circuito fueron siempre su talón de Aquiles.

Tenía el tenis para ganar, pero muchas veces le faltó maldad y carácter, intentar asustar a las rivales con el lenguaje corporal. Decir un aquí estoy yo. Por eso no dudó en tumbarse en el diván de la psicóloga Patricia Ramírez para intentar sacar todo el carácter que llevaba dentro.

"Es excesivamente noble", decía hace años Xavier Budó, el que fue su entrenador durante la mayor parte de su carrera y una de las personas que mejor la conocen. "Carla es una persona que a nivel personal es muy noble, muy generosa, muy humilde, muy buena chica. Fuera de la pista es genial tener esos valores. Dentro de la pista tiene que hacer más teatro con el lenguaje corporal: cuando estás fuerte, transmitirlo; y cuando estás débil, esconderlo".

Una tenista de otro tiempo

El revés de Carla Suárez
El revés de Carla Suárez EP

Carla Suárez no es la jugadora prototipo del tenis moderno. No es alta (1,62 metros), no es corpulenta (62 kilos) y su juego siempre ha sido más táctico que físico. Ha usado más la cabeza que el brazo en un circuito cada día más dominado por la fuerza y los raquetazos sin control desde el fondo de la pista. Me ha tocado vivir esta época y me he tenido que adaptar a ella", decía en una entrevista con Mundo Deportivo en 2019.

Su revés a una mano, una delicia, también es signo de otros tiempos. Ese golpe era el mayoritario en el tenis de los 50 y 60, pero se fue perdiendo con el paso del tiempo y actualmente está casi en peligro de extinción: sólo hay una jugadora del top 100 que le pegué así, la suiza Viktorija Golubic. "Considero que tengo un estilo diferente. En su momento fui una jugadora muy respetada".