Cuando las cámaras enfoquen el domingo en la final de Roland Garros el palco de Rafael Nadal, ahí estará Charly Moyà, su entrenador, vestido con el polo, la sudadera y la gorra de la Rafa Nadal Academy. Lo curioso esta vez es que cuando el objetivo se pose en el palco de su rival también se verá el logo de la academia del tenista balear. Porque el único tenista que separa a Nadal de su décimo cuarto título en París es un producto de su centro de alto rendimiento.

Casper Ruud (Oslo, 1998) se convertirá el domingo en el primer noruego de la historia que dispute la final de un Grand Slam. Y no será una final cualquiera: en Roland Garros ante el rey de la tierra, ante el tenista que siempre idolatró y que, en buena medida, cambiaría su carrera para siempre.

Tras alcanzar en 2015 el número uno del ranking junior, a Ruud le costó dar el salto al profesionalismo. En verano de 2018, con 19 años, ocupaba el puesto 143 de la lista ATP y llevaba ya unos meses sin entrenador. Practicaba en Oslo junto a su padre, Christian (ex tenista profesional), pero él sentía que tenía que hacer algo diferente para seguir progresando. Fue entonces cuando la familia valoró la posibilidad de mudarse a Mallorca para que Ruud entrenara en la academia de Nadal.

La llegada a la Academia

"Me preguntaron si quería probarlo y Rafa es uno de mis más grandes ídolos, así que no vi ningún punto en decir que no", contó el propio Ruud hace unos años a la página de la ATP. "Mi madre, mi hermana menor y mi padre vinieron. Mi hermana también comenzó a tiempo completo en la academia, jugando todos los días y yendo a la escuela allí".

Christian Ruud y Pedro Clar, en el palco de Casper Ruud durante las semifinales de Roland Garros EFE

En Manacor conoció a Pedro Clar, el hombre que se sentará el domingo en el palco de Ruud con la vestimenta de la academia de Nadal. Y el tenis de Ruud subió varios escalones. "Yo siempre sentí que tenía buena intensidad en mi juego, pero al estar allí obtuve ese 10 o 20 por ciento adicional. Es el pequeño margen que puede cambiar si eres número diez del mundo o el número sesenta. No es que hayan cambiado mi técnica, pero me han ayudado con todos los golpes", reflexiona.

En Mallorca sufrió en sus propias carnes lo que le puede esperar el domingo: un partido de un ritmo altísimo ante un tenista que no afloja ni en los cambios de pista. "Si Rafa alcanza el 100 por ciento de intensidad en los partidos, en un entrenamiento va al 120 por ciento. Cuando practico con Rafa, me lleva al límite y generalmente estoy exhausto después de un par de horas. Son sesiones difíciles, pero son geniales".

Un especialista en tierra batida

Cuatro años después de aterrizar en Mallorca, Ruud es uno de los mejores tenistas del mundo. Actualmente es el octavo del ranking ATP, pero el lunes aparecerá sexto, la mejor clasificación de su carrera, gane o pierda la final ante Nadal.

Será muy especial para mí y espero que para él. Aunque ha jugado muchas finales, en esta tendrá a un alumno de su academia enfrente"

La final de Roland Garros es, de largo, el mayor logro de su carrera. Pero el noruego puede presumir de ocho títulos ATP, siete de ellos conseguidos sobre tierra batida. Además es, con las estadísticas en la mano, el mejor tenista de las tres últimas temporadas en polvo de ladrillo: es el jugador con más victorias (65), finales (8) y títulos (7) desde 2020. Solo en este año ha ganado 21 partidos en arcilla.

Pero poco de eso le importará a Nadal, especialista en derribar rachas y tumbar sueños. "Nunca he jugado contra él, pero creo que no hay mejor momento para llegar a una final de Grand Slam", indicó el noruego el viernes tras vencer en su semifinal al croata Marin Cilic. "Será muy especial para mí y espero que para él también. Aunque ha jugado muchas finales, en esta tendrá a un alumno de su academia enfrente".