Nadie en Qatar oculta que el país era hasta hace unas décadas un completo erial, resultado de un pueblo nómada que acabó por asentarse en el desierto. El país tiene un tamaño similar al de la región de Murcia y una población de 2,7 millones de almas –de las que solo el 12 por ciento es qatarí- que se jacta de ser el país más rico del mundo, con el mayor PIB por habitante del planeta.

El hallazgo del gas hace medio siglo ha revolucionado Doha, la capital. En las últimas décadas en su callejero, aún a medio construir y remozado para el Mundial, ha emergido una oferta cultural que ofrece un respiro para los aficionados que acudan estas semanas al país y una alternativa para quienes, más allá del fútbol, deseen descubrir el emirato. Aquí una propuesta de lugares para visitar en Doha.

Museo Nacional de Qatar

Es una de las joyas recientes de Doha. El Museo Nacional de Qatar ofrece un recorrido por la historia del país a partir de pantallas y una puesta en escena que bien merece una visita. Obra de Jean Nouvel e inaugurado en 2019, la fachada exteriores está formada por unos pétalos, hechos de 76.000 paneles, que recuerda a una rosa del desierto. En sus entrañas, en cambio, reina un rompecabezas de discos curvos, ángulos imposibles y sugerentes intersecciones.

Emplazado en la corniche de Doha, cuenta con 52.000 metros cuadrados de exposición. Una ruta de 1,5 kilómetros que, cronológicamente, conduce al visitante desde los confines del mar, hace 700 millones de años; la formación geológica de la península que hoy ocupa Qatar; la vida de sus habitantes en el desierto; el hallazgo del gas en la década de 1970 o la independencia de la patria de los Al Zani. Un recorrido lleno de muros convertidos en pantallas -hasta 3.000 metros cuadrados de proyección- que reivindican la historia.

La Doha más veneciana

Los árabes sienten pasión por ciudades europeas como París o Venecia. La segunda inspira hasta dos localizaciones en Doha. Qanat Quartier es una isla exclusiva con calles de estilo veneciano y su Marsa Arabia con sus excepcionales vistas al puerto deportivo y sus yates de lujo. El centro comercial Villaggio Mall, en cambio, ofrece pasear bajo techo por una copia de la urbe italiana, con más de 200 tiendas de marcas europeas. Con canales y góndolas incluidas.

Museo Olímpico y Deportivo de Qatar 3-2-1

Inaugurado hace apenas unos meses, el Museo Olímpico y Deportivo de Qatar 3-2-1 presume de ser el segundo mayor museo del mundo dedicado al deporte. Se halla ubicado en un esquina del estado internacional Al Jalifa. A lo largo de 19.000 metros cuadrados, la exhibición reúne 1.200 piezas, desde objetos que una vez usaron algunos de los más grandes atletas de la historia hasta las antorchas que prendieron sucesivos pebeteros olímpicos.

En las estancias se recorre, además, la historia del deporte, desde la antigüedad hasta los tiempos modernos. La galería incluye cerca de 100 objetos y reproducciones, que van desde el siglo VIII a.C. hasta principios del siglo XX, acompañados de elementos gráficos, audiovisuales y digitales interactivos. El diseño del museo es obra del arquitecto español Joan Sibina y consta de dos edificios: una estructura principal que sigue el arco del estadio y un edificio de acceso redondo adjunto inspirado en los anillos olímpicos.

Museo de Arte Islámico

El Museo de Arte Islámico, a un paso del Nacional de Qatar, fue inaugurado en 2008 y, tras una actualización, reabrió sus puertas el pasado octubre. Es obra del arquitecto chino estadounidense I. M. Pei y se trata de una mole plantada en una península artificial que se abre a la bahía de Doha. Un centro que se jacta de albergar la mejor colección de arte islámico del planeta, una miscelánea de catorce siglos que se extiende desde China hasta España y que son expuestos de manera exquisita.

Su bodega y la del resto de museos se nutre de una febril política de adquisiciones liderada desde hace más de una década por Sheija Al Mayasa, hermana del actual emir Tamim bin Hamad Al Zani, que ha convulsionado el mercado internacional del arte con pujas millonarias. Según estimaciones publicadas por Bloomberg, maneja un presupuesto anual de 1.000 millones de dólares para gastar en galerías, casas de subastas y coleccionistas. A pesar del sigilo con el que administra sus apuestas, su nombre aparece tras las adquisiciones recientes y astronómicas de obras de Gauguin, Cezanne, Warhol o Bacon.

Bin Jelmood House, el museo de la esclavitud

En honor a su pasado nómada y humilde, una red de cuatro museos ha abierto sus puertas recientemente en Msheireb, el que fuera el centro de Doha y hogar de progresos como la primera rotonda tras la irrupción de los coches, el primer aire acondicionado, el primer hotel o la primera fábrica de hielo. Especialmente curiosa es la casa Bin Jelmood, la institución del cuarteto de museos dedicada a desempolvar la historia universal de la esclavitud.

El relato, a través de un despliegue de pantallas y explícitos vídeos, no elude la historia propia en un país donde la esclavitud no fue abolida hasta 1952. Sobre los muros se proyectan sin pausa recreaciones del viaje de los esclavos africanos reclutados para la búsqueda de perlas bajo el agua o la tarifa de precios de las vidas comerciadas.

El ejercicio de memoria tampoco se olvida de citar el moderno sistema “kefala”, que ha sojuzgado durante décadas a los migrantes de los sectores doméstico y la construcción en la península arábiga. “Son cuatro viviendas históricas que han sido renovadas y equipadas con tecnología moderna e interactiva. Ofrecen un viaje al pasado en el que se puede experimentar con la historia”, apunta a este diario su portavoz Mariam Sultan al Jassim. La aneja Company House invita a pasear por el cuartel general de la primera empresa petrolífera del país a partir de los objetos -la furgoneta que trasladaba a los empleados hasta los campos de oro negro, la caja registradora o las latas de conservas que trajeron consigo los ingenieros occidentales- que han sobrevivido a medio siglo de vertiginosas transformaciones.

Mathaf, Museo Árabe de Arte Moderno

Los petrodólares qataríes prefieren, también en el arte, caminar a su aire. Un hermano rebelde al que las monarquías saudí y emiratíes han culpado desde hace años de haber financiado las protestas que hace ocho años cruzaron el mundo árabe. La narrativa de la Primavera Árabe, erradicada a golpe de represión en el resto de la región, anida en las solitarias salas de Mathaf, el museo de arte árabe moderno.

Una suerte de refugio donde la egipcia Amal Kenawy, ya fallecida, muestra la ira popular a partir de una instalación hecha de un centenar de bombonas de gas bajo el título de “Las multitudes silentes” o el iraquí Nazar Yahya denuncia la “militarización de Bagdad” minando de puntos rojos un plano plagado de fortificaciones y puestos de control. Un relato provocador de las mordazas que triunfan entre los árabes que no escatima recursos. Es un espacio muy poco visitado de la ciudad, pero bien merece una visita, especialmente para aquellos que disfruten del arte reivindicativo.

Katara

La inspiración europea también brilla en Katara, un proyecto arquitectónico aún construcción que persigue dotar a Doha de un espacio cultural. Es una zona especialmente animada por la noche. Su nombre, Katara, era la denominación del país antes del siglo XVIII. El complejo está construido con un estilo que combina la arquitectura oriental y el romanticismo clásico, lo que le confiere un aspecto único.

En las principales propuestas se halla su anfiteatro, una belleza arquitectónica que equilibra el concepto de teatro griego clásico y los rasgos islámicos tradicionales. Su construcción fue completada en el 2009 y cuenta con una capacidad para 5.000 personas. Dentro de la zona también se podrá descubrir La Casa de la Ópera, que ofrece una lujosa experiencia cultural con una mezcla arquitectónica de estilos orientales y victorianos.

A bordo de un "dhow"

Es unas de las atracciones recomendadas si se quiere disfrutar de la corniche y la bahía de Doha. Desde el Paseo Marítimo se puede obtener una de las imágenes más espectaculares de Doha, con el skyline de sus famosos rascacielos. Hay muchos lugares para comer o tomar algo, nada menos que 150 establecimientos, tres escenarios de conciertos en vivo, espectáculos de agua y luz y hasta un pueblo beduino. Y también desde el puerto se puede dar un paseo a bordo de un “dhow”, una embarcación de vela de origen árabe caracterizada por su velamen triangular y bajo calado.

La Perla

Es uno de los lugares más chic de Doha. Por algo le han apodado “la Riviera árabe”, una isla artificial a la orilla del famoso distrito de West Bay de Doha, que se asienta sobre cuatro millones de metros cuadrados de tierra recuperada. Conocida por sus hoteles, variedad de cafés y restaurantes, un puerto deportivo icónico y boutiques de lujo, La Perla una zona residencial popular con un lujoso estilo de vida comunitario, con puertos deportivos de estilo mediterráneo llenos de yates y edificios residenciales, además de ofrecer una experiencia de compras de lujo en sus boutiques y salas de exposiciones de diseñadores de alta costura.

The Pearl alberga decenas de cafés con encanto y elegantes restaurantes como el Yasmine Palace que propone cuatro experiencias gastronómicas, lo que lo convierte en el único complejo de restaurantes multitemáticos en Doha. Sirve una hermosa mezcla de platos de inspiración andaluza, levantina y qatarí, que giran en torno a la pasión por el jazmín.

FIFA Fan Festival

Desde el 19 de noviembre hasta el 18 de diciembre en el parque Al Bidda, en el corazón de Doha, artistas locales e internacionales subirán al enorme escenario en un festival de música, cultura y estilos de vida en el que la gastronomía local también estará presente. Los 64 partidos del Mundial podrán seguirse en megapantallas por hasta 40.000 personas.

Un servicio especial de transporte cubrirá los desplazamientos entre los estadios y el FIFA Fan Festival, en ambos sentidos. El festival ha formado parte de la actividad oficial de la Copa del Mundo a lo largo de las últimas cuatro ediciones del torneo.

Babel culinario

Con una población tan diversa, resulta sencillo tener la variada oferta gastronómica de Doha, llegada de todos los rincones del planeta. Para disfrutar de la comida árabe, procedente de Irak, Siria, Irán, Yemen o Egipto es el mejor lugar es el Souq Waqif y sus infinitos callejones. Si se busca algo más exótico hay que desplazarse hasta la calle Aziziya, una bulliciosa zona comercial entre Salwa Road y Al Waab Street con fabulosas opciones de comida, desde alta gama hasta rápidas y asequibles.

Ahí se pueden probar platos chinos, egipcios, libaneses, qataríes, tailandeses y turcos, así como platos occidentales. Los hoteles son también una buena opción para disfrutar a aquellos que presumen del paladar más exquisito y un bolsillo sin apuros. En Doha hay más una docena de restaurantes donde elegir. Tal vez los mejores son The Cellar (Al Matar Street, Doha) y El Faro (Marsa Malaz Kempinski, Doha) en la isla Marsa Arabia.

4x4 por el desierto

No es, sin duda, la experiencia más auténtica -hay que buscarla en Egipto y Jordania-, pero puede ser un buen plan para el primer contacto con el desierto. Al enna, la temporada anual de camping invernal, recuerda el pasado nómada y beduino del emirato. El impresionante Khor Al Adaid (el mar interior), lugar reconocido por la Unesco, se encuentra al sur de Doha y es uno de los pocos lugares del mundo en los que el mar se adentra en el desierto.

No hay nada mejor que un paseo en camello por las suaves dunas antes de aventurarte en un safari por el desierto hasta Khor Al Adaid, accesible solo en vehículos 4x4. Los amantes del surf pueden vivir una experiencia única haciendo sandboard en las dunas o recorrerlas dando un paseo en quad, todoterreno o buggy. También se puede disfrutar del pasatiempo favorito de los cataríes, la acampada, durante el día, la tarde o la noche, con alguna de las múltiples empresas que ofrecen campamentos de estilo beduino, con todas las comodidades, en el desierto.

Un aficionado qatarí en Doha. EFE

Cómo conseguir el Culture Pass

El Culture Pass es el programa oficial de afiliación y ventajas de la red de Qatar Museums. Proporciona a los miembros acceso a las instituciones culturales de Qatar, incluyendo el Museo Nacional de Qatar, el Museo de Arte Islámico, Al Riwaq Gallery, M7, Fire Station, 3-2-1 Qatar Olympics Museum y Mathaf, el Museo Árabe de Arte Moderno. El programa de ventajas proporciona un programa completo de beneficios para satisfacer todas las pasiones artísticas y la oportunidad de disfrutar de acceso exclusivo y entre bastidores a visitas, charlas y talleres.