El fotolibro sigue la tendencia contraria. En la época en la que las fotografías se vuelcan en Instagram, Facebook o Twitter, este tipo de publicaciones han cogido más fuerza que nunca entre los profesionales. Ahora, y aprovechando el tirón, han sido el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y la Fundación Foto Colectania las que han llevado este soporte artístico, y arte en sí mismo, a una exposición. Fenómeno Fotolibro pretende poner en valor este formato, que se ha convertido en parte de la cultura visual contemporánea, y realizar una reinterpretación de la historia de la fotografía a través de ellos.

"Un fotolibro pretende mostrar un relato, crear una historia. Se ha llegado a comparar con la literatura, el cine; por su orden en secuencias y la gran importancia que adquiere en él la narración", asegura Irene Mendoza, una de las comisarias de esta exposición. "Aquí se ha tenido en cuenta el amplio panorama que abarcan, es muy abierto. Somos muchos lo que hemos trabajado en esta muestra, cada uno en una temática distinta", añade.

Por eso nos podemos encontrar, hasta el próximo 27 de agosto, fotolibros nipones, los primeros en apuntarse al fenómeno, de denuncia o propaganda o con nombre propios, como los de Manuel Álvarez Bravo, Gabriel Cualladó y Henri Cartier-Bresson o Laia Abril o Vivian Sassen. "El fotolibro viene desde principios del siglo XX y cada vez adquiere más importancia. La parte contemporánea nos parecía muy importante porque realmente estamos en una época en la que se están publicando más fotolibros que nunca, los fotógrafos han encontrado en ellos una manera perfecta  de explicar una historia de forma muy organizada y muy independiente", añade Mendoza.

Gracias a este auge actual se han unido nueve comisarios para llevar a cabo el proyecto y poder abarcar todas sus vertientes. "Surge a raíz de situar este tipo de formato en el contexto actual y también reivindicar su papel desde hace años. El fotolibro permite expresarse de una manera muy abierta, es la presentación perfecta para explorar la cultura visual de toda una época", analiza. "Se trata de una obra coral en algunas ocasiones y con un formato muy cuidado. No sólo participan fotógrafos, sino diseñadores y siempre con materiales de alta calidad".

Además, la muestra utiliza distintos sistemas interactivos para que el visitante pueda recorrer los distintos fotolibros de una manera más completa y experimentar a través de ellos. "También se ha realizado un catálogo con textos tanto de los comisarios como de la experta Lesley A. Martin que ofrece una taxonomía de este soporte contemporáneo".