Respetar la tradición no quiere decir que las bodegas deban mantenerse en códigos que los alejen del público contemporáneo. Más bien al contrario, con una población de consumidores cada vez más envejecida el gran campo de batalla de las bodegas españolas está en los jóvenes que siguen apoltronados en el consumo de cerveza.

Megan Massacre tatuando una de las barricas.

Megan Massacre tatuando una de las barricas.

Viña Pomal, marca perteneciente a Bodegas Bilbaínas, ha querido explorar nuevos códigos para seguir vendiendo lo mismo, tradición. El vino no puede permitirse más festivales que los del marketing, porque el caldo no deja de ser terruño y tradición. Con esta idea en mente la marca ha fusionado el trabajo de la bodega con el de algunos de lo mejores tatuadores del mundo.

Para ello creadores como Megan Massacre (de Nueva York), Jack T. Newton (de Brighton) o el Bueno (de Madrid), han marcado a fuego un total de 6 barricas con sus diseños. Realizado el trasiego del vino a las barricas “este terminará de envejecer durante unos meses para ponerse a la venta en Navidad”, explica Alejandro López enólogo de Viña Pomal. Llegado el momento se pondrá a al venta una serie de 5.000 botellas envejecidas en barricas tatuadas.

El caldo reposa ahora en la bodega en Haro, en las barricas de roble tatuadas, no dan muchas pistas de qué caldo está dentro, sólo que “es un blend que aúna los valores de la bodega con Rioja y con nuestras variedades. Un vino que quiere ser transversal que aporte la parte más moderna y frutal del vino con la más clásica e histórica de una marca como Viña Pomal y que guste a gente joven y a gente mayor”, explica López.

Para este enólogo, regiones como La Rioja, no tienen que hacer muchos malabares para atraer a los jóvenes, “en La Rioja tenemos muchas herramientas para hacer que a la gente le guste el vino que hacemos, tenemos muchas variedades y mucha experiencia. La gente joven bebe poco vino y tienen que aprender que los vinos son algo cultural, que pertenecen a nuestra gastronomía”, concluye. De momento ha sido la cultura urbana juvenil la que ha conquistado al vino.