Neymar se marcha al Paris Saint-Germain. Abandona Barcelona por la puerta de atrás, enfrentado a la afición y al club, sólo cuatro temporadas después de llegar al club blaugrana como emblema de futuro. Dejará en el Camp Nou más de 200 millones de euros y aterrizará en el imperio qatarí con sucursal en París a cambio de un salario anual inalcanzable en España. Pero Neymar no es, ni mucho menos, el primer futbolista que irrita a su parroquia al despedirse, ni el primero acusado de traición, ni el primero al que el dinero le nubla la visión del césped.

No será tampoco un hombre de club, que también los ha habido. Sirva esta lista como repaso a los extremos del negocio del fútbol. Al puro business, pero también a la fidelidad llevada al extremo.