Al norte de la provincia de Cáceres, a las faldas de la Sierra de Gredos y paralela al río Tietar se encuentra la Comarca de La Vera. Su nombre es sinónimo de vegetación, naturaleza y, sobre todo, agua. Porque sí, en Extremadura también hay agua y paisajes verdes pese a lo que se tiende a pensar. Madrigal de La Vera es el primer pueblo empezando por el este y da muestra de ello, pero sólo es el punto de partida.

No tiene playa, pero la Garganta de Alardos, que hace frontera con Ávila, vierte su agua cristalina en más de medio centenar de charcos o pozas para disfrutar de un baño refrescante, lo que ha hecho que cada año se sumen más turistas buscando un buen paisaje rural, ahora tan de moda. Aunque para los lugareños siempre hay rincones escondidos donde disfrutar de un chapuzón sin aglomeraciones andando entre las rocas. Esta comarca es una de las que más piscinas naturales posee de España.

La vera es una de las comarcas de España con más charcas o piscinas naturales.

La Vera es una de las comarcas de España con más charcas o piscinas naturales. EL INDEPENDIENTE

Madrigal de la Vera es sólo el punto de partida para descubrir la belleza de Extremadura y, concretamente, la comarca de La Vera, pero merece la pena detenerse en esta localidad de 1.600 habitantes. Pasear entre las cuestas de su casco antiguo permite conocer la arquitectura local de adobe y los restos de historia que dejaron nuestros antepasados. En uno de los charcos más bajos se encuentra el puente romano, un monumento que ya es seña de identidad del pueblo. No hay madrigaleño ni turista que no pose delante de su arco o se resista a cruzar por él y, ya puestos, detenerse a contemplar el curso del agua, procedente de la Sierra de Gredos. Como este hay más puentes similares que dejaron los romanos a su paso por la península y que siguen en pie a lo largo de los pueblos de La Vera.

Esta zona se encuentra en un enclave ideal para los amantes de la naturaleza, la caza y la pesca. Desconectar en plena ruta senderista por la sierra de Gredos para conquistar el Almanzor, a 2.600 metros, es un reto que merece la pena superar para, desde las alturas, contemplar el paisaje que ya admiraba el Rey Carlos I de España y V de Alemania. Éste estableció su residencia en un palacio que hizo construir adosado a un monasterio de frailes, el Monasterio de Yuste, cerca de Cuacos de Yuste. Éste es el conjunto histórico más significativo de La Vera, pero no el único.

Más de 40 pueblos componen la comarca, donde abundan los antiguos secaderos de pimiento y de tabaco, algo casi desconocido para los más urbanitas. De todos ellos, cinco son considerados conjuntos histórios: Pasarón de la Vera, de origen medieval, situado entre la sierra de Tormantos y el río Tietar; Garganta la Olla; Valverde de la Vera y Villanueva de la Vera, además del ya citado Cuacos de Yuste.

Vista de la sierra de Gredos desde Madrigal de La Vera.

Vista de la sierra de Gredos desde Madrigal de La Vera. EL INDEPENDIENTE

Aunque todo el valle está lleno de casas y hoteles rurales donde alojarse, la mejor opción es Jarandilla, en el mismo centro de este territorio donde, tal como hizo Carlos V, es posible pernoctar en el antiguo castillo de los Condes de Oropesa, hoy convertido en un parador.

Pero para impregnarse de la Vera es indispensable saborearla. El cochinillo y el cabrito son los platos típicos de la zona, pero nadie puede irse sin productos de la huerta o el famoso pimentón de la Vera, cuyo sabor es tan característico por el procedimiento artesanal que se sigue utilizando para su secado: el humo. Como en otras comarcas extremeñas, la influencia árabe está patente en la gastronomía, ya que los naranjos, limoneros y otros productos como el algodón o el azúcar de caña tienen su origen en esta cultura. Pero si hay algo realmente exquisito son las cerezas de La Vera y los pimientos veratos, con un leve sabor picante que no encontrará en los supermercados.

La Vera hay que contemplarla, disfrutarla y degustarla.