En 1905 España conmemoraba el tercer centenario del Quijote. Para celebrarlo, El Imparcial decidió enviar a uno de sus redactores a la Mancha con la intención de que repitiera el camino recorrido por el personaje creado por Cervantes. Así, José Martínez Ruiz, Azorín, aterrizó en Argamasilla del Alba con una maleta, dos libros, un lápiz, notas y papel. El escritor y periodista comenzó el viaje en tren y lo terminó en un carro guiado por un confitero de Alcázar de San Juan. “¿Qué hago yo toda esta tarde?” se preguntó el joven escritor nada más llegar. No sabía dónde ir, ni que hacer. Había recalado en esa Mancha adusta, repleta de silencios y de perros ladrando, en la que por no pasar, no pasa ni el tiempo.

Las 15 crónicas que el joven Azorín envió desde las tierras de Castilla se convirtieron en el germen de La ruta de Don Quijote, un relato con el que el autor del 98 recuperó los pasos del hidalgo,  una novela que rezuma la esencia de Miguel de Cervantes,  donde su obra aparece reflejada en los detalles más nimios.

Vasco se decantó por trasladar La ruta de Don Quijote al teatro porque ofrece una visión nostálgica del 98

La versión teatral de La ruta de Don Quijote se estrena el próximo 28 de septiembre en Teatro de La Abadía protagonizada por Arturo Querejeta; adaptada y dirigida por Eduardo Vasco. El montaje, que se estrenó el año pasado con motivo del cuarto centenario de muerte de Cervantes, surgió gracias a la pasión que el director profesa a Cervantes y su pasión por El Quijote. “No tenía la intención de dar una perspectiva diferente, lo único que he pretendido con esta adaptación es transmitir en el teatro el apetito que a mi me generó el libro de Azorín para releer El Quijote. Quiero dar ganas de Quijote”.

Consciente de que la obra de Cervantes ha pasado por incontables versiones, Vasco se decantó por trasladar La ruta de Don Quijote al teatro porque ofrece “una visión nostálgica del 98, de una España que pasa por una crisis y debe reformarse”. Eduardo Vasco considera que llevamos marcado ese carácter a sangre. “Leemos El Quijote a pesar de España, son pocos los que lo han degustado”.

ruta don quijote 1

Arturo Querejeta lleva todo el peso de la representación metido en la piel del joven Azorín.

Recuerda que El Quijote ha generado mucha mitología. “Los españoles somos muy dados a dejarnos llevar por las referencias en lugar de leernos el libro. Por ejemplo, esa cita que se le adjudica al Quijote: Ladran, luego cabalgamos, no está en el libro. No es de Cervantes”.

Sostiene el director que ya es hora de reivindicar la figura de uno de los grandes escritores de la historia de la Literatura. “Azorin fue el hombre perdido del 98. Pasó de ser anarquista a la Falange y eso no se le ha perdonado en este país. Es tiempo de cerrar heridas”.

Los españoles somos muy dados a dejarnos llevar por las referencias en lugar de leernos el libro"

Eduardo Vasco y Querejeta quisieron repetir el mismo viaje de Azorín, se pasearon durante dos días por los mismos parajes y allí descubrieron toda la mitología que ha generado El Quijote. “Muchos pueblos se han apropiado de episodios y personajes del libro. Cuando los visitas te dicen que esa es la venta que aparece en el libro, pero pudo ser esa o cualquier otra. Al final lo único real son los molinos y las lagunas de Ruidera. Por no hablar de la que se lió cuando apareció en Alcalá de Henares la partida de nacimiento de Cervantes. Los aldeanos pensaban que Cervantes era de La Mancha y no les sentó muy bien la noticia. Es esta una perspectiva muy española de las cosas”.

Confiesa el director que esta obra nunca hubiera podido salir adelante sin la presencia de un actor como Arturo Querejeta. “Él es el verdadero alma del montaje”. A  veces Azorín, otras Cervantes, algunas don Quijote, Querejeta se mete en la piel de todos ellos para pulular por la sociedad y la geografía manchega, el paisaje y el paisanaje se cruzan en una puesta en escena sencilla que cuenta con elementos reducidos trufados de nuevas tecnologías. “A mi etapa del clásico llegué ebrio de tecnología, tras una desintoxicación he recuperado mi pasión por ella”. De manera valiente, Vasco el cine y las proyecciones fotográficas de imágenes reales con el fin de contextualizar lugares en los que se desarrolla la acción”.