El Atlético de Madrid cederá finalmente 250 entradas a los aficionados del Fútbol Club Barcelona para el partido que ambos equipos disputan en el estadio Wanda Metropolitano el próximo 14 de octubre. El club rojiblanco quiere zanjar así la polémica surgida este miércoles después de que el Barça informara de que el equipo colchonero alegaba "motivos logísticos" para negarse a atender las peticiones del club blaugrana, que durante la última semana ha condenado abiertamente la actuación del Estado y se ha posicionado junto al gobierno catalán en la defensa del referéndum ilegalizado del 1 de octubre.

En un comunicado hecho público en su página web, el equipo presidido por Josep Maria Bartomeu aseguraba que "el Atlético de Madrid no puede facilitar las entradas que inicialmente ofrecieron a las peñas del FC Barcelona". "Por este motivo, se cancelan todas las solicitudes de entradas de las peñas del FC Barcelona para el partido frente al Atlético de Madrid", cierra el escrito.

La decisión del Atlético de Madrid llega tres días después de que el Barcelona decidiera, unilateralmente, disputar su partido frente a la Unión Deportiva Las Palmas a puerta cerrada, por decisión política, como rechazo a la intervención policial del pasado domingo. El propio presidente culé afirmó que la decisión no se había debido a motivos de seguridad, sino a simple reivindicación política.

Finalmente, ante la demanda de entradas por parte de la afición culé, el Atletico de Madrid acordó con el equipo catalán ceder 250 entradas. Lo cierto es que en los tres partidos disputados en el estadio hasta la fecha, frente a Málaga, Sevilla y Chelsea, ha habido presencia de afición visitante. En el caso del partido de Champions League frente al equipo inglés se desplazaron cerca de 2.500 aficionados de manera organizada, sin incidentes.

La Liga denuncia al Barça

LaLiga ha denunciado ante el Comité de Competición de la RFEF y ante la Comisión Antiviolencia la decisión del FC Barcelona de jugar a puerta cerrada ante la UD Las Palmas, el pasado fin de semana, en señal de protesta por todo lo ocurrido en Cataluña el pasado 1 de octubre.

El organismo regulador de la competición española se refirió a los hechos en los siguientes términos: "El partido FC Barcelona - UD Las Palmas, por decisión del club local, y debido a los acontecimientos del 1 de octubre, fue disputado sin público en las gradas, por tanto, el club local no permitió el acceso a las gradas a ningún aficionado".

La decisión de jugar el partido a puerta cerrada provocó la dimisión de dos directivos del Fútbol Club Barcelona, descontentos con la medida. Tanto Carles Vilarrubi, vicepresidente, como el directivo Jordi Monés abandonaron el club tras defender su postura: no jugar el partido, como había pedido el club durante el día. Finalmente, el club blaugrana decidió jugar debido a la negativa de aplazar el partido de La Liga, la RFEF, la UD Las Palmas y los Mossos d'Esquadra. De haber seguido adelante, como defendían Vilarrubi y Monés, el Barcelona habría perdido el partido por 0-3 y habría recibido una sanción de otros tres puntos extra.