Francia fue ayer el primer país europeo en abrir una investigación en contra de Apple por la relentización programada de los iPhone más antiguos. La acusación es fraude y obsolescencia programada. La justicia francesa ha decidido actuar después de la denuncia de la asociación “Stop a la obsolescencia programada”. Las quejas de los usuarios de iPhone e iPad han surgido después la ultima actualización de iOS, el software que controla los dispositivos móviles de la compañía de Cupertino.

En España ha sido FACUA, la organización de consumidores la que presentará esta semana una denuncia ante la Fiscalía para solicitarle que investigue si Apple incurrió en prácticas delictivas al ralentizar sus iPhone de forma deliberada y sin previo aviso con el fin de acelerar su reemplazo. Se trata de la primera actuación que lleva a cabo la asociación ante este grave caso de obsolescencia programada fraudulenta, al que seguirán otras denuncias.

Apple ha reconocido que ralentiza intencionadamente los modelos más antiguos para evitar sobrecalentamentos y malfucionamientos. Una explicación que ha generado aún más controversia en los usuarios, que acusan a la multinacional de perjudicar artificialmente a los móviles más viejos para incentivar la compra de nuevos dispositivos. De momento la única solución ofrecida por Apple es un descuento para los usuarios que decidan sustituir las baterías.

En Estados Unidos son ya nueves las demandas colectivas contra Apple, donde a la acusación de fraude se ha sumado la denuncia por publicidad engañosa y enriquecimiento ilícito.