Su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía dos años y ocho meses. Una condena ordenada por su padre, Enrique VIII, que la acusó de adulterio. Isabel I de Inglaterra, la Reina Virgen, Gloriana, hija de rey y hermana de reyes, recibió una formación exquisita, pero no fue educada para gobernar. Sin embargo ha pasado a la historia como la quinta y última monarca de la dinastía Tudor. Isabel II tampoco fue educada para reinar. Llegó al trono de Inglaterra por las cuestiones de faldas de su tío el duque de Windsor y se ha convertido en la monarca reinante más longeva del mundo.

Puede que Benjamin Britten hallara cierto paralelismo entre las dos reinas y cuando le encargaron una ópera para celebrar la coronación de la actual reina de Inglaterra se empeñó en enfrentar una a otra. La primera, en el escenario y la segunda, en el palco real. Así compuso Gloriana, una ópera que se estrenó el 8 de junio de 1953 en la Royal Opera House de Londres.

Britten, acostumbrado a bucear en el lado oscuro del ser humano, se aferró a los últimos años del reinado de Isabel I para crear una ópera que a priori se presentaba laudatoria y pomposa, pero que en realidad terminó como una obra sombría, lóbrega e intensa sobre una neurótica y carismática mujer de 67 años enamorada de un joven de 32. Aquel lunes, cuando bajó el telón, las testas coronadas de toda Europa no daban crédito. El pasmo y la indignación de la joven reina marcó para siempre esta obra de Britten que ahora se estrena en el Teatro Real bajo la batuta de Ivon Bolton.

El pasmo y la indignación de la joven reina marcó para siempre esta obra de Britten

Gloriana nació bajo una estrella desafortunada”, matiza David McVicar, director escénico de la producción. “Se esperaba una composición que reafirmara el nacionalismo británico, ya que eran los primeros años después de la II Guerra Mundial, y Britten, fiel a sí mismo, presentó un oscuro retrato psicológico de la Reina Isabel I. No era la obra más apropiada para el público de aquella velada, entre el que había varios jefes de Estado y grandes personalidades. La ópera se percibió como un insulto para la joven Reina”.

Britten, que ya contaba con un generoso número de enemigos entre el establishment musical de la época, el mismo que lo miraba de reojo y no se fiaba de él puesto que les parecía un intruso demasiado joven para el éxito que tenía, fue víctima de sus más crueles ataques.

Joan Matabosh, director artístico del Teatro Real, sostiene que es “un retrato complejo de lo que hay detrás del oropel de la corte a través de una mujer que envejece, que no puede dominar su cólera, que se ve obligada a anteponer su cargo a sus deseos, pero también una mujer astuta, responsable, refinada y con un dominio total de su entorno masculino”.

La osadía de Britten consiguió que Gloriana tuviera que esperar 70 años para volver a ser representada en su país, concretamente en el Covent Garden en 2013. A Britten la parca se lo llevó antes. “Puede que estuviera fuera de lugar, pero si hubieran querido una ópera ligera para después tomarse algo, que no se lo hubieran encargado a él. Lógicamente, Britten te va a dar un Britten”, apostilla Matabosh.

La osadía de Britten consiguió que Gloriana tuviera que esperar 70 años para volver a ser representada

Britten retrató a la reina como una auténtica outsider que se debate entre las responsabilidades de su cargo y sus pasiones con una partitura muy ad hoc. El problema de esta historia aparece en la dramaturgia. El primer acto pierde intensidad dramática por la desmesurada sucesión de escenas y bailes. Poco a poco, la trama va tomando impulso, pero cuando esto llega el espectador ya se ha aburrido demasiado en la butaca.

David McVicar presenta una la puesta en escena nada realista. Coloca a los protagonistas de la historia en un decorado simbólico en alusión a la trama. El punto realista se justifica con el vestuario renacentista absolutamente fiel al de la época.

Las sopranos Anna Caterina Antonacci y Alexandra Deshorties interpretan a Isabel I, encabezando un doble reparto que actuará junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y los pequeños cantores de la Jorcam.

El Real ofrecerá en total nueve funciones de Gloriana entre el 12 y el 24 de abril, acompañado de un programa de actividades paralelas en el que destacan tres conciertos de música de cámara que dedicará la Fundación Juan March a las obras finales de Britten.