André Cury llegó al Barcelona de la mano de Neymar, como nexo de unión entre el futbolista, su entorno y el club. El empleado blaugrana debía ser el responsable de mantener engrasada la relación entre el delantero y la entidad. Hasta el punto de que fue una de las personas en las que el Barça confió la tarea de convencer a Neymar para que no abandonara el Camp Nou y fichara por el PSG en el verano de 2017. No lo consiguió, y el astro carioca acabó en Francia a cambio de los 222 millones de la cláusula de rescisión. Una cantidad que no ha ido íntegra a las arcas del club: según ha informado este jueves la Cadena SER en Cataluña, 6,6 millones de euros se han quedado por el camino en el bolsillo de Cury.

Cury, que sigue siendo empleado del Barcelona, consiguió arrancar al expresidente Sandro Rosell una cláusula en su contrato: se llevaría el 3% de cualquier traspaso futuro del futbolista. Y ahora lo reclama, pese a que su labor era precisamente evitar que sucediera, tal y como ha relatado el periodista Sique Rodríguez en el programa Que t'hi jugues.

De acuerdo a la información de la emisora, el Fútbol Club Barcelona reconoce que la cláusula existe y que el empleado brasileño la ha reclamado oficialmente. Sin embargo, aseguran que no se le ha abonado argumentando que el traspaso se produjo en contra de la voluntad del club y que el pago de la cláusula de rescisión fue un acto hostil por parte del PSG y del propio jugador. La SER sostiene, sin embargo, que el pago de los 6,6 millones correspondientes al 3% se ha producido con varios desembolsos en distintos conceptos.

André Cury mantiene su trabajo en el club y en los últimos meses se le ha visto cerca de alguno de los nuevos fichajes del club, como el centrocampista brasileño Arthur. Desempeña su labor como experto en el mercado brasileño desde 2012, pero tal y como informó Mundo Deportivo en enero no lo hace en exclusividad, sino que trabaja simultáneamente con varios clubs europeos.