Cudillero es una de esas villas marineras del norte asturiano cuya visita es obligada, al menos una vez en la vida. Las casas bajas del pueblo se apiñan alrededor del acantilado, hasta dibujar una especie de anfiteatro, dando lugar a una localización de una belleza singular.

Se trata de un destino ideal para visitar tanto en invierno, donde se puede disfrutar de la calma de la temporada baja y, a la vez, de la ferocidad del Cantábrico; como en verano, donde suele llenarse de vida con el bullicio de la gente.

Uno no puede marcharse de Cudillero sin visitar la Plaza de la Marina, desde donde se consigue la mejor vista de las famosas casas colgantes; y el Faro del Cudillero, a las puertas del mar.

Este pueblo de pescadores de algo más de 5.200 habitantes cuenta, además, con una gran riqueza cromática que combina el verde característico del norte español; las diferentes tonalidades de azul del mar y la coloridas viviendas, cuya belleza se aprecia especialmente bien desde el cielo.