De color blanco níveo y con escote halter. Así se detuvo Marilyn Monroe sobre una rejilla de metro disfrutando del viento que le venia del subsuelo y levantaba su vestido de volantes. La escena de la película The Seven Year Itch (1955) hoy convertida en una «descarada exhibición», no era más que una astuta maniobra del director de cine Billy Wilder por sacar a relucir con mucho calibre cómico y delicada ironía, la hipocresía que revestía la sociedad norteamericana de aquel entonces, y la suma del despertar de deseos a ojos de hombres y mujeres que hicieron de la actriz, un icono atemporal de la belleza picara y curvilínea.
Porque Norma Jeane -su verdadero nombre- consiguió coronarse así; como la eterna beauty libre y ambiciosa que convivía en armonía con las estrictas normas establecidas de la década de los 50.
Marilyn Monroe (Los Ángeles, 1926) pasará a la historia por ser uno de los más grandes, sino el que más, mitos eróticos y culturales del siglo XX. Desde su azarosa infancia, a la inestabilidad emocional que la condujo al consumo de drogas y alcohol, y hasta sus desnudos, los tacones que encargó a Salvatore Ferragamo o esas gotas de Chanel Nº5. Todo, la hicieron ser la rubia despampanante y diosa del Olimpo de las colinas de Hollywood. Y ahora también de Palm Springs. O no.
'Forever Marilyn', la estatua de la discordia
Unos aseguran que se trata de un homenaje a un clásico, otros hablan de la antítesis del feminismo y otros la tachan de misoginia. La estatua de Marilyn Monroe que reina desde este fin de semana delante del Museo de Arte de Palm Springs, en California, y recrea la mítica escena cinematográfica, ha puesto de nuevo la polémica sobre la mesa.
La pieza, de casi ocho metros de altura, titulada Forever Marilyn y realizada por el artista John Seward Johnson II en 2011, ha sido tildada de sexista y ofensiva, y ha empujado a que se convoquen manifestaciones y sentadas de toda clase y gusto con consignas como «No es nostalgia: es misoginia» o «Marilyn: en cualquier lugar, excepto aquí».
La estatua está diseñada para mirar su entrepierna y trasero, y tomarse fotos»
Louis Grachos
«Al salir del museo, lo primero que se ve es una Marilyn Monroe de 26 pies de altura con toda su espalda y ropa interior expuestas ¿Qué mensaje envía eso a nuestros jóvenes, nuestros visitantes y la comunidad para presentar una estatua que objetiva a las mujeres. La estatua está diseñada para mirar su entrepierna, mirar su trasero y tomarle fotos», señalaba el director del museo Louis Grachos en un comunicado, al que se suman otras opiniones que piden la retirada inmediata de la estatua: «Ella quería que la tomaran en serio como artista y no solo como un ícono sexual. Nos unimos para pedirle a la ciudad de Palm Springs que venere y no contamine su memoria».
El Ayuntamiento local ha aprobado, sin embargo, entre abucheos y pese a las quejas, mantener la ubicación de una estatua que supone un «fenómeno turístico» y que desde su creación no ha pasado jamás desapercibida. La obra, anunciada en varios medios locales como 'la Torre Eiffel de Palm Springs' se instaló por primera vez en Chicago en 2011 y fue también criticada, aunque en esa ocasión por falta de valores artísticos. Después, a estado en varias localizaciones de Australia y Estados Unidos y se prevé que esté en Palms Springs, al menos tres años.
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