¿Por qué matamos? "¿Y por qué amamos?" contesta Carles Porta (Vilasana, 1963) al inicio de una conversación con El Independiente. El periodista,  escritor, director, productor y guionista se encuentra inmerso en la producción de podcast timoneados por él junto a Audible (Amazon) donde recorren a través de 20 capítulos algunos de los crímenes ocurridos en España, contados por sus protagonistas.

"Cada persona tiene sus motivos, sus razones, sus circunstancias, hay tantos motivos como personas, tanto para matar como para amar", es su respuesta definitiva. Carles empezó en un periódico local de Lleida donde le "tocó hacer de todo". Entre esas cosas, estaba cubrir tribunales y sucesos. Ahí fue cuando descubrió que detrás de cada crimen o accidente "hay historias muy interesantes de contar". Con ello halló esa fuerza narrativa que tienen los crímenes reales y que ha llegado a ser casi como su sombra.

No le llaman "el rey del true crime" porque sí. Aunque él prefiere llamarlo crónica negra. Carles se cobró ese apodo desde que irrumpió en el género con su gran éxito Fago. Si te dicen que tu hermano es un asesino, que le llevó al premio Huertas Clavería y a no volver a despojarse del ahora llamado true crime. Su estilo narrativo, bajo un trascendental 'sello Porta', con una fórmula que él llama "la de las tres erres", le han llevado a crear su propio podcast primero, y su serie documental después, atravesando emocionalmente con su voz los tímpanos de todos sus oyentes.

Pregunta.- ¿En qué se diferencia la segunda temporada de 'Por qué matamos' de la primera?

Respuesta.- Además de que hay casos nuevos, hay más casos, hemos tenido un poco más de tiempo para trabajarlos, tenemos muchos testigos y protagonistas directos, que es lo que nos interesa, tener a los protagonistas directos, no a un policía, si no al policía que investigó el caso, no a un testigo cualquiera, si no al que tuvo un papel importante en ese caso. Y a partir de ahí intentamos construir narraciones que atrapen.

P.- ¿Cómo es el proceso para reproducir de una manera tan clara y sin amarillismo historias tan crudas?

R.- Lo primero que buscamos es una buena narración. Y esta narración se basa en detalles, se basa en la intensidad narrativa y no tanto en la sangre. Nosotros no buscamos sangre, buscamos hechos y buscamos grandes personajes y grandes historias. Construimos historias reales basándonos en técnicas narrativas de ficción., y eso creo que nos permite tener un híbrido, un equilibrio entre la realidad y la novela, entre el periodismo y la literatura, entre el documental y el cine.

P.- ¿Por qué a través de podcast y no de manera audiovisual?

R.- Todo va a llegar. Pero el nivel audiovisual es distinto. Lo que pasa es que el podcast tiene unas posibilidades enormes porque de entrada es un poquitín más fácil de reproducir, aunque no especialmente, por todo el curro que lleva cada capítulo. Pero el podcast genera una magia muy directa y muy importante con el oyente. Hay una relación muy íntima entre en el narrador y el escuchador y a mí me gusta mucho.

Generalmente los podcast se escuchan individualmente. Cada persona primero hace el ejercicio de buscarte, descargar tu capítulo y luego hace el ejercicio de pasar una hora contigo. Esto es mucha responsabilidad para nosotros, porque una hora de una persona es algo muy importante, es mucho tiempo. Entonces hay que implicarse al máximo en darle la mejor narración posible para no fallar a esa persona que está escuchándote expresamente, no por accidente, te ha ido a buscar.

P.- Pero, ¿se perdería esa magia si lo lleváramos al mundo audiovisual?

R.- Yo hago podcast, hago libros, hago televisión, que estamos haciendo una cosa con TV3 que se titula Crims, que ahora la ha comprado Movistar+ como Crímenes y estamos hablando con otras plataformas, pero despacito porque requiere un trabajo muy delicado, es un trabajo de orfebrería importante. Y el mundo del podcast es el que tiene más posibilidades de crecimiento y el público de podcast además es muy fiel. La gente cuando te descubre y si le gustas, sigue contigo. Y eso por una parte es muy bonito y por otra es una gran responsabilidad porque exige que no defraudes, y hay que luchar con cada frase.

P.- ¿Y cómo luchas con esas frases?

R.- Esa pregunta merecería una tesis... Las discusiones que tenemos dentro del equipo a la hora de encontrar los mejores totales o los mejores cortes de voz, las mejores declaraciones, el ponerlo en el mejor orden posible, el que cada palabra esté en su punto justo, en su sitio justo. Y luego, una cuestión súper importante, el utilizar las palabras adecuadas, es decir, utilizar muy pocos adjetivos, sólo los imprescindibles. Nosotros narramos, no juzgamos.

Hacemos crónica negra en colores. Nosotros narramos, no juzgamos

El intentar utilizar pocos colores, sobre todo el rojo y el amarillo, intentamos no utilizarlos nunca. Yo siempre digo que hacemos crónica negra en colores pero sin utilizar el rojo de la sangre y el amarillo del sensacionalismo. Intentamos hacer narraciones que a la gente le entren por los hechos, por la piel, no por la espectacularidad de las palabras. Intentamos ser muy medidos, muy mesurados. Creo que nuestro sello de identidad es la corrección, la elegancia, la neutralidad, no el exceso.

P.- ¿Nunca habéis pensado en cambiar el estilo narrativo al ensayo?

R.- Me lo han pedido, pero no quiero. Nosotros no hacemos ensayo, nosotros somos narradores, el ensayo es para especialistas. Nosotros observamos y narramos. Nuestra fuerza es la narración, el relato. El concepto por qué matamos, nosotros lo respondemos con los hechos, no tenemos expertos analizando las mentes criminales, nosotros contamos los hechos para que sea el oyente el que saque sus conclusiones en torno a por qué esa persona ha cometido ese crimen.

Carles Porta
Carles Porta Audible

P.- En 'Crims' identificaste a Evi Anne Router, la chica de Portbou, ¿ayudó eso a esclarecer dudas?

R.- Nosotros estamos teniendo con Crims muchos retornos muy bonitos. En este caso, el poder encontrar la identidad de una víctima después de 32 años evidentemente es un logro muy interesante, muy potente. El lunes vamos a emitir el segundo capítulo y me vas a permitir que no te haga spoilers, pero vamos a aportar elementos muy interesantes y muy potentes a la investigación, en torno si fue un suicidio o un asesinato. En principio, durante 32 años se ha tratado como un suicidio y ahora veremos qué pasa... hay elementos que lo ponen en duda, y nosotros aportamos un elemento más. Nos estamos encontrando con que, en este caso, la familia de la chica ahorcada, de Evi, nos ha dado las gracias, porque no hay nada más duro para una familia que tener a alguien desaparecido y no saber qué ha sido de él. Un asesinato es una tragedia, pero la familia sabe que su familiar ha sido asesinado y sabe donde descansa, generalmente. Pero en un desaparecido el dolor es eterno, y por eso la familia de la chica que estaba desaparecida nos ha dado las gracias por haber contribuido a la identidad de dónde estaba su hija.

Hace dos semanas hicimos otro caso que lo titulamos La Yaya Anita, que era una asesina que había matado a dos ancianas. La hija de la primera anciana muerta nos llamó el otro día y nos dijo "hace diez años que lloro y jamás me había quitado el dolor de encima. Participando en vuestro programa, y viendo vuestro programa, he sentido una liberación importante y creo que he cerrado una página que me tenía muy traumatizada".

Yo creo que por la manera con la que tratamos los casos, la gente socializa el dolor y hace que sea una cosa muy bonita y muy interesante, porque las familias de las víctimas lo viven en la intimidad, lo viven en la soledad, y con nuestro programa, con el respeto, con la elegancia con la que lo hacemos, encuentran una compañía social que hasta ahora no habían tenido.

P.- Dirías que sociabilizar es el elemento clave de vuestro éxito?

R.- Yo creo que la sociabilización es un elemento que viene después. Es una acumulación de detalles. Nosotros, una de las cosas que mejor hacemos y que nos está dando tanto éxito es llegar a las emociones de la gente. Nuestros relatos son emocionales, no son lúgubres, no son sensacionalistas, van directos a las emociones de la gente. Ellos viven tensión, tienen alegría cuando se detiene 'al malo', la gente sufre con la familia, y todos estos detalles hacen que esto sea muy emocional. Y luego también, honestamente, creo que nuestra forma de narrar, elegante, rigurosa, lo que yo le llamo la regla de las tres erres, rigor, respeto y ritmo narrativo: rigor porque todo tiene ser absolutamente cierto y contrastado, respeto porque hay que respetar muchísimo a todo el mundo y a los hechos, y luego ritmo narrativo porque al final lo que buscas es entretener, gustar, y con todo esto lo que se trata es hacer narraciones que enganchen.

P.- ¿Por qué somos adictos al 'true crime'?

R.- Yo creo que hay varias razones. La primera porque el hecho de que la narración sea real, atrapa mucho, la realidad, atrapa mucho. El tópico siempre lo dice: la realidad siempre supera la ficción. El mejor guionista que hay es la realidad. Luego porque la crónica negra en general (ahora le llamamos true crime, pero esto ha sido crónica negra toda la vida) tiene elementos extremos de la narración que permite una narración muy potente. Los personajes son extremos, el bueno es muy bueno y el malo muy malo. Y luego hay una trama básica que es, generalmente, la investigación, que siempre te tiene con el suspense en vilo, es decir, algo tiene que pasar, algo pasará. Y si eso lo construyes bien, son elementos importantes para el éxito del true crime.

P.- ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que te dedicas tanto a este género? ¿Te ha aportado algo?

R.- A mí el true crime me aporta conocer gente, ver desgracias de los demás y aprender a optimizar la vida, a minimizar los problemas y a entender que hay de verdad problemas muy gordos por ahí y lo que muchas veces consideramos que son problemas, no lo son. A mí, hablar tanto de la muerte me ha enseñado mucho sobre la vida, aprender tanto sobre la muerte, estudiarla tanto, me ha enseñado mucho sobre la vida.

Somos una sociedad que no tratamos bien a las víctimas

P.- Dices que los sucesos de crónica negra nos han ofrecido lo mejor y lo peor del periodismo, ¿por qué?

R.- Porque lo peor siempre es que alguien mate a otra persona, o la secuestre o la torture, y lo mejor es cómo hay gente que se sacrifica por los demás, por una parte salvando vidas y por otra, resolviendo crímenes o encerrando a criminales en la cárcel que de otro modo seguirían matando.

P.- En el periodismo, ¿no se tratan con delicadeza los sucesos?

R.- Bueno, eso ya es otro tema. El periodismo de sucesos es un periodismo muy difícil y muy complicado, del día a día. Yo creo que todo el mundo lo hace lo mejor que puede y no me quiero meter con los compañeros, allá cada cual con su rigor y su hacer, pero somos una sociedad que no tratamos bien a las víctimas. Podemos poner desde el ejemplo de la mujer violada, que muchas veces parece que tenga que estar pidiendo perdón y que tiene que ser observada como si ella hubiese hecho algo malo, incluso ponerse minifalda, y esto es absolutamente patético. Una víctima no ha hecho nada para ser víctima. El que comete un asesinato, una violación, hay un culpable clarísimo que es el asesino. Se acabó. No hay más que decir. Pero ¿qué pasa?, en nuestra sociedad tenemos una manera de ser, una mentalidad, que miramos a las víctimas y a sus familias como si hubiesen hecho algo malo, como si tuviesen algo que esconder, y una de las cuestiones que más preocupa es por qué a mí. Y muchas veces eso es parte de la maldad, porque la maldad también existe y te ha escogido a ti como víctima. O por azar. Del mismo modo que hay gente que tiene accidentes de tráfico o se le cae el vaso y se rompe, hay gente que tiene un accidente social en el que un crimina se cruza en su camino y le hace daño.

También es cierto que tenemos una sociedad muy poco criminal. Los índices de criminalidad en España están un poco por debajo de la media europea. En España ahora mismo debe haber entorno a unos 400 crímenes al año o 300 y pico... Es más fácil que te toque la lotería, que no que te toque de cerca un crimen.