En la lista no figuran los grandes nombres del arte. Entre ellos aparecen sin embargo autores valiosos, algunos más desconocidos, figuras que cambiaron el modo de concebir corrientes y plasmar el mundo, nombres en alza en el arte contemporáneo o artistas que se podrán ver por primera vez en un museo de nuestro país. El Museo Guggenheim Bilbao ha presentado ya toda la programación de exposiciones que ha previsto para 2024. Será una decena de muestras que en muchos casos lleva años preparando y que conformarán la muestra para los próximo doce meses. La primera de las exposiciones con la que ha arrancado el año es en realidad una selección de las obras de su colección, una muestra permanente integrada por obras que singularizan de modo especial la historia del arte a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de algunas de las obras más sobresalientes de sus fondos, con algunos de los autores más vanguardistas de su tiempo y que fueron determinantes en el desarrollo del algunas corrientes artísticas. En 'Obras de la Colección del Museo Guggenheim Bilbao' se muestran trabajos de Sol LeWitt, El Anatsui o de la artista japonesa, Yayoi Kusama. Algunas de las salas acogen montajes temáticos sobre el desarrollo del arte abstracto surgido en la segunda mitad del siglo pasado, o que desarrollan los lenguajes artísticos surgidos entre las décadas de los 60 y los 80, como el Pop Art.

Es precisamente esta corriente la que cuenta con la primera exposición novedosa de este año en la pinacoteca bilbaína. El 16 de febrero se inaugura ‘Signos y objetos: Arte Pop de la Colección Guggenheim’. En las cinco salas que abarcará se mostrará una representación de esta corriente surgida al calor del consumismo norteamericano de finales del siglo XX y frente al que reaccionaron muchos artistas. La respuesta que el arte dio al mercantilismo, a la cultura de masas y de consumo industrializado quedó reflejada en la estética de las revistas baratas, la irrupción de las vallas publicitarias, los anuncios consumistas, las películas, las tiras cómicas y televisión de los tiempos de auge económico. Además de piezas históricas del Pop Art, la muestra incorporará obras nuevas de artistas contemporáneos que exploran el legado de esta corriente que emplea sus formas y vocabulario propio para criticar y politizar aspectos como el consumismo.

Sólo una semana antes el Museo Guggenheim inaugurará otra exposición, en esta ocasión dedicada a Giovanni Anselmo. Más allá del horizonte’. Este autor, nacido en Ivrea (Italia) en 1934, integrante del llamado ‘arte de Povera’, cuestionó la idea racionalista del progreso. A lo largo de su trayectoria trató de reconstruir y revisar las aproximaciones creativas. Conceptos como la inestabilidad, la aleatoriedad, la indeterminación, la interdependencia o la complejidad pasaron a integrarse en los cimientos de todas las corrientes expresivas. Su pensamiento se basa en que el ser humano no es un mero observador que configura el paisaje sino que incide en él al pretender apreciarlo, medirlo y conocerlo. En las 50 obras de la muestra se incluyen fotografías, dibujos, proyecciones o esculturas de Anselmo. Trabajos en los que, como el autor pretendía, el espacio, en este caso el singular del propio Museo Guggenheim, se convierte en otro elemento clave de su obra.   

Nuevos autores

En febrero la pinacoteca dedicará una muestra al dúo de artistas neerlandeses, Vinca Kruk y Daniel van der Velden, más conocidos como el colectivo ‘Metahaven’, que fundaron en 2007. Abarcando medios como el filme, la escenografía y los objetos gráficos, las herramientas digitales y el discurso teórico, 'Metahaven' es considerado hoy un generador influyente de formas, en las que cristaliza la condición del llamado post-humanismo. El resultado de este cuestionamiento no es la confusión ni el conflicto, sino más bien una acrecentada empatía: ”¿Qué es presente / qué es físico / como la alegría misma?”.

El mes de marzo comienza con una exposición dedicada a una joven autora navarra, June Crespo (Pamplona, 1982). Sus esculturas establecen un diálogo transformador con algunos de los conceptos que han caracterizado el arte vasco de las últimas décadas, como son la abstracción y el gesto, lo trágico y lo opaco o la ligereza y la extrañeza. Incorpora conceptos nuevos, no tan presentes, como la sensibilidad feminista o la devastación del medio natural. En sus obras los elementos abarcan desde los encofrados, las chapas y los conductos hasta las piezas textiles o de papeles conectados entre sí e interrogándose mutuamente.

La autora austriaca Martha Jungwirth (Viena, 1940) tendrá su propia exposición a partir del 7 de junio. Su lenguaje abstracto, su observación de la vida humana, de los animales y del paisaje, y la influencia de sus viajes y de la historia del arte en su conjunto son las que han dado forma a su trabajo. En sus pinturas y acuarelas se plasma su estilo inconformista. Muestra de ello son los soportes que emplea como lienzo y que van desde cartón hasta los planos de ciudades, libros de contabilidad o papel de envolver. La espontaneidad de su pintura la sitúan a medio camino entre el expresionismo y el informalismo. La muestra que ultima el Guggenheim abarca desde su etapa en los años sesenta hasta la actualidad. Su obra se verá por primera vez en nuestro país desde 1966.

Arte japonés sueco y neerlandés

El arte japonés estará representado por Yoshitomo Nara (Hirosaki, Prefectura de Aomouri, 1959). Sus inconfundibles retratos infantiles, a medio camino entre adorables, enigmáticos o amenazantes, se han convertido en iconos casi venerados en su país. Nara crea un arte muy personal, sustentado en su infancia e historia personal, en influencias como la música punk, folk o el rock underground, además del arte, la literatura y la naturaleza propia de su país y de Europa. La muestra abarca toda su trayectoria, desde sus orígenes hasta su etapa en Alemania y su regreso a Japón en 2000.

Otra de las apuestas de esta temporada será la artista sueca Hilma af Klint (1862-1944). Su apuesta por la abstracción más radical se remonta a 1906. la suya es una propuesta diferente, más audaz, más colorida y sin ataduras ni referencias al mundo físico. La particularidad de esta exposición es que Af Klint dejó establecido que su obra no se exhibiera hasta veinte años después de su muerte, de modo que su trabajo fue casi desconocido hasta 1986. En esta ocasión la exposición se centrará en su primera etapa, entre 1906 y 1920, cuando apostó por la imaginación más radical para crear un corpus singular que reevalúa la modernidad y su desarrollo.  

Paul Pfeijjer (Hanolulu, 1966) es una de las exposiciones del final de año. En noviembre el Guggenheim repasará 25 años de su trayectoria innovadora. Su mordacidad y su cuestionamiento de nociones como el espectáculo, la pertenencia o la diferencia se plasma a través de deconstruir la fascinación y la obsesión en el mundo del deporte, la música y la televisión. Su denuncia pasa por mostrar cómo se moldea y manipula la conciencia colectiva. En sus trabajos refleja cómo el deseo, el heroísmo o la devoción por los ídolos son mecanismos compartidos por la religión, la política o la identidad nacional. En esta exposición, la mayor del artista en Europa, se podrán ver algunas de sus obras más rompedoras, en las que elimina las barreas de los géneros como la fotografía, la escultura o las instalaciones.