La tarde noche de este martes en Madrid, entre los toldos a medio instalar que deben conseguir lo imposible, esto es, tapar del sol la Puerta del Sol, tiene lugar un concierto gratuito de homenaje a Camarón de la Isla en víspera del aniversario de su muerte, un 2 de julio de hace 33 años. La penúltima esperanza gitana de la guitarra flamenca, Yerai Cortés, y la sensacional y vanguardista Judeline juntan sus talentos bajo el patrocinio de Cruzcampo para recordar al genial cantaor que este 2025 hubiera cumplido 75 años.
A pocos metros de allí, subiendo la calle Carretas, tiene lugar otro homenaje, del tipo crematístico, consumista y pop que complementa irremediablemente casi toda expresión artística de nuestra época: una tienda efímera en la que uno puede comprarse desde una camiseta a un ambientador de coche de los de antes, de esos que colgaban del retrovisor, con la efigie de Camarón al estilo del icónico Che de Alberto Korda, la misma que sirvió de portada para su Antología inédita y que unos cuantos fans llevan tatuada en el pecho.
¿Soñaba usted con lucir en la muñeca una esclava dorada con el nombre de su ídolo musical? ¿O calarse en el dedo un anillaco cuajado de cristales e ilustrado con el tatuaje que el cantaor llevaba en la mano izquierda? Todo eso y mucho más está en la pop-up camaronera instalada hasta el próximo 6 de julio en la UMusic Shop, local abierto por Universal Music en el edificio de su UMusic Hotel para vender merchandising de los artistas de la compañía y organizar eventos especiales como este.
Marca Camarón
Inauguraron el espacio la semana pasada con Lola Índigo. "La cola daba la vuelta a la manzana", nos cuenta Eduardo Perales, Guest Experience Manager del UMusic Hotel mientras nos enseña la tienda efímera de Camarón pocas horas antes de su apertura.
En la pared que hay según se entra a la derecha hay un retablo de prendas ilustradas con la iconografía del malogrado artista. Sobre el pecho de una sudadera blanca se lee "Pistola y cuchillo", título de uno de sus temas inmortales estampado con la limpia tipografía Albertus que más que al imaginario flamenco remite a alguna portada de New Order. Una camiseta negra con varios rostros de Camarón evoca la estética del cine quinqui. Y una chaqueta aterciopelada de aire retro lleva bordado a la altura del corazón ese tatuaje de la estrella de David y la luna menguante que se ha convertido en la marca Camarón y que aquí está por todas partes: en un gran espejo que preside la tienda y decorando tazas, gorras, calcetines y pegatinas.
Hay tote bags –aunque cuesta imaginar a Camarón con una bolsa de tela colgada del hombro– y una pañoleta rosa que reproduce el carnet del Sindicato Nacional del Espectáculo de José Monge Cruz, número 15.555 del grupo "circo, variedades y folclore", expedido en Madrid el 25 de agosto de 1971. En una vitrina se mezclan las estampas de Camarón cantando con las estampitas del Cristo de los Gitanos al que le cantó.
También están sus discos, y como pieza estrella una reedición limitada en vinilo de La leyenda del tiempo, uno de los álbumes más importantes de la historia del flamenco. Sobre él conversaron este martes en el sotanillo de la pop-up su viuda, Dolores Montoya, La Chispa, junto a los periodistas Nacho Serrano y Amelia Castilla y David García, batería de Vetusta Morla en un coloquio de excepción. A la salida, a mano derecha, está la guitarrería de Manuel Rodríguez, que le hizo algún instrumento al inmenso Paco de Lucía, cuate de Camarón. Al final todo tiene sentido.
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