La camiseta de tirantes azul que Rosalía luce en su última foto de Instagram con la frase "God Complex" estampada en letras rosas y negras no sale de una firma de lujo ni de un archivo vintage rescatado por estilistas. Es de OGBFF, una marca nacida en Los Ángeles de la mano de dos veinteañeras que hace cinco años empezaron a imprimir chistes privados en camisetas y acabaron vistiendo a medio internet.
Angela Ruis y Lauren Schiller se conocieron en 2020, durante el rodaje de un videoclip en el que ninguna tenía papel. "Nos invitaron porque conocíamos al mánager del artista", contaron en 2022 entre risas a la revista Office. "Llovía, hacía frío, nos quedamos atrapadas en una furgoneta y empezamos a hablar de todo". De esa conversación salió una amistad, y de la amistad, una idea: hacer una camiseta que dijera “Back off, I have a crazy best friend” –"Apártate, mi mejor amiga está loca"–. Era solo un regalo entre ellas, pero al publicarla en Instagram sus amigos empezaron a pedir copias. Así nació OGBFF, siglas de Original Best Friend Forever.
Camisetas para la era post internet
El primer taller fue una habitación en el piso de Schiller. Con un ordenador, una impresora de direct to garment –que permite imprimir diseños digitales directamente sobre tela, sin necesidad de planchas, serigrafía o transferencias– y mucha ironía, el dúo convirtió los memes y frases de grupo en diseños. "Nos gusta pensar que no seguimos las tendencias, solo ponemos en ropa lo que nos hace reír", dicen. En su catálogo caben lemas como "Hot Person at Work", "Flop Era" o "Niche Internet Micro Celebrity", convertidos ya en un dialecto propio de la estética posirónica que domina TikTok y la moda Y2K.
El despegue llegó en 2021, cuando la youtuber e influencer Gen-Z Emma Chamberlain subió una foto con una camiseta personalizada y etiquetó la marca. "No era ni un modelo que vendiéramos, era un diseño que hicimos solo para ella", recordaban para Business Insider. Bastó una publicación para pasar de imprimir por encargo a recibir trescientas órdenes semanales. Desde entonces, sus prendas han sido lucidas por personalidades como Julia Fox, Ice Spice o Devon Lee Carlson. Rosalía es la última en sumarse a esa lista de "personas buenorra trabajando".
Memes y talento
Lo que distingue a OGBFF no es solo el humor –a medio camino entre el meme y la confesión–, sino la manera de entender la moda como un flujo continuo de contenido. "Somos chicas muy online", reconocía Schiller a Dazed. "Nuestro objetivo nunca fue poner memes en camisetas, solo ser nosotras mismas. Pero resulta que eso es muy identificable porque todos estamos en el mismo internet". Sus vídeos caseros, filmados en iPhone y editados con la app de TikTok, acumulan miles de visualizaciones.
En un tiempo en que las marcas buscan autenticidad como un producto más, OGBFF funciona precisamente porque no la disfraza. "Hacemos todo nosotras: imprimir, coser las etiquetas, empaquetar", dice Ruis. A veces pasan días sin dormir para cumplir con los pedidos. Otras, solo suben una foto con un texto absurdo que podría ser el eslogan de una generación.
Mientras Rosalía posa con su camiseta de "complejo de Dios", las creadoras de OGBFF siguen en su estudio del oeste de Los Ángeles, preparando la siguiente entrega de su universo: camisetas, memes y amistad convertidos en una misma prenda.
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