Netflix estrenó este pasado 23 de octubre la esperada segunda temporada de Nadie quiere esto, la serie creada por Erin Foster y protagonizada por Kristen Bell y Adam Brody. La ficción regresa con nuevos capítulos que continúan explorando una historia de amor improbable entre una mujer agnóstica y un rabino, enfrentados a sus propias contradicciones y al peso de las expectativas.

PUBLICIDAD

Así terminó la primera temporada

Nadie quiere esto se convirtió en una de las comedias más comentadas del catálogo de Netflix el año pasado gracias a su tono irreverente y su retrato de las relaciones modernas.

La primera temporada seguía a Joanne, una podcaster especializada en sexo y citas sin filtros, y a Noah, un rabino recién separado que intenta reconectar con su fe y su comunidad. Lo que comienza como un choque de mundos termina transformándose en un vínculo inesperado.

El cierre de esa entrega fue tan romántico como incierto. Noah renunciaba a un importante ascenso religioso para quedarse con Joanne, mientras ella reconocía no sentirse lista para abrazar su mundo espiritual. Un final abierto que dejó a la audiencia preguntándose si el amor puede realmente vencer las diferencias culturales.

Final explicado de esta segunda temporada: ¿Noah y Joanne se separan?

La segunda temporada retoma la historia justo después de ese punto. Joanne y Noah siguen juntos, intentando encontrar el equilibrio entre sus mundos opuestos. Pero la convivencia, las familias y las inseguridades personales pronto ponen a prueba esa estabilidad, causando que en cada episodio tengan que enfrentarse a nuevos retos para mantener su relación. Surgen tensiones cuando Joanne desea mudarse con Noah y él evita el tema. Un juego entre amigos destapa verdades incómodas y provoca una fuerte discusión que los lleva a cuestionarse su futuro.

El final de esta temporada vuelve a dejar la puerta abierta. Joanne y Noah enfrentan una decisión que podría cambiar su futuro como pareja y su manera de entender el compromiso. Noah teme que Joanne nunca se convierta al judaísmo y, siguiendo los consejos de su hermano, decide dejarla para que pueda encontrar otra pareja más afín a ella. Sin embargo, al poco tiempo se arrepiente, comprendiendo que no quiere terminar su relación. Regresa entonces para confesarle que es la mujer con la que quiere estar, a pesar de no ser judía. La temporada concluye con un beso reconciliador, aunque Joanne parece dispuesta, por primera vez, a dar el paso hacia la conversión al judaísmo.

Noah (Adam Brody) en 'Nadie quiere esto'
Noah (Adam Brody) en 'Nadie quiere esto' | IMDb

Los diez nuevos episodios mantienen el humor y el ritmo ágil que hicieron popular a la serie, pero profundizan más en la madurez emocional de sus protagonistas. Al reparto de la primera temporada se suman Leighton Meester, que interpreta a Abby, una influencer y antigua rival de Joanne, y Arian Moayed, que encarna a un nuevo personaje que sacude la vida profesional de Noah. Detrás de cámaras, la producción cuenta ahora con Jenni Konner (Girls) y Bruce Eric Kaplan (Seinfeld) como showrunners, aportando un tono más introspectivo y equilibrado.

Posibilidad de una tercera temporada de Nadie quiere esto

Netflix todavía no ha anunciado si la serie tendrá más capítulos. La plataforma estaría esperando a medir cómo recibe el público esta segunda temporada antes de dar luz verde a una tercera. De momento, la historia queda en un punto que podría servir tanto de cierre como de transición. Además, el desenlace deja introducidas varias tramas secundarias que podrían desarrollarse más adelante si llega esa renovación.

Por lo tanto, una nueva temporada dependerá, tal y como pasó con la primera y la posterior segunda, a la respuesta de los espectadores. Por ahora no hay anuncio oficial, pero tampoco señales de cancelación, así que ambas opciones son posibles.

Inspirada en una historia real

Nadie quiere esto está inspirada en las vivencias personales de su creadora, Erin Foster, quien utilizó su experiencia sentimental y su relación con la religión y la familia como punto de partida. La serie está basada en su historia de amor con su actual marido, Simon Tikhman. "Esta serie se basa en la única buena decisión que tomé: enamorarme de un buen chico judío", confesó Foster a Netflix. Pero no es lo único real: Erin y Sara Foster, la productora de la serie y su hermana, comparten un podcast llamado The World's First Podcast.

Así, Foster quiere reflejar en la serie, con humor y honestidad, las tensiones entre las creencias, la independencia y el deseo de conectar con alguien diferente. Esa autenticidad se siente en cada capítulo y es parte de su éxito. La serie, además de hacer reír, invita a reflexionar sobre la identidad, la madurez emocional y lo que significa amar en tiempos de incertidumbre.

PUBLICIDAD