La Galería de las Colecciones Reales ha presentado este jueves tres obras de Francisco de Goya que el Museo del Prado ha cedido en un préstamo temporal. El intercambio forma parte de un acuerdo cruzado por el que, a cambio, la pinacoteca incorporará a su próxima exposición dedicada a Anton Raphael Mengs once piezas procedentes de Patrimonio Nacional. Un gesto que, según los directores de ambas instituciones, confirma la “estrechísima vinculación” entre dos museos nacidos de un mismo origen: las colecciones reales.

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Las piezas invitadas que ya se pueden ver en la Galería son el retrato Carlos III, cazador y los cartones para tapices La vendimia o El Otoño y El cacharrero. Desde este jueves y hasta marzo de 2026, ocupan un espacio en la planta dedicada a los Borbones, junto al ámbito destinado al propio Carlos III. Su llegada, ha señalado el director del Prado, Miguel Falomir, permite asomarse al "milagro" de que se conserven, aludiendo a la fragilidad histórica de estos cartones: "Se conserva menos del 1 por ciento de los producidos".

Falomir ha recordado que, en el siglo XVIII, el tapiz se consideraba el objeto de lujo por excelencia en la decoración palatina. De ahí su paradoja: mientras que los tapices eran valorados como obras terminadas, los cartones que servían de guía para la Real Fábrica apenas recibían reconocimiento. "Estaban arrumbados en una esquina", ha dicho sobre los dos ejemplos hoy en exhibición.

El Carlos III de Goya

El retrato Carlos III, cazador, datado en torno a 1786, presenta al monarca en los terrenos de caza, adornado con las bandas de la Orden de Carlos III, de San Jenaro y del Santo Espíritu, además del Toisón de Oro, con un perro dormido a sus pies. La composición se inscribe en la tradición de los retratos venatorios de la corte, en la línea de los que Velázquez pintó para Felipe IV y el príncipe Baltasar Carlos.

Los cartones para tapices La vendimia o El Otoño y El cacharrero fueron concebidos para decorar el Palacio de El Pardo, residencia de los entonces Príncipes de Asturias, el futuro Carlos IV y María Luisa de Parma. El primero muestra al joven vestido de amarillo –color asociado al otoño– ofreciendo un racimo de uvas, mientras campesinos y figuras infantiles completan una escena de abundancia estacional. El segundo traslada la mirada a un mercado urbano: un vendedor de loza negocia con tres mujeres, mientras al fondo pasa una carroza con una dama aristócrata, un contraste que subraya la distancia social en la vida cotidiana del XVIII.

El director de la Galería de las Colecciones Reales, Víctor Cageao, ha subrayado que estos préstamos permiten "admirar la maestría de un Goya bastante joven" y profundizar en su relación con Carlos III. También ha insistido en la voluntad de que la Galería sea "un lugar vivo", donde las obras invitadas complementen el recorrido permanente. Actualmente, en la misma planta, se exhibe también El Amor presentando a Luis XV el retrato de la infanta Mariana Victoria de Borbón, procedente de los Palacios de Versalles y Trianon.

Mengs al Prado

El Prado, por su parte, mostrará en breve varias obras de Mengs incluidas en el acuerdo, entre ellas El Padre Eterno, Lamento sobre Cristo muerto y Noli me tangere. Para Falomir, este intercambio confirma la potencia artística de la corte de Carlos III, capaz de reunir en Madrid a figuras coetáneas como Goya y Mengs, protagonistas de un siglo en el que España aspiró a convertirse en "capital de la cultura europea".

La colaboración, agradecida expresamente por el Prado –"tremenda generosidad", en palabras de su director–, prolonga la línea de la Galería de acoger piezas invitadas que contextualicen su colección, una política activa desde su apertura y que ha incluido obras de museos nacionales y extranjeros.

La rotación continúa. Y, como demuestra esta nueva llegada de Goyas, también la voluntad de que las dos instituciones sigan prestándose no sólo obras, sino una mirada compartida sobre su historia común.

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