Durante la II República empezaron a pensar en un lugar común para albergar las miles de obras que custodiaban, pero, al llegar la Guerra Civil, todo se paralizó y nadie volvió a retomar la idea hasta 1998. El 23 de noviembre de aquel año se aprobó la construcción de un nuevo museo, el que hoy se abre al público como La Galería de Colecciones Reales.

Sabían dónde iban a situarlo, junto al Palacio Real, querían un edificio potente pero discreto que dejase la grandiosidad a lo que iba a contener, los tesoros de Patrimonio Nacional, pero el terreno se lo puso difícil. En aquella zona, a finales del siglo IX, "se asentó una fortaleza musulmana que hacía las veces de puesto fronterizo y que constituyó el germen de la actual ciudad de Madrid", por lo que hubo que realizar excavaciones para no dañar ninguno de los restos arqueológicos y sacar a concurso un futuro edificio que tuviese en cuenta las ruinas, el entorno y el contenido.

Fueron Emilio Tuñón Álvarez y Luis Moreno García-Mansilla los arquitectos que convencieron con su proyecto en 2002. La construcción tardó 13 años en llevarse a cabo e intentó, como aseguró Tuñón en la rueda de prensa de la presentación de esta galería, mantener cierta sintonía con el entorno y, sobre todo, ser útil en su cometido.

Un entorno que engloba varios siglos. "El granito que se utilizó para el Palacio Real en el siglo XVIII ahora está protegido así que hemos tenido que utilizar otro aunque es bastante similar. También hemos querido 'imitar' esa fachada de columnas, nosotros con arquitectura contemporánea. Al final aquí empieza y acaba una ciudad, es el centro y el final", explica y añade que el edificio "se ha proyectado como un gran muro de contención que se integra, formal y constructivamente, en el basamento del Palacio Real de Madrid".

Una contención necesaria ya que está ejecutado en una cornisa. La entrada se encuentra en la planta 0 pero las otras tres plantas no se han construido hacia arriba, sino hacia abajo. En total, 40.000 metros cuadrados que han costado casi 140 millones de euros y de los cuales 8.000 son de uso público y se reparten en tres salas expositivas (ahora mismo la de Austrias, la de los Borbones y la de exposiciones temporales). "Supimos que iba a tener estos espacios y estas medidas desde el principio", asegura Tuñón que recuerda a su compañero, que también firma este proyecto, Luis Moreno, y que murió en 2012, "aunque ya no esté entre nosotros yo le veo en cada una de las esquinas de este edificio".

Además añade que "casi tan importante como las plantas expositivas es el gran almacén con el que cuenta el edificio". 20.000 metros cuadrados para guardar parte de todo lo que custodia Patrimonio Nacional. "No hemos traído las 170.000 obras porque muchas se encuentran en otros lugares y no queríamos desvalijarlos pero sí que buena parte de ellas han venido a parar aquí, a un almacén muy moderno que nos permite que estén seguras. Está equipado con tecnología de vanguardia, un muelle para recepcionar las obras de arte y una sala polivalente destinada a trabajos de restauración y conservación preventiva", afirma Ana de la Cueva, presidenta del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional.

Pero aunque el edificio estuvo terminado en 2015, no fue hasta el 2018 cuando la UTE Empty-Telefónica, con Manuel Blanco como encargo del diseño, se puso manos a la obra con el diseño y la ejecución del proyecto museográfico, con un presupuesto de casi 18 millones de euros. Tras este proceso tomaría el relevo Leticia Ruiz, nueva responsable de las Colecciones Reales, con la labor de elegir 650 obras entre todas las que están a cargo de Patrimonio Nacional. "No ha sido fácil pero un tercio de la obras son itinerantes, es decir, las iremos cambiando para que vuelvan a sus lugares originales. Están representados todos los Reales Sitios que gestiona Patrimonio Nacional, de forma que la Galería dibuja una suerte de escaparate de la institución", añade De la Cueva. Además, el edificio cuenta con un cubo inmersivo para poder viajar hasta sus "verdaderos hogares".

Aunque como señala Ruiz, aquí se encuentran muchas de las grandes obras maestras de sus fondos. Del Salomé con la cabeza del Bautista, de Caravaggio a el Tapiz de El Jardín de las delicias de El Bosco o Adoración del nombre de Jesús, de El Greco, también objetos como un Piano Forte vertical, de Francisco Flórez o la Corona de la Virgen de Atocha, de Narciso Soria. Y luego llegan los tapices, los libros, las porcelanas, los bordados, las fotografías, los abanicos o los bronces; que completan las dos salas principales.

"El espacio expositivo está dividido en tres plantas, la primera para los Austrias, la segunda para los Borbones y la tercera para las exposiciones itinerantes", señala. En la primera, la sala A, son las "monumentales columnas del Hospital Virgen de Montserrat de Madrid las que nos dan la bienvenida y nos despiden", comenta, ya que estas muestras se han configurado como un recorrido circular de derecha a izquierda. Aquí veremos desde el final de la Casa de Trastámara hasta un ámbito dedicado a cada uno de los monarcas de la dinastía Austria. "Es un relato cronológico", asegura De la Cueva, y lo apuntalan incluyendo hechos históricos relevantes para situar al visitante.

De allí se baja a la sala B, donde reinan los Borbones y donde nos reciben Felipe V e Isabel Farnesio pintados por Louis-Michel van Loo. "Fue Farnesio la que cambió el gusto de la época dejando atrás la austeridad de los Austrias", explica Ruiz. Aquí hay sedas, bordados, oro y brillantes. Aquí hay más luz y mobiliario más lujoso. "El recorrido termina con Isabel II, reina que diferenció los bienes reales del Patrimonio de la Corona, germen de lo que hoy es Patrimonio Nacional", añaden.

Del total de esas 650 piezas, 400 han sido restauradas antes de exponerse en esta nueva galería, "no podemos llamarlo museo porque las obras no pertenecen a la institución", y ahora como exposición temporal han añadido carrozas, trineos y automóviles bajo el título de En movimiento. Vehículos y carruajes de Patrimonio Nacional.

Reclamo turístico

Otro de los puntos fuertes que se han abordado en la presentación es como iba a impactar esta nueva Galería de Colecciones Reales en el turismo de la ciudad. Ana de la Cueva ha explicado que tras hablar con todos los agentes del sector creen que repercutirá en que los turistas pernocten una noche más en Madrid. "Enrique y refuerza el eje turístico que comienza en San Antonio de la Florida y acaba en San Francisco el Grande, y que incluye también, por ejemplo, el Templo de Debod, el Monasterio de la Encarnación o el Teatro Real", asegura y desde la institución añaden que "el nuevo espacio permitirá a la institución ofrecer una mayor oferta cultural, con un auditorio de 300 plazas , la sala de exposiciones temporales de casi 800 metros cuadrados y su sala polivalente para cursos y talleres".

"La Galería es un proyecto de país. Llegar hasta aquí ha sido un trabajo muy intenso en el que han participado muchas administraciones, equipos y responsables. Y permite explicar qué es el Patrimonio Nacional: la institución que gestiona el legado de la Corona, que hoy es de todos los españoles, con fines representativos, educativos, culturales y científicos", sentencian.