El cierre del año agrupa y concentra tradiciones, costumbres y pequeños gestos que muchas personas hacen para despedir un ciclo y preparar el inicio de otro. Más allá de la propia creencia, esos rituales forman parte del imaginario colectivo y se repiten cada mes de diciembre a modo de símbolo, con el fin de ordenar la casa, la mente y las emociones. Seguir ciertas pautas en los días previos al 31 de diciembre sirve para evitar sensaciones caóticas o para evitar tomar decisiones que al final puedan arruinar las celebraciones. La clave está en ser precavido, en disponer de cada cosa, cada acción y cada momento a conciencia, así como en cumplir rituales simples, que persigan cuidar el bienestar y la energía del nuevo año que comienza.

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Acciones que pueden alejar la buena suerte

Las tradiciones populares desaconsejan barrer, limpiar y lavar ropa el 31 de diciembre, ya que de acuerdo a las creencias, arrastramos con ello la prosperidad y la estabilidad del hogar. Tener organizada la casa la víspera de este día, es una buena manera de poder hacer frente a la celebración con tranquilidad y con orden.

No sacar la basura

Tirar la basura en plena Nochevieja es parecido al hecho de limpiar, barrer o lavar la ropa: representa deshacerte de todo lo positivo de la casa y cortar el flujo de la abundancia. Por eso muchas personas anticipan dicha tarea a la penúltima noche del año, con la esperanza de eludir toda acción que implique deshacerse de algo durante la cena, el brindis, o en los primeros minutos del nuevo año.

Decisiones que influyen en la suerte

Evitar cortes de pelo, uñas o afeitado

La superstición relacionada con el fin de año relaciona las prácticas de los cortes corporales con las rupturas emocionales, con las disputas, o conflictos futuros. No cortarse el pelo, las uñas o afeitarse, representa continuidad y estabilidad, respetando así los ciclos que se cierran y los que empiezan, evitando cambios bruscos y repentinos.

Ropa y colores

El color negro se asocia con un cierre definitivo y a malas energías. Por el contrario, colores como el amarillo, rojo, blanco o verde simbolizan abundancia, amor, paz y salud, más acorde para vivir con optimismo el final del año. Ponerse colores claros o vivos ayuda a reforzar una actitud positiva o alineada con los deseos para el año que está a punto de comenzar.

Despedir el año sin mala suerte

Realizar una limpieza general en los días previos al día 31 de diciembre, ventilar los espacios e ir poniendo en orden los armarios, contribuye a generar un ambiente ligero y acogedor. Estas acciones hacen que se llegue a las celebraciones sin prisas ni agobios, con tiempo suficiente para organizarlo todo, y con una sensación de cierre de etapa muy real, tanto el aspecto físico como en el psicológico.

Símbolos de prosperidad

Las doce uvas de Nochevieja, llevar billetes en la cartera, usar alguna prenda o un accesorio amarillo, rojo, blanco o verde, o encender velas de colores, son rituales muy comunes para la celebración del fin de año. Estos pequeños detalles permiten reafirmar la intención de empezar el año con la mejor de las suertes, con abundancia, equilibrio y optimismo, y todo ello sin la necesidad de grandes preparativos o de esfuerzos adicionales.

Respetar estas tradiciones no asegura resultados mágicos, pero sí contribuye a imprimir un cierto orden, una cierta coherencia y un momento de reflexión personal sobre uno mismo. Adelantarse a las tareas, cuidar los detalles cotidianos y acabar el año de forma calmada, contribuye a tener la suficiente serenidad, positividad y bienestar para comenzar el nuevo año con energía positiva.

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