Con Héroes del Silencio de fondo y un cigarrillo escondido entre la cazadora vaquera que saca al uniforme escolar del contexto gris que lo preside, Las Niñas (2020) recorre la adolescencia de las mujeres que se criaron en la década del progreso, de la revolución silenciosa y de la educación religiosa y sesgada por sexos. "Hay una importante parte autobiográfica, viví cosas muy similares a las que salen en la película", afirma a El Independiente su directora, Pilar Palomero (Zaragoza, 1980).

Unas horas después de haber triunfado en los Premios Feroz (ganando en las categorías de Mejor Dirección, Mejor Película y Mejor Guion), y a otras tantas de poder hacerlo en los Goya (con un total de nueve nominaciones) después de triunfar con la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, la ópera prima de la zaragozana ha conseguido conectar con una generación de mujeres que fueron educadas, dentro y fuera de las aulas, con una mira conservadora. "Las Niñas tiene mucho de mis recuerdos, viví en Zaragoza, tenía la misma edad que Celia en el 1992, iba a un colegio de monjas y muchas de las escenas de la película son mis vivencias", enumera.

"Encontré un cuaderno de religión con una redacción que ponía la sexualidad al servicio del amor. Se me hizo anacrónico que en 1992 se nos educara con estas ideas", explica. De ahí nacieron sus 'niñas', un recorrido por la España de los Juegos Olímpicos, de la Expo de Sevilla y de la libertad sexual de la mujer entre algodones y catalogada como tabú.

"Mi entorno y yo teníamos vivencias similares que hablaban de la sociedad en la que habíamos crecido, en la que habíamos comenzado nuestra adolescencia", y ahí fue cuando Palomero comprendió que Las Niñas era más retrato generacional que individual. "Tuve que esperar 30 años para ver la educación que había recibido con perspectiva y poder analizarla de una manera más objetiva", indica.

La directora insiste en incluir dentro del término “educación” no solo a los centros y colegios, también al conjunto social de la época. "Las Niñas no es una película sobre el colegio de monjas, sino de la sociedad, de lo que aprendías en casa, lo que conocías por medio de tus amigas, lo que se respiraba en el ambiente, en la calle... Todo eso nos influye y educa. No es una película hecha contra nadie y no hay ningún personaje negativo".

Natalia de Molina y Andrea Fandos en Las Niñas.

Las Niñas no es una película sobre el colegio de monjas, sino de la sociedad, de lo que aprendías en casa y lo que se respiraba en el ambiente"

PILAR PALOMERO, DIRECTORA DE LAS NIÑAS

Sus nueve nominaciones a los premios que celebran este sábado su gala más anormal fueron una sorpresa para ella. "No me lo esperaba, sobre todo porque estás con la cabeza en hacer la mejor película posible, no hay espacio para pensar en cómo va a funcionar", admite. "Es mi primera cinta, llevo muchos años trabajando, formándome, haciendo cortos, pero soy una desconocida para la industria". A pesar de haberse ganado el corazón de la audiencia y el aplauso de la crítica, llevar la propuesta a cabo no resultó simple. "Lo que más me costó fue la financiación, ahí escuchas muchos ‘no’", ríe. "A base de paciencia y perseverancia conseguimos que saliera adelante".

Con el confinamiento y la pandemia "pensé que tendríamos que guardar la película en un cajón y no sabíamos si la gente iba a ir a las salas o no". "Ha sido un camino lleno de incertidumbre, pero en el que hemos recibido muchas alegrías", relata.

La mujer directora, un referente escaso

La 35ª edición de los Premios Goya presenta, en la categoría de Mejor Dirección a dos mujeres: Isabel Coixet, por Nieva en Benidorm e Iciar Bollaín, por La boda de Rosa. Dos de cuatro. Un 50 por ciento. En Mejor Dirección Novel, se repite el patrón: Nuria Giménez Lorang, por My Mexican Bretzel y Pilar Palomero por Las Niñas. Hace años hubiese sido extraño, por no decir imposible, que estas categorías repartieran sus nominaciones de manera equitativa entre hombres y mujeres.

Así, la representación de la mujer en roles de peso en el gremio audiovisual parece acrecentarse a pasos agigantados: "ya tocaba, pero todavía queda mucho por hacer, cuando uno se va a las cifras oficiales son muy desiguales, pero es cierto que cada vez hay más mujeres dirigiendo y más mujeres en jefaturas de equipo", afirma la directora de Las Niñas. "Nos hacen falta referentes", añade.

Estar nominados a los Goya hace que la película llegue a más gente, que al final es por lo que uno hace cine y por lo que yo quiero contar historias"

PILAR PALOMERO, DIRECTORA DE LAS NIÑAS

Tras la resaca de los Feroz, y con los Goya tocando su puerta, Pilar tiene la mira puesta en su próximo largometraje, "en hacer el mejor guion posible, el mejor casting posible y en rodearme del mejor equipo posible". El éxito cosechado por su ópera prima hace que el siguiente proyecto ya esté en boca de todos, aunque la directora prefiere poner calma y disfrutar del billete de vuelta que todavía le queda a Las Niñas tras su apasionante viaje.

"No sabemos lo que nos depara el día siguiente, intento no pensarlo. Es maravilloso poder estar nominados a los Goya, tiene un valor grandísimo, porque hace que la película llegue a más gente, que al final es por lo que uno hace cine, por lo que yo quiero contar historias, para poder conectar con gente que no conozco. Esto es lo grande que tienen los premios, festivales y reconocimientos, no debería ser una cuestión de ego, sino una ayuda y aporte importantísimo para que la cinta pueda llegar a más personas. A raíz de estar nominada a los Goya, Las Niñas se ha reestrenado y ha tenido una segunda vida en salas. Eso es algo maravilloso", afirma.

Aunque no sabe qué dirá si gana un Goya, "quiero que la felicidad sea la misma, aunque suene a tópico" en el caso de irse con las manos vacías de la gala. "Es increíble estar nominados y que la película haya llegado hasta aquí. Si nos llevamos a casa alguno de los premios, la felicidad será infinita".