Si la televisión tiene el falso directo, el cine cuenta con los planos secuencia. Se llama así a la capacidad de grabar escenas sin cortes —o que, al menos, lo parezca—. La técnica, que coquetea con el teatro pese a darse en cine y series, exige máxima planificación en cuanto a movimientos de la cámara, iluminación, sonido y set de rodaje con el objetivo de que la escena se grabe con una única toma.

Suele servirse de técnicas como el travelling, que los videógrafos carguen la cámara al hombro o la cámara fija. Esto rema a favor de que, en el visionado, las películas resulten más naturales y realistas; aunque corren el riesgo de provocar una experiencia agobiante al ofrecer pocos instantes para descansar la vista.

En series, uno de los planos secuencia más recordados fue el de True Detective, producto creado y escrito por Nic Pizzolatto y dirigido por Cary Fukunaga. La exitosa ficción, disponible en HBO Max, contó con una toma sin cortes durante su grabación de 5 minutos y 54 segundos aproximadamente en la cual una steadycam acompaña a Rust Cohle (McConaughey) a través de todo el vecindario donde se produce la acción:

En cine también son muchos los ejemplos. Uno de los últimos se puede ver este sábado 29 de julio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y se llama Medusa Deluxe. Este thriller, debut del británico Thomas Hardiman, compitió en la Sección Oficial del Festival de Sitges, en el Festival de Londres, en Locarno y en el Fantastic Fest de Austin, donde recibió el premio al Mejor Director New Wave.

Hasta la fecha, Hardiman había trabajado como guionista y director en cortometrajes como Radical Hardcore o el live-action Pitch Black Panacea. Su primera película, oscura y divertida, cuenta con una puesta en escena en plano secuencia que sigue a los participantes de un concurso regional de peluquería.

Con pinceladas de The Neon Demon o Pose en la parte visual, la muerte repentina de uno de los participantes sin pistas sobre el posible asesino provoca los mayores excesos, extravagancias y diálogos hilarantes en esta comunidad en la que la pasión por los peinados estrambóticos roza la obsesión. Y, cuando menos se lo espera el espectador, aparecen escenas musicales.

Según ha compartido Filmin, distribuidora de la película en España, el director ha declarado que ha sacado adelante la película por su madre, quien le hizo crecer en peluquerías leyendo Vogue y otras revistas de moda.

"En esos sitios se habla mucho, se cotillea; es un espacio asombroso. Mi madre emigró de Irlanda y su familia es muy dispar; hecho que ocurre a menudo en Inglaterra. Cuando un grupo de personas se traslada a otro lugar, suelen trabajar en quioscos o en peluquerías. Son lugares vitales para las comunidades", apuntó Hardiman.

Por su parte, el director de casting, Gary Davy, explicó cómo afectaba la técnica a la selección de los actores: "Necesitábamos a gente con experiencia en teatro porque, al ser un único plano secuencia, gran parte del trabajo se basaría en los ensayos", dijo sobre la técnica .

Respecto a la música, imprescindible para la acción de la película, cuenta con sonidos propios de las serpientes, tal y como expuso Lewis Roberts, responsable del sonido. Medusa Deluxe es uno de los últimos ejemplos, pero hay muchos más de plano secuencia en la historia del cine, empezando por La Soga de Hitchcock, pero sin olvidar a cineastas como Andrei Tarkovsky, Aleksandr Sokúrov, Federico Fellini, François Truffaut, Jean Luc Godard, Ingmar Bergman, Brian de Palma o Martin Scorsese.

'La soga' (1948)

Firmada por Alfred Hitchcock, esta película sentó un precedente en la historia de los planos secuencia. En la carrera del británico, fue el primer largometraje filmado a color. También fue la primera de su propia productora, Transatlantic Pictures, creada junto a Sidney Bernstein al final de la Segunda Guerra Mundial.

Pese a que posteriormente se convirtió en un clásico, La soga fue prohibida en algunas ciudades estadounidenses al mostrar una relación carnal entre dos hombres interpretados por John Dall y Farley Granger. Esta adaptación de la obra homónima de Patrick Hamilton fue la primera colaboración del director con James Stewart, con el que sacó adelante tres películas más.

Dado que cada rollo de película daba para unos diez minutos de metraje, Hitchcock se vio obligado a realizar nueve cortes beneficiándose de planos oscuros y de colocar la cámara tras los protagonistas.

'Birdman' (2014)

Presentada como un plano secuencia de 118 minutos, la película de González Iñárritu narra cómo el decadente actor Riggan Thomson lucha por montar una adaptación teatral de un cuento de Raymond Carver. Para lograr la impresión de un solo plano continuo se sirve de técnicas como la de adherir la cámara a la espalda del protagonista para cambiar de toma en momentos de oscuridad, imágenes borrosas o de movimiento, como al atravesar una puerta.

El director de fotografía Emmanuel Lubezki explicó en su momento que las tomas más largas duraban unos 15 minutos, todo un hito para la sincronización del equipo. Responsables del montaje posterior fueron Douglas Crise y Stephen Mirrone, artífices de que esos trucos para aparentar una secuencia continua fuesen imperceptibles para el espectador. Por su parte, fue Steve Scott quien trabajó como colorista para que la película resultara coherente entre secuencias.

'1917' (2020)

Esta obra de Sam Mendes y Roger Deakins disponible en Netflix cuenta con un viral plano secuencia que obligó a todos los departamentos de la película a trabajar en común en unas maquetas antes de trasladar la acción a la escala real del set, que contó con kilómetro y medio de trincheras, así como elementos que favoreciesen la transición entre escenarios, como ventanales o paredes desmontables.

También fue esencial la labor posterior de Lee Smith como montador, quien depuró la técnica del corte invisible de Alfred Hitchcock en La soga, gracias a elementos como objetos o personas cruzando frente a la cámara, para conseguir un largo falso plano secuencia de unas dos horas que se desglosa en realidad en secuencias desde los 39 segundos a los ocho minutos y medio.

'El club del odio' (2022)

Disponible en Filmin desde el pasado 28 de abril, El club del odio es una impactante película producida por Blumhouse que supone el debut en la dirección de Beth de Araújo. Ilustra cómo un grupo de mujeres que pretende fundar una asociación semiclandestina vinculada a la tradlife (movimiento que aboga por el regreso a los valores tradicionales, preservando para las mujeres el rol de madres de cuantos más niños mejor) tiene un encontronazo con un par de mujeres inmigrantes que acaba de la peor manera posible. En este caso, que esté rodada en plano secuencia aporta tensión y desasosiego a la densa trama.

'Tyler Rake 2' (2023)

Dirigida por el actor Sam Hargrave, esta secuela rompe con aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas. Los protagonistas Chris Hemsworth y Golshifteh Farahani consiguieron también que la película, disponible en Netflix, no tuviera nada que envidiar a su debut, ni siquiera en lo referente a los planos secuencia.

Si Tyler Rake destacó por un plano secuencia de 12 minutos, la segunda parte cuenta con uno de 21, además bastante complejo, pues recorre una gran distancia entre vehículos y cuenta con varias explosiones. La secuencia empieza en el minuto 26 de la cinta y no termina hasta el 47.

En ella, se puede ver cómo los personajes comienzan a escapar de la cárcel huyendo varios pisos, se separan, luchan, se suben a un jeep, se montan en un tren en el que luchan con dos helicópteros...

Para terminar, y antes del corte, el tren se estrella y se ve cómo Hemsworth sale disparado. Según explicaron los directores de la película, hasta 30 veces tuvieron que prenderle fuego al protagonista, que no contó con ningún doble, para lograr la escena tal y cómo querían.