Situada en un balneario de los Alpes Suizos, en esta bucólica piscina de cine pasan muchas cosas: la juventud observa la vejez, un perjudicado Maradona (Roly Serrano) hace unos largos con Karl Marx tatuado en su espalda y Lena (Rachel Weisz) llora una repentina ruptura.

Esta película de Paolo Sorrentino estrenada en 2015, La juventud, fue la que vio la luz justo después de la única obra del napolitano con un Óscar: La gran belleza. Y quizá sea por eso pasó algo más desapercibida, o porque comparte tantas similitudes con la historia de Jep Gambardella que en ocasiones pierde su identidad.

En sus dos horas y cuatro minutos de metraje no faltan la añoranza, el espíritu de Fellini, la grandilocuencia de Luca Bigazzi ni el onirismo tan recurrentes en Sorrentino. Brilla, sin embargo, un reparto liderado por Michael Caine (Hannah y sus hermanas) y Harvey Keitel (Pulp Fiction) en el que figuran también Rachel Weisz (Langosta), Paul Dano (Little Miss Sunshine) y Jane Fonda (Barbarella), esta última en una aparición fugaz que no pasa inadvertida por su monólogo, pues los personajes femeninos de Sorrentino suelen ser bastante planos y carecer de diálogos.

El eje de la historia es Fred Ballinger (Michael Kane), un octogenario músico retirado que siente que, para él, casi todo llega tarde. Pese a sus constantes alusiones a un pasado en el que su mujer Melanie no estaba enferma y en el que aún tenía tiempo para los principios, no es un personaje triste, sino reflexivo y a veces hasta cómico.

Le hace la réplica a Mick Boyle (Harvey Keitel), que parece un espejo de todo aquello en lo que que Sorrentino teme convertirse: un showrunner decadente que no consigue sacar adelante su última película, llamada El último día de la vida, y que se recrea en el dicho todo tiempo pasado fue mejor mientras habla con su amigo sobre si ha conseguido miccionar ese día.

Por su argumento, la música es un personaje más en esta película y corre a cargo del compositor David Lang. La banda sonora empieza con You've got the Love The Retrosettes Sister Band, aunque se cuelan también nombres como Bill Callahan la canción por antonomasia de esta historia es Simple Song #3, un tema creado por el propio Ballinger que un niño del balneario intenta recrear con su violín:

Pese a los tintes de cinismo, hastío y desarraigo con la vida en un guion que parece a veces escrito por Nietzsche —aunque está basado en la novela La juventud del propio Sorrentino (Plataforma)—, la película termina con algo de ternura y un intento de redención del protagonista, que visita a su mujer en estado vegetal y reivindica la relación que tuvieron y cómo, pese a lo que retrató su hija en una escena anterior, se desvivían el uno por el otro.

"Los hijos no saben lo que han pasado sus padres […] Melanie, jamás deben saber que a ti y a mí, a pesar de los pesares, nos gustaba creer que éramos una simple canción", asevera, justo antes de ofrecer el número musical frente a Isabel II con motivo del cumpleaños del príncipe Felipe de Edimburgo que rechazó ejecutar durante toda la película.

En definitiva, La juventud, como otras obras del director italiano, defiende que la belleza y las emociones son lo único que se salva del paso del tiempo, tal y como él mismo ha declarado en varias entrevistas y como, en este caso, recita el propio Mick, coprotagonista de la película.

Si su siguiente película, Fue la mano de Dios, fue una ventana a la dura infancia e inicios en el cine de Sorrentino, ahora el cineasta se encuentra rodando lo que anunció como una "carta de amor a Nápoles", su décima película, cuyo rodaje pasará también por Capri.

Además, la semana pasada se sumó con otros directores como Nanni Moretti (Habemus Papam) y Luca Guadagnino (Call me by your name) a las protestas contra una reforma propuesta por el Gobierno de Giorgia Meloni que "politiza la dirección del Centro Experimental de Cinematografía de Italia", la escuela de cine más antigua de Europa.

La reforma atribuye al Ejecutivo el nombramiento de los seis integrantes del comité directivo del centro. "Esta enmienda, publicada no por casualidad en mitad del verano, tiene como objetivo aumentar el control sobre el Centro Sperimentale di Cinematografia, poniendo en peligro su autonomía respecto a las influencias políticas directas", denuncia la misiva.