¿Qué tienen en común las películas Gomorra, El pequeño salvaje, Blade runner, La invasión de los ultracuerpos y Muerte de un ciclista? Todas ellas marcaron la mirada del director de cine Alberto Rodríguez, autor de 7 vírgenes, La isla mínima o, más recientemente, Modelo 77, entre otras.

Para entender el imaginario del sevillano, la Fundación Sgae ofrece desde este martes 7 y hasta el sábado 11 en la sala Berlanga de Madrid (C/Andrés Mellado, 53) las cinco películas, elegidas por él mismo tras un arduo trabajo de selección.

"Hacer listas se me da fatal, creo que soy mejor espectador que director. De hecho, cuando me lo ofrecieron, me salieron 40 películas", cuenta el cineasta a El Independiente. Finalmente, se decantó por aquellas que más le han impactado emocionalmente, pero también por las que le han llevado a pensar y por las que representan el cine que cree que se tendría que hacer más.

'Blade Runner', una de las películas que más ha impactado a Alberto Rodríguez. | Warner Bros

El ciclo empieza este martes con Gomorra de Matteo Garrone y El pequeño salvaje de François Truffaut, pero será el miércoles cuando el propio Alberto Rodríguez acuda al cine para una presentación y coloquio posterior a la película Blade Runner, de Ridley Scott.

"La vi con una calidad pésima en un invento que había en los años ochenta que era el cine comunitario, que era una emisión que se hacía entre la vecindad. La he elegido porque me parece una película muy interesante para hablar de ella. En su momento la vi de manera intuitiva, pero me sigue pareciendo icónica y se mantiene como paradigma de lo que puede ser el futuro. Dentro de la ciencia ficción, es una película emblemática, como Metrópolis, salvando las distancias", explica.

El director recuerda así sus primeros contactos con el cine, que empezaron cuando, de pequeño, veía las películas en un televisor de 10 pulgadas en blanco y negro, que es el que había en casa de sus padres. En ese entonces, su mayor interés era la literatura, sobre todo las novelas.

De hecho, en un principio quería dedicarse al Periodismo, pero un amigo de su padre que trabajaba en medios de comunicación le convenció para que estudiase Imagen y Sonido, y fue ya en la universidad cuando empezó su pulsión por contar historias a través de una pantalla. "Conocí un mundo apasionante, empecé a entender las películas de una manera completamente distinta. Y fue ahí cuando empecé a pensar que quería hacerlas", añade.

Alberto Rodríguez recibe el Premio Retrospectiva en el 26 Festival de Málaga, a 11 de marzo de 2023 | Alberto Ortega / Europa Press

Enumera también las primeras películas que vio en el cine. Una de ellas fue Ben Hur. "Era una reposición, tenía descanso y todo. También recuerdo ir a ver una reposición de Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney y ver con mi padre una adaptación de de Juan Piquer Simón que me hizo tener pesadillas durante meses, porque la vi siendo demasiado pequeño", relata. Volviendo al presente, el sevillano, explica que está escribiendo su próxima película, de la cual no se atreve a adelantar nada porque "todo puede cambiar" en un punto tan inicial de un largometraje. Lo que sí sabemos es que, sea cual sea el resultado, no lo verá en muchas ocasiones, pues asegura que le "martiriza" ver sus propias películas, pues no para de sacarles fallos.

Celebra, en cambio, la descentralización que vive últimamente el cine. No algo es baladí: cada vez más rodajes exteriores muestran la diversidad del paisaje español, pero también más acentos, algo que hace años no tenía prácticamente ninguna representación, como ocurría también en la radio o en las series.

"Somos un país muy rico y variado, y esto estaba muy poco representado en el cine"

"Somos un país muy rico y variado y esto estaba muy poco representado. Otra cosa que está empezando a viajar es el acento. Parece una tontería, pero hace unos años era impensable. Lo primero que le decían a un actor cuando llegaba a Madrid era que se tenía que quitar el acento si quería trabajar", apunta.

Además, compara la situación con la de otros países: "En la cultura anglosajona, los acentos siempre han sido una constante. En cambio, en España eso se pierde con el doblaje y me parece un disparate. La cultura del doblaje quizá ha sido de las cosas que han retrasado que hayamos entendido la riqueza cultural que nos dan los acentos".

Consumidor de todo tipo de cine, destaca la calidad de las películas este año, pero elige 20.000 especies de abejas de la directora Estibaliz Urresola Solaguren y una de las últimas películas que ha visto, como una de sus predilectas.