La música de Richard Wagner (1813-1883) se suele asociar, según director musical Pablo Heras-Casado con la densidad, la fuerza, la potencia con los grandes momentos monumentales: “Se asocia a Wagner a un sonido pesado, denso, grandioso pero yo lo asocio también con la frescura, el color y la precisión”, asegura el director musical de La Valquiria de la que el Teatro Real ofrecerá 9 funciones hasta el día 28 de febrero.

La valquiria de Richard Wagner (1813-1883), es la segunda de las cuatro óperas que conforman el ciclo El anillo del Nibelungo, que el Real ha programado en cuatro temporadas, con la dirección musical de Pablo Heras-Casado y dirección de escena de Robert Carsen. El anillo del Nibelungo, la monumental tetralogía con texto y música de Wagner, tiene como hilo conductor la posesión de un anillo mágico, forjado por el nibelungo Alberich, que otorga a quien lo posee el dominio del mundo a cambio de la renuncia al amor.

Dentro de esos matices y complejidades que Heras-Casado atribuye a Wagner es donde encuentra a “un compositor radical y revolucionario, en un tiempo es el que se componía por familias, de cuerda, de viento, el diluye las familias en un todo a la manera del siglo XX, aseguraba el director musical en la presentación de La valquiria.

Las valquirias

El comienzo del acto III es uno de los momentos más conocidos de La valquiria. La envolvente música de Wagner acompaña a las valquirias que escena se llevan a los héroes muertos de la batalla para conducirlos al Valhalla. La valquiria contará con dos repartos encabezados por Stuart Skelton y Christopher Ventris (Siegmund); René Pape y Ain Anger (Hunding); Tomasz Konieczny y James Rutherford (Wotan); Adrianne Pieczonka y Elisabet Strid  (Sieglinde); Ricarda Merbeth y Ingela Brimberg (Brünnhilde), secundados por Daniela Sindram (Fricka) y las ocho valquirias.

Además de la vigencia de su composición la tetralogía se instala cómodamente en la percepción de un espectador contemporáneo gracias a la dramatización es clave. Para la puesta en escena el universo mitológico de Wagner muta en una escenografía familiar para un espectador del siglo XXI, muy cinematográfica. “Era importante para nosotros hacer unos personajes reconocibles, no usar personajes de fantasía, que es muy válido, pero no para nosotros. Wagner estaba tan adelantado a su tiempo que previó algunos problemas de la humanidad como los derivados de la industrialización y medioambientales. Por eso quisimos ilustrar cómo el hombre está abusando el medio en el que vive. Un hombre que puede usar y abusar de lo que tiene a mano porque es el hombre que se cree un dios. Los humanos se comporta en la Tierra como si ellos fueran los dioses”, explica Robert Carsen al  hablar de cómo está concebida la tetralogía y cómo está planteada por él y por el escenógrafo Patrick Kinmonth.

La gran serie wagneriana proseguirá en las dos próximas temporadas, con Siegfried y El ocaso de los dioses, siguiendo el planteamiento de Carsen y Kinmonth”