Decía Gabriel García Márquez que «todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta». Puede que no le faltara razón.

«Azorín se empeño en que nosotros éramos la generación del 98 y al fin se salió con la suya. Mis libros andan por ahí. De muchos de ellos ya ni me acuerdo cómo se llaman (...) La síntesis se estila mucho ahora, podría decirse que es un signo de la época. La gente quiere saber mucho y leer poco. Por eso las revistas norteamericanas han inventado la literatura condensada, como la leche en polvo (...) Estudié la carrera de medicina, por estudiar algo. La democracia es una burda falsa. Más que la pedantería, la charlatanería y la hipocresía de los socialistas, me repugna su instinto inquisitorial»

Azorín se empeñó en que nosotros éramos la generación del 98 y se salió con la suya»

pío baroja

Esta era la segunda y última -privada y secreta- de Pio Baroja en 1938, o más bien sus confesiones, halagos o correveidile a este uno o este otro. Fueron relatadas por él mismo durante la entrevista que concedió -sin mucho entusiasmo pero con estoicismo- al periodista Andrés Muñoz para la revista argentina La Nación. Y estas, las de la bailarina, cantante y actriz Carmen Amaya un año antes, en 1937 «se leer y escribir. No soy de los gitanos que va con un burro mercando canastos y durmiendo bajo los puentes». Sus palabras eran concebidas también por ella misma pero en este caso, a la revista Caras y Caras y al periodista Agustín Remón, que la definía como «una gitanilla minúscula, delgaducha, fea a la vista».

También se define a Camilo José Cela, Sorolla, Pilar Millán Astray o Unamuno, entre otros. Porque todos ellos marcaron el paso de las artes, las letras y cultura en general durante la primera mitad del siglo XX y todos ellos, dieron entrevistas hasta ahora inéditas, para diferentes medios argentinos.

La Colección Obra Fundamental de la Fundación Santander ha reunido esas entrevistas -más de setenta- realizadas a 57 personalidades del pensamiento y la cultura española en el volumen Retratos a medida.

Por sus páginas circulan las antologías de los pensadores, artistas, científicos o escritores, que marcaron el paso de los quehaceres de hoy: desde el ya nombrado Pío Baroja o Carmen Amaya, y hasta Gregorio Marañon, Pérez Galdós, Victoria Kent, Zenobia Camprubí o Picasso, que reflexiona sobre la labor de un artista y el más reciente por aquel entonces, movimiento cubista: «Un pintor debe conocer lo antiguo pero no imitarlo. Debe crear, descubrir, anticiparse. Un artista verdadero es movimiento, acción, dinamismo...Hoy, después del cubismo, la gente empieza a ver, en las puestas de sol, ángulos y triángulos que antes del cubismo nadie percibía».

Beatriz Ledesma (Bilbao, 1977) es la encargada de este volumen que asegura, en la presentación del mismo, «no es un cajón de entrevistas de personas ilustres, ni una sucesión de preguntas y repuestas. Es una suerte de radiografía profunda, que resalta lo que se escapa a simple vista. Esto hace que los entrevistados nunca antes hayan sido vistos de esa manera. Pero eso se ha podido hacer debido al trabajo previo que desarrollaron los entrevistadores. La originalidad, la rareza y la magia de esta antología radican tanto en lo que se cuenta como en el cómo se lo cuenta».

Y pese a reconocer que ha habido «exclusiones dolorosas» a la hora de seleccionar las entrevistas, el libro cuenta con testimonios inéditos de sabios que descubren algunas de sus facetas más ignoradas, como en el caso del escritor Camilo José Cela, que habla de su pasión por la pintura y su otra cara actoral, o el de Azorín, que ya por aquel entonces hablaba del feminismo que hoy llena las calles de morado: «No creo en la superioridad del hombre sobre la mujer. Hombre y mujer, con sus diversas cualidades, se complementan (...) No se puede comprender a España -en su pasado, en su presente- sin la sensibilidad de sus mujeres».

No se puede comprender España sin la sensibilidad de sus mujeres»

azorín

Y a ellos, y tantos otros, se suma también el que fuera Premio Nobel de Literatura en 1956, Juan Ramón Jiménez, que habla de su nostalgia por España: «De España tengo el alma llena. Y siempre está junto a mí, hasta cuando viajo, un ladrillo de mi casa solariega de Moguer. Es la reliquia de mi terruño y joyel inapreciado para mí», cuenta el autor onubense.

Unamuno en su destierro de Hendaya (Francia) paseando con el periodista Soiza Reilly. Fundación Banco Santander

Algunas de las entrevistas además de leerse pueden escucharse. La Fundación Banco Santander ha puesto a disposición de usurarios y lectores diez podcast de algunas de las entrevistas más destacadas del volumen, que pueden descargarse desde la página web de la Fundación o desde un código QR que aparece en el interior del libro.

Cultura y política

Existía una represión social, económica y cultural fruto de una violencia ejercida por la dictadura franquista. Sin embargo ellos hablaron. Su propósito no era limpiar y purificar el país de las personas e ideas subversivas que habían adulterado las esencias españolas, consideradas entonces. Querían ser la esencia. Y lo consiguieron.

Retratos a medida no deja distinción o inclinación política. Monárquicos o republicanos, simpatizantes del socialismo o de la falange, quienes se declararon católicos o quienes manifestaban su anticlericalismo abiertamente. Todos ellos, tienen su voz y voto en un volumen que dice Beatriz Ledesma es casi un «retrato 3D» de los personajes.

«Nos presentan su cara más sugestiva. Vamos a adentrarnos en historias auténticas a través de diálogos íntimos. Esta antología puede ser leída como una obra literaria original, creativa, con una enorme delectación estética. La entrevista es también un género interpretativo, un género ameno. Veremos que el modo de abordarlos por los periodistas es muy literario. No hay que perder de vista que es ante todo, también, un ejercicio estético. Y además están salpicadas por los valores y la identidad de estos hombres».

Extracto de una entrevista recogida en 'Retratos a medida'. Fundación Banco Santander