Recuerda como si fuera ayer aquel 5 y 6 de marzo de 1982 y el ruido de fondo de cerca de siete mil gargantas tras la cortina que separaba el escenario de un backstage nervioso. El pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid iba a presagiar la que seria la grabación del concierto que se convirtió en el disco de rock más vendido de la historia de España. Y Miguel Ríos (Granada, 1944), por aquel entonces, hablaba de los viejos rockeros que nunca mueren como ahora lo hace de los hijos y nietos del rock and roll que a sus 77 años lo mantienen vivo sobre el escenario.

Rock&Rios fue el disco en directo sin una gira previa de rodaje, el de las luces y las sombras y el que casi no es. Porque «parecía imposible la llegada a tiempo al Pabellón de la Mobil One, retenida en la frontera de Irún. No pudo grabarse completo el espectáculo del día 5, pero sí el siguiente y a merced del azar, en una única toma», explica el cantante a El Independiente en la rueda de prensa conmemorativa del 40 aniversario del disco. Y añade: «Acabábamos de grabar tres álbumes con los que conseguimos conmover a la gente, Los viejos rockeros nunca mueren (1979), Rocanrol bumerang (1980) y Extraños en el escaparate (1981). La facilidad que teníamos para ello era hacerlo como lo hacían las bandas internacionales. Conseguimos traspasar y llegar emocionalmente a la gente en un momento en que el rock no era español. A mi edad y con una larga trayectoria, me traen aún más ejemplares de ese álbum para firmarlo, que del último que he hecho, Un largo tiempo, como si fuese algo totémico, una reliquia».

Y es que la voz de Miguel Ríos fue la pionera en España de un género que estaba aún en la trinchera: «Impostamos mucho tiempo una cultura que no era nuestra pero con la que encontrábamos más relación que con aquella grisura de la dictadura. Fue un acto de fe. No sabíamos que iba a liderar a la juventud hacia cotas insospechadas, porque nunca los jóvenes fueron importantes antes de nuestra generación. Ahora el rock tiene que competir con la música industrial, hay que buscarse la vida para hacer rock. Pero nos avala la autenticidad de hacer una música que tiene mucho que ver con nuestra propia vida, no sé si lo del perreo es tan auténtico. El rock fue un grito de libertad», recuerda el granadino.

Con aquella cita Miguel Ríos celebró sus veinte años de carrera, que ahora, cuarenta años después recreará el próximo 12 de marzo de 2022 con un gran encuentro único en el Wizink Center en el que repetirá el mismo repertorio que cantó hace dos décadas y que contará con invitados especiales de primera línea: «Estamos haciendo el roster de la gente invitada. Hay muy buena receptividad pero se va a mantener la magia de saber quien viene hasta ese día».

Miguel actuará con la misma banda que tocó con él en el '82: Thijs van Leer (teclista y flautista holandés), John Parsons (guitarrista galés), Tato Gómez (bajista), Antonio García de Diego, Salvador Domínguez (guitarristas), el baterista Mario Argandoña y el teclista (Mariano Díaz). De aquella formación, sólo faltarán los fallecidos Paco Palacios y Sergio Castillo, que serán sustituidos por José Nortes y Pablo Narea, respectivamente.

Las entradas estarán a la venta a partir de este viernes en las webs de Miguel Ríos, del Wizink Center y de El Corte Inglés.