Doce folios sin numerar en un único cuadernillo y la licitud moral de las representaciones teatrales en España. Es lo que esconde el manuscrito del siglo XVI que desapareció sin dejar rastro de la Biblioteca Nacional de España (BNE) hace más de ciento cincuenta años, cuando no existía un control tan exhaustivo sobre sus anaqueles, y que ahora vuelve a casa bien por azar, o por buena fortuna.

Según explica la BNE, el manuscrito, un anónimo titulado Abusos de comedias y tragedias, está datado entre 1580 y 1583, y apareció en el catálogo de un anticuario del condado inglés de Wiltshire ante los ojos de Ángel María García Gómez, catedrático emérito del University College of London. Este profesor de literatura se acercó al lugar, lo compró y lo investigó hasta darse cuenta de lo que tenía ante sí: el primer documento, con formato y encuadre de tratado, que discutía la licitud moral de las representaciones teatrales en nuestro país. «Es una pieza importante por su antigüedad y por el tema que trata, de gran interés para los dramaturgos e historiadores del teatro. Que haya aparecido es extraordinario. Ángel María ha analizado el manuscrito a través de la paleografía, ha comparado léxico y temática con los del contexto histórico y ha datado su escritura entre no mucho antes de 1580 y no mucho después de 1583», señala Isabel Ruiz de Elvira, directora del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la BNE en palabras para El Independiente.

Y es que a juzgar por la misma, los registros históricos le han permitido acotar fechas y dar pistas sobre el paradero original del texto. En 1804, en la bibliografía Tratado histórico sobre el origen y progresos de la comedia y del histrionismo en España, de Casiano Pellicer, se cita el manuscrito y su localización en la Biblioteca Real -como se llamaba por entonces a la BNE- con la signatura Est. M. Cod. 41. Esta signatura ha facilitado su identificación en diversos inventarios de la Biblioteca Nacional, entre ellos, el primer inventario general de la colección de manuscritos redactado por el presbítero y bibliotecario mayor Francisco Antonio González, hacia 1830; y en el Índice de los manuscritos de la Biblioteca Nacional a cargo de Agustín Durán, en 1860, donde el volumen M-41 ya figura como falta.

Para el autor de 'Abusos' la situación ideal sería la de un mundo sin espectáculos públicos"

ángel maría garcía

Así, García Gómez intuyó que el documento mencionado en el catálogo del anticuario podía ser el «precioso» manuscrito del que fuera secretario permanente de la Real Academia Española, Emilio Cotarelo, que describió más tarde, en 1904, como perdido en la primera mitad del XIX: «Su intención fue siempre que el documento fuera reintegrado a su antiguo hogar, en la Biblioteca Nacional de España, a la que comunicó su hallazgo y propósito. Antes de hacerlo, eso sí, quiso examinarlo a fondo», relata Ruíz de Elvira.

Una vez estudiado, el profesor publicó en 1989 un primer artículo sobre el tema titulado El pequeño tratado Abusos de comedias y tragedias: un manuscrito perdido. Ahora encontrado, que enmarca al texto en un tiempo en el que se tachaba al teatro profano de inducir al pecado: «Para el autor de Abusos, la situación ideal sería la de un mundo sin espectáculos públicos "perniçiosos para las costumbres", en especial las comedias y tragedias. Considerando, sin embargo, que en el mundo real las autoridades permiten las representaciones teatrales, su tratado va encaminado a suministrar remedios con los que atajar abusos. El autor parece un clérigo que ha pensado sistemáticamente sobre el efecto del teatro en la sociedad», explica Ángel María García Gómez en su artículo publicado en 2019.

Página del manuscrito de 'Abusos de comedias y tragedias'. BNE

Teatro de y para hombres, y sin "blasphemia heretical"

Más allá de discutir las buenas prácticas que debían llevarse a cabo en el teatro, Abusos de comedias y tragedias es el nombre del manuscrito que consideraba al teatro como una «peste espiritual para las ánimas, que desencadena pensamientos pecaminosos» y a las mujeres como una tentación. Y nada más.

Porque el manuscrito habla de escenas de nigromancia y obras rechazadas por aplicarse el nombre de dios o diosa como Júpiter o Venus. Al autor del texto le quitaban el sueño. Esas y los diálogos en los que el enamorado llamaba a su amada «mi diosa» porque «se trataba de una blasphemia heretical» que podía conducir a error a «los simples», y las historias de «amor lascivo y deshonesto y no el amor casto y verdadero»: «En las representaciones tomarían parte únicamente actores, no actrices. Como consecuencia de estas limitaciones en la composición de las compañías (y eliminada la posibilidad alternativa de que los personajes femeninos fueran encarnados por actores masculinos vestidos de mujer), solo se deberían de llevar a las tablas obras en cuyo reparto no hubiese "personajes de mujeres": es decir, un teatro donde tanto los personajes como los que encarnan sus papeles fueran del género masculino», escribe García Gómez.

En las representaciones tomarían parte únicamente actores, no actrices"

ángel maría garcía

A las mujeres se las quería desterrar del teatro. En la interpretación y en la asistencia. Las mismas páginas esbozan que las mujeres como espectadoras, tenían «desaconsejado acudir al teatro», y si lo hacían, debían estar separadas de los hombres y entrar y salir del recinto por distintos accesos, para evitar que se produjera contacto de ningún tipo entre sexos. Pero además, las representaciones teatrales debían representarse siempre a plena luz del día, nunca de noche.

El manuscrito ha estado en poder del profesor hasta diciembre de 2021, fecha en que fue depositado por su propietario en el Instituto Cervantes de Londres con la finalidad de que fuera el intermediario para formalizar la restitución a la Biblioteca Nacional de España este mes de febrero: «Estamos pendientes de que se formalicen todos los trámites y podemos ponerlo a disposición de todo el mundo», asevera la directora del departamento de Manuscritos.