Mujeres de piel -o sin ella- incómoda, tensa y desasosegada, y la quimera como un sueño inalcanzable de la imaginación, son las propuestas que Marina Núñez (Palencia, 1966) y Miguel Soler-Roig (Barcelona, 1961) presentan en la primera exposición de Cripto Arte dentro del programa oficial de la 59ª Exposición Internacional de Arte - La Biennale di Venezia, que se celebra desde este sábado y hasta el próximo 27 noviembre bajo el título de El tiempo de las quimeras, y con el inmenso crecimiento del arte africano como eje central.

La exposición supone el debut de los Non-Fungible Token (NFT) en la muestra Internacional de Arte de Venecia, así como de la participación histórica de Camerún, y se desarrolla en dos sedes distintas: una física, en versión más tradicional, instalada en el claustro que alberga la Escuela de Arte Guggenheim, y otra digital, en el Palazzo Ca' Bernardo, que ofrece "una gran oportunidad para conocer a expertos en arte digital y cultivar relaciones con las plataformas más destacadas del sector", han señalado los comisarios Sandro Orlandi Stagl y Paul Emmanuel Loga Mahop, que definen el tema de las quimeras poniendo el foco en "la imaginación como aspecto clave de la creación artística": "El proyecto ha sido pensado en resonancia con la temática general de la Bienal dirigida por Cecilia Alemani La leche de los sueños, inspirada en la obra de Eleonora Carrington, a partir de temáticas como la metamorfosis de los cuerpos o la relación entre los individuos y las tecnologías".

La distorsión de las Quimeras, 2022 (4 variaciones: agua, tierra, viento y fuego) Vídeos 1´, NFT, edición de 5. Miguel Soler-Roig 

Y precisamente entorno a estos ejes discursivos giran las obras de los artistas españoles que han desarrollado piezas mutantes en las que los cuerpos, mediatizados por la tecnología y la naturaleza, son los protagonistas. En el caso de Marina, Sin piel, su obra, muestra a mujeres cuyas pieles se agitan porque se perciben como una construcción, una frontera y una armadura que las libre de sus límites para ser otra cosa: metamórficas, abiertas, múltiples: "El propio título de la obra transmite cierta idea de exposición al entorno, de vulnerabilidad, que me parece muy preferible al ansia de invulnerabilidad que tanto caracteriza al ser humano", explica.

Por su parte, el catalán aborda, bajo el título La distorsión de las Quimeras, los diferentes significados del término "viajando de lo global a lo particular" a través de un elemento clave en el que "confluyen todas las perspectivas": la imaginación. "Una quimera es un sueño, una propuesta inalcanzable que proviene de la imaginación. Sin embargo, a veces los sueños se hacen realidad, por eso no dejamos de perseguir quimeras. La ciencia, la tecnología y el arte son algunas de las herramientas más valiosas para facilitarnos el camino hacia unas ilusiones que cambian continuamente. La imaginación es la gran tejedora de mitos, de esas historias ancestrales -basadas en tradiciones y leyendas- que explican el universo, el origen del mundo, las anomalías naturales y otros fenómenos. En cierto modo, los mitos son una versión alterada y pseudo onírica de la realidad", explica el artista en palabras para El Independiente.

Para los dos españoles es la primera vez con una obra NFT, conocidas por ser una cadena de bloques que facilitan transacciones sin intermediarios, y contenidos digitales a los que se asigna un valor en criptomonedas y generan un certificado de autenticidad inalterable y original que permite que sean subastadas y comercializadas en Internet sin ser copiados: " A nivel digital, la explosión creativa es muchísimo más grande. Podemos hacer todo lo que nos venga a la mente porque hay un ordenador que te lo permite. Ambos somos primerizos en este mundo, es un universo alucinante que me ha hecho descubrir la relación de tecnología y arte como ambas partes de una revolución visual, cultural y social con una dirección de futuro hacia otro modernismo muy clara", asevera Miquel.

Las pinturas de Altamira, arte contemporáneo y también español

Lejos del criptoarte pero no de la marca Made in Spain, las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira han servido de inspiración a cuatro jóvenes españoles para desarrollar cuatro instalaciones 'site-specific' también en el marco de la 59ª Bienal de Arte.

Las pinturas rupestres de Altamira representadas en el marco de la 59ª Bienal de Arte. EFE/Laura Serrano Conde

Ruth Gómez, Nuria Mora, Daniel Muñoz y Sixe Paredes son los artistas del proyecto, titulado With Hands Signs Grow y desarrollado desarrollado por la Fundación Odalys y Signum Foundation, con el apoyo del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, museo estatal del Ministerio de Cultura y Deporte: "Las cuevas prehistóricas son el lugar donde el ser humano se comunicó por primera vez con sus semejantes a través del lenguaje universal que representa el arte; y artistas como Picasso, Miró, Tàpies, Chillida, Oteiza o Palazuelo ya miraron hacia aquellos misteriosos primeros creadores".