El broche a una carrera intachable. Así se ha sentido el Premio Princesa de Asturias de las Artes para Joan Manuel Serrat, poco más de un año después de su retirada de los escenarios. Un reconocimiento que se une a tantos otros reconocimientos como el Grammy Latino Persona del Año en 2014 o la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en 2022.

Poeta, cantante, guitarrista y compositor, el legado que ha dejado El noi del Poble-sec, tras más de cinco décadas dedicadas a la música, ha logrado trascender pueblos, generaciones y lenguas en una defensa inquebrantable de la cultura mediterránea. Trovador de trovadores, sus canciones miran a las pequeñas cosas, al mar, su querido Mediterráneo, pero también a la tierra castellana; al vino y al amor; a los titiriteros y vagabundos; y, cómo no, a la libertad.

Hijo de un catalán y una aragonesa, Serrat se crio en el humilde barrio barcelonés de Pueblo Seco, en plena posguerra. Su prematura militancia en Els Setze Jutges y su papel como pionero de la Nova Cançó le hicieron merecedor de la desconfianza del régimen franquista. Defendió sin reparos de la lengua y la identidad catalanas, pero nunca escondió su amor por la cultura española y, cuando sus canciones en castellano lo hicieron famoso, algunos recelaron de su "catalanismo".

Un compromiso político incuestionable

Sin embargo, si algo no se le puede reprochar a su larga trayectoria es su compromiso político. "Serrat siempre ha sido un defensor de la libertad, hay que decirlo muy claro, fue el único cantautor español relegado a un exilio forzoso durante el franquismo por haberse declarado en contra de la pena de muerte", cuenta a El Independiente el escritor Luis García Gil, uno de los mayores expertos en la vida y obra del barcelonés que acaba de publicar una extensa biografía en Serrat. Se hace camino al cantar (Alianza).

Heredero natural de las ideas revolucionarias del mayo del 68, el cantautor catalán ha sido una de las figuras culturales más relevantes en la transición democrática y un ejemplo de coherencia durante los últimos años de la dictadura. Fue el respeto a sus principios lo que le llevó a rechazar representar a España en Eurovisión con el La la la del Dúo dinámico que acabó encumbrando a Masiel. Después, sus continuas críticas en público al régimen franquista lo llevaron incluso a pasar por los calabozos en 1973 y al posterior exilio en México.

Si Serrat nunca dejó de criticar las injusticias que ocurrían en su país fue porque lo amaba desde la resignación, como reflejan canciones como Pueblo blanco o Vencidos. Por eso las estrofas de aquella obra maestra que componen su Mediterráneo, escritas con apenas 28 años, bien podrían servir para colorear un país que seguía instalado en el blanco y negro.

Cantor de poetas

Precisamente ese compromiso fue el que le llevó a convertirse en el cantor de poetas que recuperó la tradición de autores a los que el franquismo quiso olvidar como Antonio Machado o Miguel Hernández, con dos de los mejores álbumes de su repertorio. "Serrat ha sido muy audaz en la forma en la labor divulgadora de la poesía. Además, no son los mismos poetas cuando pasan por su filtro. Musicalmente el disco de Machado es un disco pop. Te diría lo mismo del de Miguel Hernández, más sobrio, pero que también tiene unos arreglos muy innovadores de Francisco Raúl Miralles", explica García Gil, que también ha escrito Serrat y los poetas (Efe Eme, 2021).

Y no solo Machado y Hernández, también los versos de Alberti, León Felipe o Joan Salvat Papasseit, entre tantos otros, se pueden encontrar en su amplio repertorio. "Tiene un mérito enorme, porque ha hecho que en estadios y lugares multitudinarios, en Argentina, en México o Los Ángeles, se hayan popularizado estos cantares en los que está toda la filosofía del poeta sevillano", asegura.

Profundamente catalán y profundamente español

Es ese amor por la cultura, tanto catalana como española, el que ha hecho de su legado un puente de entendimiento y convivencia. "Para empezar firma sus discos como Joan Manuel Serrat, manteniendo el Manuel castellanizado. Pero aparte de eso, él tiene muy claro desde el principio que es tan importante el castellano como el catalán, porque la influencia que tienen la copla o el tango y la literatura española, también es muy importante", afirma García Gil.

"El hecho de que Serrat terminara grabando un disco en 1969 dedicado a Antonio Machado, un poeta andaluz, pero muy castellano, refleja hasta qué punto Serrat sintoniza no solo con la identidad catalana, que es de la que siempre ha hecho gala, sino también con el imaginario de la poesía castellana y la cultura española. No podemos separar el Serrat en catalán, que a mí me parece maravilloso, es muy importante, del Serrat en español. Son muy complementarios y sobre todo, son enormemente ejemplares, porque nadie como él ha hecho convivir las dos lenguas, su riqueza y su historia", sentencia el autor de Serrat. Se hace camino al cantar.

No me siento extranjero en ningún lugar
Donde haya lumbre y vino tengo mi hogar
Y para no olvidarme de lo que fui
Mi patria y mi guitarra las llevo en mí

Una es fuerte y es fiel
La otra un papel

De la canción 'Vagabundear'

Catalanista, pero no independentista

A pesar de que su labor en defensa de la lengua y la cultura catalana le hicieron merecedor de la Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña en 2007, la polarización que ha vivido el procés en los últimos años ha provocado que desde sectores independentistas se ponga en duda su catalanismo.

«La exclusión del que piensa diferente a ti es uno de los grandes daños del procés. Se ha llegado a fracturar Cataluña y ha traído dolor y desunión, enfrentamiento y negación de unos a otros. Y, en total, para nada. Esto es lo más penoso», dijo en una entrevista para el diario ABC.

Serrat viene de una época en la que la libertad no se daba por hecho y por eso no se casa con nadie. Desde el principio ha hecho declaraciones en contra de cómo se hizo el referéndum de autodeterminación en 2017, pero también ha denunciado la encarcelación de los políticos catalanes. Unas opiniones que le han costado críticas por parte de uno y otro lado.

Símbolo de convivencia y libertad

Y es que Joan Manuel tiene un sentido de pertenencia a Cataluña y España que se parece más al que tenían los integrantes de la generación del 98, crítico y anti dogmático, que el que profesan los nacionalismos radicales actuales. Un patriotismo crítico y anti dogmático que, para su biógrafo, lo convierte en un un referente moral y ético de convivencia. "Su música ha llegado a mucha gente distinta y no merece ser ubicada en un compartimento determinado. Serrat representa la libertad, representa el progreso, pero la libertad, el progreso de mucha gente diversa y no de un solo, de un solo segmento no ideológico".

Ahora que la carrera en los escenarios se ha terminado y llegan los balances y los premios, como este Princesa de Asturias de las Artes, la música española puede celebrar sin complejos el éxito de uno de los mayores contribuidores a su folclore, recordando siempre su inquebrantable identidad catalana. Por eso el nombre de Joan Manuel Serrat permanecerá en el imaginario colectivo como el defensor de un modo de vida único, un auténtico patriota de la cultura mediterránea, que quedará para siempre en sus canciones.