El arte performático del artista chino Liu Bolin (Shandong 1973), es tan sencillo en su concepto, como ingenioso y poderoso. Son las armas que encontró un simple escultor para enfrentarse al estado totalitario Chino. “En 2005 el estado decidió derribar todos los estudios de artistas que se concentraban en Pekín [en el poblado de artistas Suojia Village], entre los que estaba el suyo, y la forma de denunciarlo fue la de mimetizarse con las ruinas de lo que quedó de su estudio”, explica Jesús Rodríguez director del Palacio de Gaviria.

El artista frente a su estudio derruido en Suojia Village.

En este espacio de Madrid, plenamente recuperado para el arte, se podrá ver hasta el 15 de septiembre la obra performática de este artista en la muestra The Invisible Man. Un total de 70 fotografías en gran formato en un recorrido por su obra que parte de esa primera “desaparición” de Lui ante el totalitarismo Chino y de otros de sus compatriotas en imágenes tomadas en Pekín y en otras partes de China en la serie que le dio a conocer: Escondido en la ciudad.

Fuera de su país natal, Italia es el país en el que el artista ha encontrado el mejor lugar para su creatividad. Como se aprecia en esta muestra, en Italia, ha continuado su creación performática en lugares emblemáticos del país, así como elementos culturales clave del país como la gastronomía y su industria. Las desapariciones de Bolin cambian así de significado, la invisibilidad del artista con la grandeza del Coliseo romano es diferente a la del chino camuflado entre una escudería de Ferrari. Algunas series incluso abandonan toda significación política para ser puro ingenio al servicio de la publicidad, como las fotos de Valentino o Jean Paul Gaultier.

'Memory Day'

La invisibilidad vuelve a convertirse en elemento de denuncia con Migrantes, la serie final de la exposición en la que los desaparecidos son subsaharianos llegados a Italia. También el mimetismo de su figura, prácticamente imperceptible, ante una montaña de basura en la ciudad india de Bangalore (ver galería de fotos), nos vuelve a mostrar una realidad que se hace más visible ante la desaparición de este ilusionista que, con un pequeño truco de magia, nos descubre la realidad del mundo del siglo XXI.