María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970) forman uno de los tándems más prolíficos de la fotografía española de los últimos años, llegando a merecer el Premio Nacional de Fotografía en el año 2008. Dos artistas, cuatro ojos, pero un mismo foco, el de una visión fotográfica perfectamente cohesionada y completa. A lo largo de toda su trayectoria en común han jugado a buscar a través de la cultura visual, los trazos que deja el pasado en paisajes y territorios, generando una sutil regresión histórica.

Tras presentar su primera retrospectiva completa, Bleda y Rosa, en el centro KBr de la Fundación MAPFRE en Barcelona, llega al Museo ICO de Madrid este recorrido a través de toda su obra. La muestra, comisariada por Marta Dahó, podrá verse del 31 de mayo al 10 de septiembre de 2023 dentro del marco de PHotoESPAÑA 23.

Tres décadas de ambiciosas investigaciones por todo el mundo persiguiendo esta obsesión por confrontar el tiempo y el espacio a través de las imágenes. Desde sus primeras series, Campos de fútbol (1992-1995) o Campos de batalla (1994-2016), hasta la inacabada Origen (en proceso desde 2003). "Lo más representativo era mostrar todo el trabajo, no ha quedado nada fuera", explican los artistas.

Esta exposición retrospectiva recorre su trayectoria reuniendo por primera vez el conjunto de su obra. La muestra, presentada como una vídeo-instalación site-specific, constituye un espacio único en el que confluyen los grandes ejes discursivos de su trabajo: la dialéctica entre paisaje y territorio, y la narratividad de las imágenes en relación con los relatos históricos y la experiencia personal.

Dos salas completamente a oscuras iluminadas únicamente por las proyecciones en las paredes de las fotografías conforman un recorrido cronológico a través de 30 años de trabajo. Como grandes ventanales que se abren a diferentes lugares y épocas, las imágenes aparecen y desaparecen generando una sensación de un viaje sensorial regresivo y evolutivo al mismo tiempo. Un recorrido aparentemente lineal cuidadosamente ordenado que dirige la visita, pero que también es permisivo con los caprichos de la vista, como un rompecabezas narrativo que fluctúa y se transforma continuamente.

"No hay fotografías, sino una traducción a la videoinstalación", aseguran los artistas. Pues el medio permite visibilizar su forma de trabajar, con desvíos abiertos, entendiendo el espacio expositivo como una reflexión. "Ha de mirar hacia atrás -afirma José María Rosa-, pero está planteado como un proyecto prospectivo, marcado por la necesidad de avanzar y mirar hacia delante".

Bleda y Rosa explicando la exposición.

Los paisajes ausentes de Bleda y Rosa logran la difícil tarea de captar la memoria de los lugares, relativizando y mezclando el pasado y el presente. Una especie de hábitats capaces de recrear un imaginario visual a partir de la intuición y la experimentación.

Nueve videoinstalaciones compuestas por un total de 264 imágenes, con una duración de una hora y veinte de exposición, que dialogan a través de dos salas. Una primera dedicada a la representación del territorio y, en la segunda sala, tres proyectos exploran la relación entre el texto y la imagen.

"La exposición se basa en tres pilares: la experimentación, el ensayo (en el doble sentido de la palabra) y la traducción", desarrolla María Bleda. Aunque el formato no permite profundizar en aspectos concretos o imágenes en particular, ofrece una visión global sin caer en la reproducción.

La apuesta de esta retrospectiva es, por encima de todo, la imagen, permitiendo una lectura mucho más libre de una amplia trayectoria de 30 años. "Por la propia estructura del mecanismo, el espectador va a generar conexiones entre los proyectos que van más allá de la que nosotros hemos planteado", aseguran los artistas.