Los jóvenes soldados nazis esperan firmes, mirando al frente. Junto a ellos, unos oficiales rodean y saludan a un alto cargo. Una bandera con la cruz gamada y otra española ondean en el balcón de este lugar, que no está en Berlín ni en otra ciudad germana. Es España y el alto cargo es Hans-Adolf von Moltke, embajador de la Alemania nazi en el país en invierno de 1943. Está en la entrada de una clínica de reposo del Servicio Nacional de Beneficiencia (NSV, por sus siglas en alemán). Von Moltke que ocupó su cargo pocos meses hasta su muerte en marzo de ese año, prueba la comida en las cocinas y visita la biblioteca de este edificio de cuatro plantas. Está en Cercedilla, un pueblo de la madrileña sierra de Guadarrama, donde nadie había oído hablar del paso de los alemanes por sus calles hasta que aparecieron unas viejas fotografías.

La sorpresa llegó hace unos meses. Unas imágenes del fotógrafo Otto Wunderlich (Stuttgart, 1887-Madrid, 1975), adquiridas en 2008 por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, circularon por las redes sociales. Hasta ese momento, la historia conocida del edificio era que sirvió como hogar para hijos de mineros asturianos, que después estuvo abandonado hasta los 80 y, a partir de ahí, fue convertido en lo que hoy se conoce como el Hostal Longinos El Aribel. Pero no se sabía nada sobre su pasado nazi. Tampoco de ningún campamento de las Juventudes Hitlerianas en las montañas que rodean Cercedilla y que aparece retratado en las fotos.

“Poca gente estaría al corriente de lo que era eso (…) para mí ha sido una sorpresa verlo y fíjate que yo en la historia del pueblo me manejo”, explica el cronista Tomás Montalvo a El Independiente. El escritor cree que la desinformación “normal” de la época y el miedo que imperaba tras la Guerra Civil hacían que los vecinos no se metieran en nada. Montalvo coge las fotografías impresas en papel y las observa con atención. Entre ellas, hay una en la que aparecen un hombre y una mujer posando en una entrada de la clínica y junto a una placa que identifica en alemán el lugar: ‘Organización en el exterior del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Grupo de España. NSV Residencia de reposo’.

El embajador alemán Hans-Adolf von Moltke saludando a los oficiales del partido nazi en la entrada de la clínica. Instituto del Patrimonio Cultural de España.

El NSV (Nationalsozialistische Volkswohlfahrt) fue la única agencia asistencial reconocida por Hitler. El cometido de esta organización era ofrecer “la mejor cara del propio partido nazi”, tal y como lo describe la profesora e investigadora Ángela Cenarro en su libro La sonrisa de la Falange: Auxilio Social en la guerra civil y en la posguerra. El NSV utilizaba “la ayuda a los más necesitados, administrada siempre siguiendo los principios de diferenciación racial, para conseguir a cambio la adhesión activa al régimen nazi de todos los colectivos sociales”. A partir de 1939, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, este organismo “asumió el protagonismo absoluto a la hora de afrontar las necesidades creadas por la guerra, como la atención a los evacuados y a los refugiados”. De hecho, el Auxilio Social, el servicio asistencial  impulsado en España en 1937, se basó en las características esenciales del NSV.


Al salir por la puerta de la Estación de tren de Cercedilla, caminando de frente y a pocos metros cuesta arriba, se encuentra el Hostal, ocupado por turistas y excursionistas que reposan en una pequeña terraza o en el bar del interior. Margarita Rubio, mujer de uno de los propietarios del establecimiento, no había visto muchas de las fotografías del paso alemán por Cercedilla. Su suegro Longinos Tapia –explica- compró el establecimiento y abrió el Hostal en 1982. Para ello, reformaron las tres plantas superiores, donde encontraron literas viejas, cambiaron los suelos e hicieron otros arreglos, pero la estructura del edificio estaba bien conservada.

El archivo municipal no guarda ningún documento sobre estos episodios

Un día, a Margarita le enseñaron una de las fotografías y escuchó que “estaban trucadas”. “Yo no he oído a mi padre y a mi madre nada de nazis, en la vida”, reconoce. Al observar las imágenes de 1943, la mujer identifica algunos lugares, como una de las entradas desde donde saluda el embajador von Moltke a sus camaradas o un pequeño espacio al aire libre junto al edificio donde aparecen varios integrantes del partido nazi uniformados y Juventudes Hitlerianas realizando el saludo fascista mientras izan una bandera. Hoy, ese lugar es un aparcamiento para los huéspedes.


El Ayuntamiento de Cercedilla, que se enteró de la existencia de las fotografías a través las redes sociales, asegura que en el archivo municipal no hay documentación sobre estos episodios. Si hay referencias en la edición del 15 de abril de 1943 del periódico ABC. En una de sus páginas, relatan como un martes por la noche en el Hogar de Auxilio Social Alemán de Cercedilla, donde se encontraban 20 camaradas heridos de la División Azul, se celebró un “acto de amistad y fraternidad” entre camaradas españoles y alemanes. Ahí, después de comer, los miembros de la División Azul y del Partido Nacionalsocialista en España “entonaron canciones populares y ejecutaron bailes folklóricos” y subrayaron “la estrecha camaradería existente entre los dos pueblos”.


Campamento de las Juventudes Hitlerianas

Las huellas de la Alemania nazi no sólo se quedaron en el hostal. Otto Wunderlich, según las descripciones del Instituto del Patrimonio Cultural, fotografió en 1944 a niños de las Juventudes Hitlerianas en un campamento de las montañas de alrededor de Cercedilla. El entorno natural del pueblo albergó varios campamentos de verano del Frente de Juventudes, una de las organizaciones creadas por el Partido Único de la Dictadura Franquista para “adoctrinar, integrar y movilizar a jóvenes desde los 7 años (los pelayos) hasta los 18 (flechas y cadetes)”, según expone el historiador Borja de Riquer en la obra ‘La dictadura de Franco’. Al igual que sucede con la clínica de reposo, nadie recuerda ningún campamento hitleriano.

En el centro de mayores del pueblo, Ángel y sus compañeros de mesa especulan sobre las ubicaciones de los campamentos del Frente de Juventudes. Otros, más jóvenes, conocieron los de la Organización Juvenil Española (OJE), el nombre que en 1961 adoptó la organización. Sin embargo, los chicos del pueblo no participaron en esas actividades veraniegas. Las juventudes llegaban desde Madrid.

Entrada al campamento nazi en Cercedilla. Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Durante el siglo XX, Cercedilla vivió de la construcción, la leche, el aprovechamiento de la leña y el turismo de verano. “Tenía fama de lugar de reposo”, rememora el cronista Tomás Montalvo. Cercedilla era un lugar de turismo “por recomendación médica”, donde llegaban niños para combatir su raquitismo o tuberculosis.

Rápidamente, al poner su mirada en uno de los retratos donde aparecen unos niños con el uniforme de las Juventudes Hitlerianas sentados en una mesa, Tomás se da cuenta de que un depósito entre los árboles y matorrales pertenece al cerro de la Hornilla. En este lugar, según describe, se asentaban durante los meses de verano el campamento de Cristo Rey, el de Juan de Austria y el de Hernán Cortés, todos ellos falangistas. Los campamentos de alemanes él no los conoce.

Niños con el uniforme de las Juventudes Hitlerianas jugando una partida de ajedrez en un campamento en Cercedilla. Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Wunderlich retrató también la entrada de un campamento cuyo acceso estaba marcado con una banda con la cruz gamada; a unos niños, uno de ellos con un brazalete nazi, jugando una partida de ajedrez y a otros haciendo cola para que les sirvieran la comida. La actividad de las Juventudes Hitlerianas ya había llegado tres años atrás a un pueblo cercano. En octubre de 1941, según las páginas de ABC, las Juventudes Hitlerianas visitaron la tumba de José Antonio Primo de Rivera, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y fueron recibidos y despedidos por el Frente de Juventudes.

¿Por qué eligieron los alemanes Cercedilla para asentar una clínica de reposo y un campamento de sus juventudes? “Yo me creo que obedecía a que Cercedilla era el lugar de moda de reposo médico”, razona el cronista. Margarita, tras percatarse de que en el edificio en el que pasa sus días aparece en tantas fotos, concluye que los militares alemanes sí habrán estado en su Hostal. De momento, el pueblo tiene una una nueva historia que recordar, aunque sólo sea con unas viejas fotografías y algún periódico de la época.