La historia es la mejor escritora de novelas. Pero hay que dar con ellas y darles forma, desde los hechos y la ficción, para que los lectores las devoren. Eso es lo que ha logrado el escritor y periodista Rafael Nadal en El hijo del italiano (Planeta), novela con la que ha recibido el Premio Ramon Llull. Una novela que en catalán y castellano se ha convertido en el título más vendido del pasado Sant Jordi.

El escritor se encontró con una gran historia mientras estaba en Caldes de Malavella en un encuentro con lectores. Uno de los asistentes y vecino de la localidad le preguntó que si le gustaría conocer la historia de mil italianos que se refugiaron en el pueblo durante el invierno de 1943 en plena Segunda Guerra Mundial. La historia acababa de encontrar al escritor.

Acorazado Roma

Acorazado Roma

El barco más poderoso del Mediterráneo

En septiembre de 1943 Italia firma el armisticio con el bloque de los aliados. El acorazado Roma, el barco más moderno, mejor armado y buque insignia italiano, parte desde La Spezia, en la costa noroeste de la península itálica, para hacer efectivo el desarme que estipula el acuerdo.

Explosión del Roma

Cuando el Roma y otros acorazados y naves de la flota italiana se encuentran al norte de Cerdeña son interceptados por varios aviones de la Luftwaffe. El Roma es el principal objetivo, es el barco capital de la Regia Marina y a bordo está el almirante Carlo Bergamini. Hitler personalmente ordenó el ataque, como represalia por el cambio de rumbo Italia. Los alemanes no van a fallar y para ello emplean las primeras bombas teledirigidas. Son las Fritz X diseñadas para lanzarse al agua y teledirigirlas hasta un objetivo flotante. Las bombas son precisas, la segunda que impacta en el acorazado lo parte en dos y se va a pique. De los 2021 soldados a bordo sobreviven 622.

Los barcos que resisten el ataque alemán se encuentran con que no pueden regresar a Italia y los heridos necesitan asistencia. “Los heridos no pueden volver a Italia porque los puertos han sido tomados por los alemanes así deciden partir a Mahón que es el puerto neutral más cercano”, explica Nadal. Tras pasar cerca de un mes en Baleares los mil soldados italianos son enviados a Caldes de Malavella para ser alojados en los balnearios de la zona. 497 en el de Vichy Catalán, 195 en el de Prats y 150 en Soler y 108 en dos hostales. Total 950 italianos.

“Caldes de Malavella por entonces tiene 2300 habitantes y pocos hombres ya que habían muerto, tanto en el frente como en la retaguardia. Y en ese contexto llegan 950 jóvenes italianos que llevan más de un año lejos de casa.. Hay enamoramientos, hay persecución de mujeres casadas, cabreos de hombres casados, embarazos y hasta tres matrimonios”, explica el autor. Pero además, durante los seis meses que permanecieron refugiados “hay una revolución económica, el consulado italiano paga la estancia y da una pequeña paga a los marineros que revierte en los negocios. Muchas mujeres que trabajan solas el campo y el ganado encuentran mano de obra dispuesta trabajar a cambio de comida y hay muchas situaciones de amistad y de compañía”.
Esa es la historia que recoge El hijo del italiano, “no es tanto una historia de amor romántica como una historia de amistad”, explica el periodista.

Grupo de marineros en las escalinata de la iglesia de Caldes de Malavella. Ayuntamiento de Caldes de Malavella

El centro de la novela transcurre alrededor de un vecino de la localidad, Mateu, el menor de una familia muy pobre de Caldes de Malavella del que todo el mundo dice que es hijo de un italiano de los que se refugiaron en el pueblo.

En El hijo del italiano Rafael Nadal refleja las hábitos y maneras de los pueblos de aquellos años. “Un buen día la mujer de Mateu, Neus, estando trabajando en la peluquería, recibe la pregunta de su jefa que trae una foto consigo ¿te gustaría conocer al padre de tu marido? La foto muestra un equipo de 11 jóvenes italianos con pantalón corto peinados para atrás y ella se fija en un chaval que está en la segunda fila que juega de delantero centro y que es clavado a su marido”.

Neus se lleva la foto a su casa pero Mateu ignoró la fotografía y se olvidó de ella durante 30 años en un cajón de la barbería de Caldas hasta que un día de 2003, el día que muere su madre decide emprender la búsqueda de su padre. Un búsqueda que Mateu le ha relatado a Rafael Nadal, que un día fue a un encuentro con lectores y se volvió con un una historia.