Fue la máxima expresión del genocidio organizado y perpetrado por el nazismo, la racionalización del mal, el lugar de los cielos plomizos, de las cámaras de gas y los hornos crematorios que acabaron con la vida de hasta 1,1 millones de personas. Erigido por la Alemania nazi en el actual territorio de Polonia, Auschwitz fue testigo de judíos, socialdemócratas, gitanos, homosexuales, cristianos o republicanos españoles enviados a morir, no sin que antes, sus verdugos calculasen y aprovechasen la productividad de su trabajo esclavo. Porque allí los deportados fueron gaseados, obligados a trabajar en la fábrica de caucho de I.G. Farben Buna o a pasar hambre y respirar miedo con cada salida del sol. Hasta aquel 27 de enero de 1945, cuando alrededor de las tres de la tarde la avanzada de la 332° división de infantería del Ejército Rojo se topaba con la verja que abría al mayor campo de exterminio construido por los nazis para liberar a todos los prisioneros. A los que quedaban vivos.

«El campo estaba lleno de cadáveres, muertos en sus camas, desperdigados a la intemperie allí donde fallecieron de hambre, sed, escarlatina, tifus o de un tiro de los soldados de las SS. No costaba seguir los rastros de ese calvario, porque a cada cien metros se encontraba un detenido muerto de agotamiento o fusilado. A la salida de una aldea, una mujer sentada en un tronco cantaba una nana a su hijo. Pero el niño estaba muerto, y su madre, loca», escribió el comandante del cuerpo de combate de élite de las Schutzstaffel, Rudolf Höss, en sus memorias.

Allí ya casi no quedaban guardias alemanes. Auschwitz había empezado a ser evacuado a finales de 1944, anticipando el avance de las fuerzas soviéticas tras su victoria meses antes durante la Operación Bagration. Los alemanes habían huido y destrozado la mayoría de los depósitos del campo antes de hacerlo. Destruyeron los crematorios y quemaros los archivos. Borraron sus huellas, pero no el recuerdo del infierno de los que vivieron, ni el anhelo de libertad de los que murieron y aún perduran en la memoria de muchos: «Los soldados soviéticos que llegaron al campo aquel 27 de enero encontraron 370.000 trajes de hombre, 837.000 vestidos de mujer, 44.000 pares de zapatos y 7,7 toneladas de cabello humano, que, según cálculos de la época, corresponderían a unas 140.000 personas».

«La maldad que destruyó a seis millones de judíos y a otras personas en aquellos campos, todavía nos amenaza hoy día»

La liberación llegaba tarde para centenares de presos, pero llegaba, y aquella fecha se proclamó en 2005 por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto: «Estamos viendo cómo la intolerancia se asienta en el curso normal de la política, atenaza a las minorías, a la comunidad musulmana, a las personas migrantes y refugiadas, y se aprovecha de la ira y la ansiedad que aflora en un mundo cambiante. Es por ello que ahora más que nunca debemos unirnos con motivo del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto y luchar por los valores universales en la construcción de un mundo basado en la igualdad», señala el Secretario General de la Naciones Unidas, António Guterres, en el 77 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau.

Pero el de Auschwitz no fue el primer campo de concentración liberado por el Ejército Rojo. En julio de 1944 se habían encontrado ya con los campos de Majdanek y Lublin, y luego también llegarían a Belzec, Sobibor y Treblinka, todos en Polonia. Poco después de la rendición de Alemania, las fuerzas soviéticas liberaron los campos principales de Stutthof, Sachsenhausen, y Ravensbrueck.

El horror del Holocausto, de los libros a la gran pantalla

Las imborrables imágenes que salieron a la luz tras la liberación de Auschwitz-Birkenau han permito atisbar sólo la superficie de un infierno que los supervivientes no han dejado de pedir que no se olvide para que no se repita jamás y del que, además, a lo largo de la historia se han hecho eco de distintas maneras, el cine, la televisión y la literatura.

'La lista de Schindler ', 1993

Basada en la novela El arca de Schindler del escritor australiano Thomas Keneally y dirigida por Steven Spielberg, La lista de Schindler relata un período de la vida de Oskar Schindler, un empresario de etnia alemana que salvó de morir en el Holocausto a más de mil judíos polacos durante la Segunda Guerra Mundial empleándolos como trabajadores de sus fábricas. 

'El niño con el pijama de rayas', 2006

Convertida en una película en 2008, El niño con el pijama de rayas, es una novela escrita por el autor irlandés John Boyne que narra, desde la inocente óptica de Bruno, hijo de un militar de alto rango nazi que se muda junto a su familia a un lugar llamado 'Auschwitz', la vida de aquellos que viven al otro lado de una reja y visten un pijama de rayas.

'El tatuador de Auschwitz', 2018

El tatuador de Auschwitz es la novela basada en la historia real de amor y superación de Lale y Gita Sokolov, dos judíos eslovacos que consiguieron, contra todo pronóstico, sobrevivir al Holocausto.

'El Diario de Ana Frank', 1947

Oculta con su familia y otra familia judía en una buhardilla de unos almacenes de Ámsterdam durante la ocupación nazi de Holanda, Ana Frank escribió los que se convertirían en el long seller que brinda la oportunidad de revivir la represión nazi y poner en valor la supervivencia, fuerza moral y el recuerdo de aquella niña lúcida e inteligente que soñó con ser escritora, periodista, y un pájaro con alas con las que rozar la libertad: «Me siento como un pájaro con alas cortadas, que se tira contra los barrotes de la jaula. ¡Déjame salir!, grita una voz dentro de mí!».

'Si esto es un hombre', 1947

Escrito por Primo Levi entre diciembre de 1945 y enero de 1947, el autor cuenta su propia experiencia, de ascendencia judía, durante su cautiverio en el campo de exterminio nazi de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, donde fue deportado tras ser arrestado como miembro de un pequeño grupo de resistentes en diciembre de 1943: «(...) Habían cerrado las puertas enseguida pero el tren no se puso en marcha hasta por la tarde. Nos habíamos enterado con alivio de nuestro destino: Auschwitz».

'El hijo de Saul', 2015

Dirigida por László Nemes y ganadora del Oscar a la Mejor Película de Habla no Ingles, El hijo de Saul narra la vida de Saul Auslander, un prisionero húngaro que trabaja en uno de los hornos crematorios de Auschwitz y que es obligado a quemar los cadáveres de los habitantes de su propio pueblo: «Es una película que ha inventado una nueva forma de abordar el Holocausto».

#WeRemember, la campaña global para combatir el antisemitismo

La Comisión Europea iluminará durante este jueves por primera vez su edificio principal en Bruselas con motivo de la conmemoración, sumándose así a la campaña #WeRemember impulsada por el Congreso Mundial Judío y la Unesco en memoria de las víctimas de la Shoah.

Desde la pandemia los infundios conspiratorios antisemitas se han disparado"

úrsula vor der leyen

El edificio Berlaymont de la capital europea, sede del Ejecutivo comunitario, conmemorará de esta forma el 77 aniversario de la liberación del campo de concentración con el objetivo de recordar a los «millones de mujeres, hombres y niños judíos, así como a todas las víctimas asesinadas pro el régimen nazi», ha informado la institución en un comunicado.

También con motivo del aniversario, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó este miércoles que el Holocausto «fue una catástrofe europea» provocada por el antisemitismo que «deshumaniza al pueblo judío», y del que advierte: «Desde el inicio de la pandemia, la desinformación y los infundios conspiratorios antisemitas se han disparado tanto en línea como fuera de línea las personas que marchan por las calles europeas con la estrella de David y comparando con el genocidio del régimen nazi las medidas adoptadas con motivo de la pandemia, trivializan la experiencia de las víctimas del Holocausto».