En pleno centro de Valladolid, en su Feria del Libro, este sábado se ha presentado Consolidar la democracia, un volumen que busca devolver a la primera línea de la historia reciente al presidente más olvidado de la Transición: Leopoldo Calvo-Sotelo. Sus autores, los historiadores José-Vidal Pelaz (Universidad de Valladolid) y Pablo Pérez (Universidad de Navarra), reconstruyen en estas páginas los veinte meses de su presidencia, marcados por la herencia envenenada de la dimisión de Suárez, la resaca del golpe del 23-F y la descomposición de la UCD.
Lejos de un relato complaciente, el libro parte del acceso al archivo personal del expresidente –una fuente inédita cedida por su familia– y lo entrecruza con documentos oficiales, testimonios de sus colaboradores más cercanos y material gráfico. El resultado es una biografía política rigurosa que desafía la imagen convencional de Calvo-Sotelo como un mandatario gris o meramente interino. "Era un tecnócrata, sí, pero también un político con convicciones profundas", ha subrayado Pablo Pérez, quien no ha dudado en calificar esos meses de 1981 y 1982, antes de la arrolladora victoria socialista, como “decisiva para que el régimen democrático no se desmoronara tras el golpe de Estado”.
Una presidencia breve pero decisiva
El golpe del 23-F, de hecho, es el punto de inflexión que estructura la obra. Si Suárez fue el arquitecto del cambio político, sostienen los autores, a Calvo-Sotelo le tocó evitar que la democracia se convirtiera en un paréntesis más en la historia española. Lo hizo asumiendo tareas ingentes: la consolidación del poder civil frente al militar, el avance del proceso autonómico, la gestión de una crisis económica y social grave y la incorporación de España a la OTAN, con escenas dignas de un thriller diplomático.
También se enfrentó a las tensiones internas de su partido –un "gobierno pirandelliano", como lo define Pelaz–, a una oposición socialista muy combativa y a debates decisivos como el de la Ley del Divorcio, que evidenciaron la fragilidad parlamentaria de la UCD. "Gobierno, partido y grupo parlamentario estaban con frecuencia divididos, enfrentados, a veces desgarrados", ha recordado Pérez.
"El cambio ya lo había hecho UCD"
Uno de los momentos más emotivos de la presentación fue la intervención de Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín, hijo del expresidente, quien celebró el rigor del libro "aunque sólo sea para que se recuerde que hubo tiempos de discrepancia y convivencia más saludables que los actuales". También reivindicó el legado administrativo de su padre: "Esto no es solo buena historia política, también es excelente historia institucional".
Más allá del retrato de una figura política subestimada, Consolidar la democracia propone una lectura alternativa del fin de la Transición: no como un proceso culminado en 1978, sino como un periodo que concluye, en gran medida, con la ejemplar entrega del poder al primer Gobierno socialista. Como el propio Calvo-Sotelo ironizó en su día, "el cambio ya lo había hecho UCD". Este libro demuestra que, más allá del eslogan, esa afirmación contiene una parte sustancial de verdad.
Te puede interesar