Esquivó a las tropas alemanas en Creta durante once largos meses y en 1942 fue rescatado en una operación de las fuerzas secretas británicas. Un año después, se había convertido en piloto del Special Air Service (SAS), la élite del ejército británico, y acabó participando en operaciones más allá de la líneas enemigas en Francia e Italia. “La de Francisco Gerónimo parece ficción pero es una historia increíble”, reconoce Sean F. Scullion, el militar e historiador británico que ha pasado la última década desempolvando la memoria de los “españoles de Churchill”, aquellos derrotados en la Guerra Civil española que se enrolaron en las filas del ejército británico para luchar contra el fascismo.
Desde Creta hasta Normandía, desde los campos del norte de África hasta el desfile de la victoria en Berlín. Más de mil republicanos españoles exiliados tras la Guerra Civil cambiaron el fusil republicano por el uniforme británico para combatir el avance de Hitler y sus afines. A partir de testimonios de descendientes y de múltiples viajes y fuentes Scullion reconstruye la historia de esos hombres olvidados en Españoles contra el nazismo, que publica Espasa.
Sus biografías, recuperadas ahora, trazan un periplo común. “En realidad, compartían muchísimas cosas. Además de combatir juntos como soldados en el ejército británico, querían luchar por la libertad contra el fascismo. Una lucha que veían como algo imprescindible. Muchos habían combatido en el bando republicano durante la Guerra Civil y querían seguir luchando contra el régimen franquista de alguna manera durante su exilio”, explica Scullion en conversación con El Independiente. “Vieron su oportunidad luciendo el uniforme británico durante la II Guerra Mundial. En el exilio, juntos se vieron obligados a gritar en voz alta el deber que tenían de protestar contra lo que había ocurrido en España y lo que podría ocurrir en el resto del mundo. Una cosa que se hizo realidad cuando estalló la II Guerra Mundial en 1940”.
Londres, octubre de 1975. Frente al Cenotafio de Whitehall, un pequeño grupo de veteranos se agrupa en silencio. Visten blazers oscuros, zapatos bien lustrados y llevan sobre el pecho medallas británicas. A sus pies, una corona con los colores de la bandera republicana española. Un cartel reza: "En recuerdo de los españoles que dieron la vida por la libertad, 1939-1945". Nadie en España sabrá de este acto. Aún rige el franquismo. Aún son invisibles.
Para muchos fue su segunda, incluso su tercera guerra. Y aún así, no dudaron en seguir combatiendo
Cuarenta años antes, muchos de esos hombres atravesaron los Pirineos con el Ejército republicano en retirada. Dejaron atrás una España rota y cruzaron a una Francia que, aunque republicana en nombre, los internó en campos de concentración. De allí, a alistarse en el ejército británico fue una forma de seguir luchando, de no rendirse, esboza Scullion. “Eran guerreros natos”, dice el británico. “Para muchos fue su segunda, incluso su tercera guerra. Y aún así, no dudaron en seguir combatiendo”.
Su libro recoge con rigor la odisea de más de mil exiliados republicanos que se integraron en las fuerzas británicas durante la Segunda Guerra Mundial. No solo fueron zapadores o trabajadores. Muchos entraron en unidades de élite como el SAS, los comandos de Oriente Medio o los agentes del SOE (Dirección de Operaciones Especiales). “Más de 100 españoles se convirtieron en agentes de las fuerzas secretas británicas entre 1940 y 1943. Aunque no todos estuvieron en operaciones es una historia importante que trataré en un libro futuro. Unos cuantos contribuyeron a operaciones entre 1943 y 45, sobre todo, en Francia en 1944”, apunta.
De Djelfa a Normandía
La historia de Agustín Roa Ventura resume esa epopeya. Fue encarcelado varias veces, internado en Djelfa -en la actual Argelia-, uno de los campos más duros del norte de África. De allí pasó a formar parte del ejército británico. “Hay que decir que muchos tuvieron historias fascinantes que forman una parte sorprendente de la historia global de estos hombres. No podía contar esta historia sin incluir a personas como Agustín Roa Ventura, por ejemplo, que fue encarcelado varias veces e internado en el campo de concentración de Djelfa antes de hacerse soldado en el ejército británico en África del norte. Agustín fue uno de los personajes clave en contar la historia de estos españoles”, subraya el historiador.
“También hay personas como Fausto Garcia y su mujer Teodosia. Tuvieron que mandar a sus dos hijos a Inglaterra en 1937 junto con casi 4.000 niños vascos. En 1939 se escaparon a Orán, en Argelia. Poco después fueron enviados a campos de concentración también. Fausto se hizo soldado con Agustín Roa Ventura y en 1947 pudo reencontrarse con su mujer e hijos en Gran Bretaña. Hay muchísimas otras historias así que valen la pena contar y conocer. Lo que más me ha sorprendido ha sido la dignidad y la verdadera fuerza de carácter de estas personas. Lo he intentado describir en mi libro”.
Otros como Fernando Esteve, participaron en la toma de Salerno, cruzaron el Volturno y desembarcaron en Normandía. Estuvieron en la primera línea hasta Berlín. “Después de escaparse de Creta en 1941 se hizo miembro del primer Regimiento de Servicios Especiales en Egipto y en 1943 decidió volver a la infantería. Ese año desembarcó en Salerno con su batallón. Cruzando el Volturno, fue parte de un grupo de españoles del batallón que estuvieron en una patrulla salvada por otro español, Josep Vilanova. A finales de 1943 su batallón fue trasladado a Inglaterra y luego desembarcó el 8 de junio en Normandía. El batallón estuvo luchando contra el Eje hasta terminarse la guerra. Fernando fue ascendido a cabo y estuvo en todas las batallas hasta formar parte del desfile aliado de la victoria que tuvo lugar en Berlín en julio 1945”, evoca Scullion.
Son apenas un puñado de nombres, héroes hasta ahora anónimos a los que nunca se les reconoció su gesta. Otros nombre son Rafael Ramos Masens, que participó en el asalto a un cuartel general alemán en Italia, y Ángel Camarena, que escapó por poco de una ejecución sumaria tras ser detenido en la España franquista. A todos les une el exilio y la supervivencia.
Agentes y soldados
Entre 1940 y 1943, más de un centenar de españoles trabajaron como agentes secretos británicos. Algunos se entrenaron en Escocia. Otros actuaron en Francia ocupada enlazando con la Resistencia. “Alfonso Cánovas, que operaba en uno de los grupos del Special Operations Executive, enlazó con la Resistencia en 1944, para encontrarse con que gran parte de los partisanos eran guerrilleros españoles”, asevera el historiador. “Los españoles estaban en todas partes, incluso en misiones de sabotaje bajo la dirección del SOE. Muchos fueron entrenados para regresar clandestinamente a España, en caso de que surgiera una revuelta contra Franco”.
Hay un elemento casi trágico: combatieron por un país que no era el suyo, pero que los acogió. Y luego, ni el Reino Unido ni España supieron honrarlos como merecían
La 50ª Compañía de Oriente Medio reunió a 63 españoles. Se desplegaron por Siria, Palestina, Egipto o Jordania. Varios cayeron prisioneros tras la Batalla de Creta. Otros huyeron y siguieron luchando. Pese al valor demostrado, pocos llegaron a rangos superiores. La barrera del idioma, los prejuicios, la falta de documentación jugaron en su contra. “Hay un elemento casi trágico: combatieron por un país que no era el suyo, pero que los acogió. Y luego, ni el Reino Unido ni España supieron honrarlos como merecían”, lamenta el responsable ahora de reivindicar su memoria.
Una dignidad intacta
Su voluminoso ensayo es, en realidad, el segundo intento de contar la historia de los republicanos españoles enfundados en uniforme británico. “El libro de Daniel Arasa fue un importante paso en contar la historia de estos hombres. Hace unos años, me puse en contacto con Daniel y me dijo que hacía falta más sobre estos hombres. En mis dos libros (en inglés y en castellano) he ido más allá de lo que hizo Daniel usando material de los archivos que habían salido recientemente además de entrevistas con familiares, fotos y mapas. Así la historia ha sido realmente mejorada usando estas diversas fuentes y también ha ayudado a describir estas historias más detalladamente. Creo que aunque el libro de Daniel hizo un trabajo significativo en contar la historia de estos hombres, la historia era realmente desconocida en general. En mi opinión esto fue debido a que otras historias que se habían sacado a la luz se vieron como más importantes hasta cierto punto y captaron el interés de la gente. Pero en realidad tenemos que efectivamente entender que existía esta historia increíble y fascinante de más de mil hombres que lucharon contra el nazismo en uniforme británico y que esto justamente representa otra faceta de la memoria histórica tanto española como británica”, reclama Scullion.
En su travesía ha contado con la ayuda de los familiares de aquellos combatientes españoles, hoy ya fallecidos. “Una vez que tenía el libro de Daniel como punto de partida me puse a investigar. Faltaban muchas cosas y detalles que encontré en archivos y en entrevistas con las familias. En realidad esta investigación ha sido posible gracias a las familias que tienen un orgullo tremendo sobre lo que hicieron sus antepasados. Yo solo intento hacer lo máximo posible para sacar esta historia desconocida a la luz y darles a estos hombres el reconocimiento merecido”, murmura. “Lo más bello y emotivo han sido las entrevistas con familias donde no solo he podido abrir puertas en mis investigaciones sino que, además, he podido trasladar a las familias más información sobre cosas que ocurrieron para realmente clarificar y apoyarles en la información que tienen de sus antepasados”. “Ellos me han confiado cartas, fotos, recuerdos. Muchos no sabían los detalles de lo que sus padres o abuelos hicieron”, añade.
El texto no solo bucea en las historias de quienes resistieron todas las penurias y acabaron vivos en la II Guerra Mundial. “Hay varias historias trágicas de algunos que perdieron sus vidas. Eran jóvenes y fuertes, con una manera increíble de ser fieles a todos a su alrededor”, advierte. “Mientras estuvieron bajo mando británico sus oficiales fueron tratados como iguales que los demás. Entre los comandos de Oriente Medio los españoles fueron percibidos como guerreros, sobre todo, en operaciones nocturnas. Claro, como en todos los ejércitos, hubo algún español que se comportó mal, pero esto no fue nada fuera de lo normal”. “Al acabar la guerra, quienes decidieron permanecer en Gran Bretaña tuvieron que luchar por quedarse. Pero el problema era que, como la mayoría habían sido presos o internados en campos de concentración en el norte de África, no tenían adonde ir. Tras reuniones con parlamentarios laboristas, se les autorizó quedarse en el Reino Unido”.
Merecen un monumento. No han sido reconocidos lo suficiente
Después de la contienda, cientos establecieron su hogar en suelo británico. Formaron la Asociación de Excombatientes Españoles. Denunciaron durante décadas la dictadura franquista. Pero el reconocimiento nunca llegó. Ni en Londres, ni en Madrid.“La Asociación de Excombatientes Españoles luchó a partir de principios de los años 50 contra el régimen franquista. A través de protestas se enfocó bastante sobre lo que estaba ocurriendo todavía en España durante ese periodo. Miembros del partido laborista británico les apoyaron en sus actividades y sus protestas fueron evolucionando”, expone.
Deudas sin saldar
Hoy, Scullion trabaja con las familias en un proyecto que busca levantar un monumento. “Se merecen un homenaje digno”, insiste. “Han pasado casi cien años desde que algunos de ellos tomaron las armas por primera vez. No podemos esperar más. En realidad no han sido reconocidos lo suficiente. Espero que este libro empiece a enfocar esta historia”, dice.
“Este libro no es un cierre, es una apertura. Hay más nombres, más vidas, más historias esperando salir de los archivos”, arguye. “Muchas cosas quedan pendientes y todavía tengo muchas cosas que preguntar. Todavía hay más que descubrir sobre estos españoles en África del Norte y también en otros lugares, además de los que decidieron quedarse en Gran Bretaña. Mi propósito es escribir varios libros más sobre aspectos más profundos de la contribución española en la Fuerzas Especiales, los servicios secretos británicos y su servicio en África del Norte e Italia. También quiero arrojar luz sobre los diarios y las memorias de algunos cuyas familias me han dejado explorar. El trabajo sigue”, declara confiado en cambiar el curso de la memoria. “Muchos de estos mismos hombres creían que habían sido olvidados. Hay que rectificar ese olvido”.
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3 Comentarios
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hace 10 horas
Seguramente esos epañoles lucharon bravamente. Aunque serían comunistas, claro, un autoritarismo tan malo como el fascismo contra el que luchaban.
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