Los dominios del rey Carlos III (1759-1788), que pasó a la posteridad como El Mejor Alcalde de Madrid, tienen un hito particular mucho más lejos, junto al lago Michigan (EEUU), donde quedó plantada una bandera de España durante su corto reinado.

PUBLICIDAD

El historiador Manuel Trillo rescata en su ensayo La conquista española olvidada la poco conocida toma española del fuerte San José en 1781, que se arrebató a los ingleses en Michigan y que "influyó en el dibujo de las fronteras de los Estados Unidos cuando se negociaron posteriormente en París".

El interés de Trillo por este episodio surgió hace catorce años, durante un viaje por Estados Unidos, en el que descubrió en Florida la vieja San Agustín, fundada en 1565 por el asturiano Pedro Menéndez de Avilés, "la ciudad más antigua del país habitada de forma ininterrumpida", recuerda en una entrevista con José Oliva [Agencia Efe].

El punto de partida del ensayo fue el libro The Battle of St Louis, the Attack on Cahokia and the American Revolution in the West (2017) de Stephen L. Kling (Jr.), Kristine L. Sjostrom y Marysia T. López, sobre el ataque lanzado en 1780 por los británicos contra San Luis, entonces capital de la Alta Luisiana española, que le hicieron llegar integrantes en España de la organización Daughters of the American Revolution.

"Allí leí que una expedición conquistó y plantó la bandera de España en un remoto puesto inglés junto al lago Michigan y me quedé intrigado con aquella aventura casi desconocida que ensanchaba los dominios de Carlos III", explica.

Contra los británicos

La conquista española olvidada (Crítica) describe la "épica" de aquella expedición, tras recorrer más de 800 kilómetros en un crudo invierno, que fue "mucho más que una simple escaramuza" y que supuso "frenar la nueva ofensiva que preparaban los británicos para la primavera siguiente para resarcirse del fallido ataque de 1780 al fuerte de San Luis, hoy en el estado de Misuri".

Aquella proeza lanzó a los nativos el mensaje de que la potencia hegemónica era España, lo que reforzó sus alianzas y debilitó las británicas.

San José era "estratégico", en un paso terrestre desde los Grandes Lagos al valle del Misisipi, y cuando fue conquistado por España, recuerda, ya tenía cerca de un siglo de historia, como misión jesuita y como puesto peletero francés antes de pasar a manos británicas.

Trillo enmarca este episodio en un territorio, la Luisiana, "una provincia cuatro veces la Península Ibérica, cedida por Francia tras la guerra de los Siete Años y poblada por habitantes de origen francés, además de múltiples naciones nativas, donde España supo tolerar sus costumbres e idioma para manejar aquellas extensiones que tenían enfrente a los británicos en un primer momento y a los estadounidenses después".

Desde la Luisiana, apunta, "España fue clave para la victoria de los sublevados, primero a través del suministro encubierto de armas, pertrechos y financiación a los rebeldes y luego con la entrada en guerra contra Gran Bretaña". "Y si en el norte se frenó a los ingleses en San Luis y se conquistó el fuerte de San José -agrega-, en el sur Bernardo de Gálvez barrió a los británicos del bajo Misisipi y tomó Mobile y Pensacola".

San José era "estratégico", en un paso terrestre desde los Grandes Lagos al valle del Misisipi, y cuando fue conquistado por España ya tenía cerca de un siglo de historia

El libro incluye la reproducción por primera vez del acta de posesión original de la toma en 1781 del fuerte inglés de San José y de la amplia región al sur de los Grandes Lagos, de Illinois a Michigan, que localizó en la biblioteca Bancroft de la Universidad de California en Berkeley.

También ha podido consultar en archivos de ambos lados del Atlántico cartas del teniente de gobernador Francisco Cruzat que explican cómo se organizó y cómo se desarrolló la expedición de 1781 o el testamento y el registro del fallecimiento en 1783 del líder de la partida, el capitán de milicias Eugene Pourée.

Trillo atribuye el olvido en el que ha caído este episodio a que "en la memoria estadounidense, los franceses quedaron como sus grandes aliados, plasmado además en un tratado que los llevó a luchar juntos en momentos estelares como la batalla de Yorktown (1781), mientras que los españoles lo hicieron de forma encubierta y, cuando entraron en guerra, lo hicieron como aliados de los franceses".

En cuanto al fuerte de San José, también fue determinante que la expedición se limitó a plantar la bandera española y regresara al día siguiente sin dejar una guarnición que asegurara la posesión, porque el objetivo "no era colonizar de forma efectiva el territorio".

De Obama a Trump

Al contrario de lo que hizo Obama, que reconoció esos orígenes de una gran parte de Estados Unidos, piensa Trillo que Donald Trump no tendrá ese gesto, por ser "heredero de la vieja corriente nativista, que prima la tradición anglosajona frente a otras aportaciones culturales".

Recuerda el historiador que "España estuvo presente en Norteamérica más de 300 años, lo que supera aún con mucho a los 249 años que han pasado desde la declaración de independencia de 1776".

El autor también combate en su ensayo determinadas reescrituras de la historia de EEUU de corte supuestamente indigenista que pintan con brocha gorda a los españoles como despiadados conquistadores.

"Al tomar posesión de la Luisiana, España prohibió esclavizar a los nativos y, tras el nacimiento de los Estados Unidos, jefes de tribus a las que los americanos echaban de sus tierras acudían a San Luis para pedir auxilio porque sabían que los españoles los trataban con mayor humanidad", concluye.

PUBLICIDAD