A comienzos de los años 70 Salvador Dalí firmó un contrato para realizar su propia versión de las 78 cartas del tarot. El contrató cambió de manos varias veces hasta que terminó en las de un editor neoyorquino que obligó a Dalí a terminar los guaches que componían la baraja del contrato. Tuvo que llegar a congelar sus cuentas bancarias en EE.UU. por vía judicial para conseguirlo. El genio de Figueres se vio obligado a firmar cerca de 20.000 copias, 250 por cada una de las 78 cartas.

Años después, Dalí logró recuperarlas. En 1983 y 1984 la imprenta catalana Naipes Comas publicó la baraja completas de las cartas. Cuando la empresa cerró por jubilación de los propietarios, Cartamundi adquirió los derechos. La editorial Taschen la ha reeditado ahora en una edición especial.

La baraja de Dalí,  como todas las cartas del tarot, está compuesta por 22 triunfos o arcanos mayores que representan aspectos trascendentes de la vida como el amor, el diablo y la muerte.  Las 56 cartas restantes son arcanos menores que compilan rasgos de la personalidad como la creatividad, el temperamento o la alegría. Los arcanos menores se subdivide en los palos clásicos; bastos, copas y espadas.

La particularidad de las cartas de Dalí radica en la fusión de su mundo surrealista con el mundo mágico del tarot, una simbiosis que hace de cada una de las cartas una creación artística única.

El propio Dalí protagoniza el arcano mayor El Mago, que representa el espíritu inventivo y creativo. Una carta en la que Dalí se representa bajo los arcos de la Saint Chapelle de París, sobre una mesa que es la misma de su cuadro La última cena de 1955, salvo que esta vez él ocupa el lugar de Cristo. Por el vértice de la mesa un reloj se derrite. La carta es la número 1 de la baraja.

Gala La Emperatriz

Gala, su mujer no podía faltar y protagonizar otro de los arcanos mayores de la baraja: La Emperatriz. En la simbología esotérica evoca a la madre de los dioses y es un espejo de la feminidad del hombre. Es la misma Gala del cuadro Santa Elena en Portlligat (1956) en el que representó a su pareja como Santa Helena, que era su nombre verdadero. Gala era una gran lectora de las cartas del Tarot, lo hacía incluso durante el franquismo que estaba perseguido.

Reina de copas

La carta que se interpreta como la superación de un mirada unilateral de las cosas es representada por Dalí con el retrato de Isabel de Austria, reina de Francia. Dalí añade a su rostro un bigote y perilla como Duchamp con la Mona Lisa en 1919.

La muerte

Es una de las cartas más importantes del tarot, para cuya representación Dalí realizó esta composición original cargada de simbolismo. La carta de la muerte significa el final de algo, pero también el comienzo de algo más, la rosa significa que la vida continúa. La carta de la muerte es transformación.

Los enamorados

Este arcano mayor utiliza como fuentes pictóricas la obra Neptuno y Anfítrite (1516) de Jan Gossaert, alias Mabuse. Los enamorados son los expulsados del Paraíso y a la vez los mismos que regresan el día del Juicio Final.

Diez de espadas

La muerte de Julio Cesar, de Vicenzo Camuccini representa este arcano menor del palo de espadas que representan el espíritu destructor. Pero esta carta también tiene un significado positivo sobre la superación de las autoridades mundanas.