Con su verbo suelto inasequible a la mordaza, El bando bueno de Sr. Chinarro es otro de esos discos que, publicado en plena desescalada por coronavirus, predijo muchos de los aspectos centrales del confinamiento, como el medioambiente, la depresión o la polarización social. "El carácter del español es dado a la trifulca y la gresca. De hecho, este parece el período de paz más largo que hemos tenido de momento", señala a Efe su autor, Antonio Luque, antes de hacer suyo el símil de Woody Guthrie sobre su guitarra "que mataba fascitas" de una manera algo más literal: "A mí también me entran ganas de coger la mía para darle en la cabeza a alguno con ella".

Él parece no tener dudas de cuál es el bando bueno que titula este disco. "Al fascista se le ve claramente", dice. "El dueño del dinero cojea más de un pie que de otro", remacha poco después. Lo dice desde Cataluña, donde reside este sevillano que se deleita estos días con placeres sencillos, como disfrutar de una playa que de limpia parece la de Bolonia (Cádiz), escuchando música o leyendo y saliendo lo justo para correr e ir a la compra. La televisión, encendida pero sin sonido, como una cuestión de salud mental.

"Viví seis años sin TV y fueron los más felices de mi vida", suscribe Luque ante un tema, el de los mundos que construimos a nuestro alrededor con sus "loops de mentiras refritas", que aborda en el primer corte, La famiglia reale. Con una letra que parece fruto de una escritura casi automática ("pero que no lo es", precisa), allí canta: "Dame caricias, falsas noticias, sé mi princesa Leticia".

"Está escrito con 'c', porque se dirige a cualquier mujer que te habla desde la pantalla, como hacía Leticia Ortiz cuando era reportera", indica en días en los que es difícil saber qué es cierto de cuanto se viraliza (él mismo cayó en el engaño del manifestante con un palo de golf que no era tal en las recientes protestas del madrileño barrio de Salamanca contra el Gobierno).

Grabado en el estudio de Producciones Peligrosas, en Granada, bajo la producción de J (Los Planetas) y Jordi Gil, "El bando bueno" (Mushroom Pillow) alcanza la cifra redonda de su vigésimo lanzamiento, aunque su autor haya perdido la cuenta desde aquel precursor del "indie" patrio que fue "Sr. Chinarro" en 1994. En su álbum más reciente, vuelve a hablar de conciencia medioambiental (Planeta B) y trata además los altibajos piscológicos (Depresión), dos cuestiones que han salido a relucir igualmente en estos días.

"No hay que llevarse a engaños", dice respecto a la primera de ellas. "La gente no aprende nada y eso lo sé desde el colegio. Todo lo que dejamos de hacer lo vamos a hacer el doble y a mala leche", pronostica, prevenido por "los atascos" que se avecinan. Algo más optimista se muestra respecto al tema de la depresión. ¿Qué hacer para vadearla? "Cuando tienes cubiertas las necesidades básicas, todo hay que tomárselo a broma", opina Luque, que añade a la receta de la estabilidad mental contar con una buena guitarra, como la Squier Stratocaster de 1983 que se compró con 17 años y que recientemente ha podido recuperar.

Sobre Sábanas santas, anticipo del álbum al que dio forma de rumba, reconoce que está bien que "se saque del ostracismo la cultura andaluza, pero no imitando a Triana". "Prefiero lo que hacen Los Planetas, de renovar ese sonido mezclándolo con otras cosas como Joy Division. Aunque a decir verdad, se ha hecho muchas veces todo ya", afirma Luque, quien anuncia que piensa aprovechar los meses de parón del directo a causa del coronavirus para dar forma a otro disco más.