"Ya nada me calla, ya todo me sobra. Si tocan a una, respondemos todas. Soy Claudia, soy Esther y soy Teresa. Soy Ingrid, soy Fabiola y soy Valeria. Soy la niña que subiste por la fuerza. Soy la madre que ahora llora por sus muertas". Y soy esta que te hará pagar las cuentas" clama Vivir Quintana (Coahuila, México, 1985) en Canción sin miedo.

El tema vio la luz en 2020 como respuesta a una oleada de feminicidios en su país y en poco tiempo se convirtió en un himno mundial contra el machismo. La artista presentará esta y otras canciones este martes 25 de julio en su primera actuación en Madrid, que tendrá lugar a las 19:30 horas en Casa de México. Antes, hablamos con ella sobre sus últimas canciones, su infancia o el peso de ser una artista comprometida.

Pregunta.- Para el que todavía no lo sepa, ¿Quién es Vivir Quintana?

Respuesta.- Soy una cantautora del norte de México. En España me conocen por Canción sin miedo, que se hizo viral hace unos años, y ahora venimos a tocar para que la gente conozca también mis otras canciones.

P.- Dice que su música pertenece al "ranchero azul". ¿Qué significa esto?

R.- Está relacionado con hacer y crear nuevas narrativas dentro de la misma música regional, también lo llamo blues regional. Es poético, profundo y busca hablar de temas distintos, progresando, quitando la idea del amor romántico que tanto daño nos ha hecho en México.

P.- ¿Cuándo supo que quería dedicarse a la música?

R.- Creo que cuando tenía 12 años y ahora tengo 38, así que prácticamente toda mi vida. Yo no lo recuerdo, pero mis papás me cuentan que cuando era súper chiquita me encantaba componer canciones y hacer ejercicios sobre cómo se escucha una palabra junto a otra. Siempre me gustó cantar, pero algo que he reflexionado es que es muy importante que, cuando eres niño o niña, alguien te diga que ve que eres bueno o buena para algo. A mí me pasó con un profesor, que me dijo "tú puedes cantar" y me abrió un mundo increíble. Desde entonces creí que podía hacerlo, mis padres me apoyaron, me hice invencible y trabajé para dedicarme a ello.

P.- ¿Sus padres le inculcaron el interés por experimentar con la música?

R.- Lo fui descubriendo poco a poco, fue un camino de reconstrucción musical y personal y ambas cosas sucedieron a la par, aunque desde hace 10 años tengo súper claro que la música se puede transformar.

P.- Corazón de ave es una de sus últimas canciones. ¿De qué habla?

R.- Yo soy de Coahuila, que está como a una hora y media en avión y a 14 o 15 horas en coche de Ciudad de México. Fui allí a buscar una oportunidad en el mundo de la música y, como es normal, no todo fue bien. La canción surgió en un momento en el que las cosas no sucedían como yo esperaba, por lo que me sentí triste por mi relación con la música. Ponía todo mi empeño, pero no pasaba nada. La canción personifica la música y habla de lo que pasa cuando quieres tener una relación con alguien y no puedes no por falta de amor, sino por falta de aprendizaje. También narra cómo se puede transformar el dolor en algo creativo.

"Me encantaría cantar con Rozalén"

P.- ¿Escribe siempre sobre sus experiencias?

R.- No, también trato de escribir sobre las cosas que veo o que me platican, aunque sin exponer a quienes me las cuentan. Me gusta mucho como hacer noticiarios en las canciones, lo que más me gusta es crear historias.

P.- ¿Quiénes son los artistas que más le han influido?

R.- La cantante mexicana Lola Beltrán, su canción Cucurrucucú paloma fue una de las primeras que canté cuando era pequeña. En mi estudio tengo una fotografía enmarcada de ella. También la argentina Mercedes Sosa, he tenido mucha influencia latinoamericana. Pero todo va cambiando, a veces alguien te influye por el momento en el que estás, sigues caminando y esos maestros se convierten en parte de la historia y llegan otros nuevos.

P.- Ha trabajado con artistas como Mon Laferte. ¿Alguna colaboración soñada?

R.- Tuve la fortuna el año pasado de conocer a Rozalén acá en España y hemos hemos quedado en juntarnos pronto para hacer algo. Hay muchos artistas de acá que me mueven mucho.

P.- Ha hecho bandas sonoras de películas como Black Panther. ¿Es una faceta que le gustaría continuar?

R.- Sí, a mí el cine me gusta bastante y lo visual me me mueve muchísimo, creo que va todo de la mano, que es un diálogo que se da entre la música y las escenas. Desde hace muchos años me gusta profundizar en eso y me encantaría seguir haciéndolo.

P.- ¿Por qué escribió Vivir sin miedo?

R.- Fue a raíz de la colaboración con Mon Laferte y también me impulsó saber que en mi país estaban pasando todas estas situaciones que hasta ahora no tienen solución. México es uno de los países más peligrosos para las mujeres en estos momentos y creo que una manera de hacer frente y hacer diálogo es por medio de la música. La música es una herramienta fuerte para que la gente conozca las distintas realidades que existen. Es mi manera de decirle a la gente lo que está pasando, cómo me siento, qué podemos hacer o amplificar el mensaje de otras compañeras.

La música es una herramienta muy fuerte para que la gente conozca las distintas realidades que existen"

vivir quintana, artista

P.- ¿Nota falta de conciencia social en México con los feminicidios, falta de compromiso desde las instituciones..?

R.- Hace falta mayor atención en esa agenda, se deja muy de lado. Es importante que sea un trabajo en conjunto, en la sociedad. Se está entendiendo que es una guerra entre hombres y mujeres, pero no. Es una confrontación que tendríamos que tener todas y todos, es ponerle atención a la educación emocional que tanto nos hace falta. En México se está transformado mucho el amor en ira y creo que se puede transformar por medio de la empatía, sabiendo que el mundo se puede hacer más amable entre todos.

P.- ¿Cómo vivió que su canción se convirtiera en un himno feminista en todo el mundo?

R.- Con mucha responsabilidad, pero también he puesto mucho empeño en estudiar qué se puede hacer mejor, qué puedo hacer dentro de mí y después con las compañeras. Recibo muchos mensajes en mis redes sociales de compañeras pidiendo ayuda o consejos sobre qué hacer en situaciones de riesgo y de violencia, trato de dar respuestas y muchas veces no las tengo y no sé cómo reaccionar. Además de responsabilidad, lo llevo con amor y agradecimiento, esa canción me ha llevado a conocer a mucha gente muy valiosa.

P.- ¿Qué le hizo ser reivindicativa?

R.- Desde que era muy chiquita he sido así. Mis papás son profesores, ahorita ya están jubilados, pero yo crecí viendo sus ganas de que la educación llegara a más niños y niñas. Esa visión de la justicia, no de ser justicieros sino de que hubiera justicia en el contexto en el que estaban, me enseñó mucho. Las cosas pueden cambiar a tu alrededor, con una persona basta. Ellos me dieron la luz para saber que se puede defender a otras personas en el camino.

P.- ¿Cuál es el precio de ser una artista comprometida? ¿Se cierran puertas?

R.- Sí, de repente no se abren algunos espacios o ciertas personas rechazan hacer una colaboración. Pero soy feliz estando donde estoy ahora, me encuentro muy en paz, trabajando en saber qué es lo que realmente quiero hacer.

P.- ¿Qué le gusta provocar en conciertos como el de Madrid?

R.- Que sea muy íntimo y personal. En ellos no estoy más que yo misma mostrándome sin ninguna pretensión ni expectativas más allá que compartir, que conozcan mi música y que conectemos con los demás. El mundo es más bonito en ese momento de convivencia. Me gustan que el público se emocione y que vea que se puede hacer música de otra manera.