Tú, Juan Martínez, que estabas allí, aquí, ahora, por obra y gracia de Manuel Chaves Nogales, y por deferencia legítima del director y dramaturgo Xavier Albertí, y que te da corporeidad un ínclito de la escena como Miguel Rellán, te has venido a la sala San Juan de la Cruz de un teatro que fue abadía, y ahí nos cuentas, no nos bailas, lo que te abrasa y la tristeza y los recuerdos que te traen por la calle de la amargura, a ti y a tu compañera Sole, y nos acordonas en una hora de relato aquellos días y noches de cuando os pillaron en pleno centro de las tablas en medio de una Guerra Civil, en mitad de la Revolución de Octubre, intentando sobrevivir a la miseria, compartiendo con otros artistas de la farándula, zares, duques y nobles rusos, espías alemanes, la checa asesina y diferentes especuladores y timadores de distinta calaña.
Tú, Juan Martínez, que le contaste a Manuel Chaves Nogales los avatares profundos de tu aventura sin quererla, desde el calor de la pasión por el baile y saliéndote por las entrañas, tomando aire para recordar tan nefastas experiencias, controlando tu pulso y sin perder la humildad que te caracterizó, aunque tus pies y tu arte ardieran por manifestarse.
Tú, Miguel Rellán, que has trasmutado en Juan Martínez, que te has ceñido no solo su vestido y sus formas, sino su oro y su plata de luz y palabras, la claridad para expresarse, gracias al buen hacer guardado en su sentimiento del maestro Xavier Albertí, que rescata ahora, desde otro escenario que no es el tablao, ni la redacción de sus crónicas y novelas, a Manuel Chaves Nogales, latido de una época, testigo y cronista, el pulso acelerado, el corazón que se oye cuando hay silencio.
Un escenario como un coso
Nosotros, que asistimos a este eco de la voz, a este sendero que empieza en 1917, que cruza el camino hasta nuestros días, y sigue, y se alarga y se multiplica y nos da a conocer aquel horizonte que no debe perderse de vista.
El maestro Juan Martínez que estaba allí, y fue víctima sin quererlo de bolcheviques y zaristas, de soviets y obreros, y él y Sole, sin poder bailar. El maestro Miguel Rellán que está aquí, en un recinto amplio, aunque sin ventanas, pero con la iluminación pertinente y necesaria del maestro Juan Gómez-Cornejo, para que en un escenario como un coso, las palabras atraviesen el viento, y choquen contra nuestra sensibilidad de lucero, y se introduzcan en nuestro organismo, en nuestro esqueleto, con la consistencia de un relato conmovedor y verdadero, recordando lo que no hemos vivido y por ello se hace más trascendente, himno del conocimiento, vehículo teatral y necesario, plegaria de la historia, desgana del silencio.
La grandeza del teatro es que es capaz de detener el tiempo y traernos el pasado y que nos lo cuenten grandes protagonistas del mismo: Miguel Rellán, Xavier Albertí, Manuel Chaves Nogales, Juan Martínez, porque todos estaban allí y nosotros lo hemos constatado.

El maestro Juan Martínez que estaba allí
Un espectáculo de Xavier Albertí sobre texto de Manuel Chaves Nogales
Reparto: Miguel Rellán
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Dirección: Xavier Albertí
En el Teatro de la Abadía, Sala San Juan de Cruz, hasta el 22 de diciembre
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