Si no se corta, el clítoris sigue creciendo. Se hace por el bien de las niñas. La mutilación genital femenina favorece que se tengan más hijos y que estos nazcan más sanos. Mitos como estos contribuyen a que la mutilación genital femenina se siga practicando de forma generalizada en muchos países africanos y también, aunque en menor medida, en España, donde actualmente se calcula que 18.400 están niñas en riesgo de ablación.

En España se calcula en 18.400 las niñas que están en riesgo de ablación

Una cifra que para Médicos del Mundo se queda muy corta, pues no incluye a todas aquellas que se encuentran sin empadronar. Subraya este hecho Hodan Sulaman, que trabaja como mediadora para ayudar a las mujeres africanas en Madrid. “Muchas mujeres no saben siquiera si tienen clítoris o no. Nunca se han mirado, es una zona que para ellas no existe, o creen que lo normal es no tenerlo”, afirma Sulaman con motivo del Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina, que se ha celebrado esta semana.

La Organización Mundial de la Salud estima que son medio millón las mujeres residentes en Europa que han sufrido la mutilación genital femenina en cualquiera de sus grados, desde el uno, que supone la extirpación de parte del clítoris, a la tres, que incluye el corte de los labios menores y el cosido de los labios mayores o incluso el grado cuatro, que añade el raspado, corte o cualquier otro tipo de aberración sobre la zona genital femenina. “Las mutilaciones no las hace un médico, las hace una mujer, que suele ser la más mayor del lugar, y muchas veces hace un grado más del que le pide la madre. Además, como después del corte suelen estar una semana quietas y con las piernas cerradas, a veces la zona se cierra sin haberla cosido”, relata Sulaman.

En España, según el mapa de la mutilación genital femenina elaborado por la Fundación Wassu-UAB, en 2016 había en España 70.000 mujeres procedentes de los países donde se practica.

Recuperarse y vivir la sexualidad

Sulaman trabaja en España para ayudar a que las mujeres que fueron mutiladas puedan reponerse y recuperar su sexualidad y para prevenir que las niñas que aún no han sido sometidas puedan sufrirla. “Lo peor es que en muchos países la ‘operación’ se realiza cada vez antes, incluso a bebés, para esquivar la ley cuando la hay”, explica Suleman. Un protocolo elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2015 también recoge el adelanto de la  práctica como una herramienta para evitar que las niñas puedan rebelarse y hacer que no recuerden el dolor y así sean más proclives a perpetuar la práctica en sus hijas.

Lo primero para que las mujeres puedan recuperar o vivir su sexualidad es la atención psicológica

Para que las mujeres mutiladas puedan recuperar o vivir por primera vez su sexualidad, Médicos del Mundo pone el primer foco en la atención psicológica.  “Lo primero es que puedan conocerse a sí mismas. En algunos casos, si la ablación es de tipo uno o incluso dos pueden experimentar  placer y vivir su sexualidad sin tener que pasar por un quirófano”, explica Sulaman, que también acompaña a mujeres a operarse para la reconstrucción. “Aquí hemos  ido tanto al Hospital 12 de Octubre como al Infanta Leonor y les ha funcionado muy bien”, asegura.

En Cataluña, la Consellería de Sanidad comenzó a cubrirlo hace dos años pero hospitales privados como Dexeus, que a través de su Fundación lleva haciéndolo de forma gratuita desde 2007. El doctor de esta clínica Peri Barri fue el primero en realizar este tipo de reconstrucción en España y desde entonces la han realizado a 89 mujeres.

La reconstrucción en quirófano

Aunque Barri también insiste en que “es fundamental realizar en paralelo un acompañamiento psicológico a todas las mujeres que deciden llevar a cabo esta intervención”, afirma que la operación supone un gran paso para la inserción de estas mujeres en la sociedad occidental.

El perfil de la paciente es, explica Barri, el de “una joven de origen africano, de unos 27 años de edad de media, que ha vivido su infancia y adolescencia en nuestro país, y siente la necesidad de integrarse y ser como cualquier otra de las que conforman sus respectivos grupos de amigos”.

La operación dura 45 minutos y reconstruye el clítoris y otros órganos afectados

La intervención dura unos 45 minutos y consiste en una cirugía que permite restituir anatómicamente el clítoris y otros órganos afectados, así como recuperar su aspecto y capacidad sensitiva, lo que se consigue en más del 75% de los casos, según explica.

En este punto insiste Suleman en la necesidad de preparar psicológicamente a la mujer, ya que “no se sabe si una vez reconstruido va a sentir algo, y el quirófano es revivir de forma dolorosa lo que sufrieron”.

Aprender a encontrar el placer

Junto a Médicos del Mundo, trabajan en la parte psicológica especialistas como Ana Belén Carmona, de lasexologia.com, que llevan años colaborando de forma altruista con esta causa. “Para empezar a hablar con cualquiera de estas mujeres necesitamos conocer bien lo que les ha pasado, para darles confianza, de otra forma es muy complicado tratar con ellas”, reconoce la sexóloga, “porque lo primero es evaluarlas ginecológicamente”.

Que estas mujeres experimenten placer es también mejorar su autoestima

En función de cómo esté la mujer – de qué tipo es su mutilación –, Carmona les explica “qué van a encontrar, porque muchas veces tienen miedo, nunca se han mirado, y explicarles qué van a ganar, que va a ser mucho, no sólo placer, el autoconocimiento es también autoestima”, afirma la terapeuta.

En algunos casos la reconstrucción es vital pero en otros, asegura, “se puede recuperar la capacidad orgásmica. Muchas veces me dicen que no sienten nada pero es porque nunca se han tocado. Con algunas hemos conseguido que puedan sentir orgasmos aun teniendo una mutilación de tipo dos. Lo que tienen que descubrir es la estimulación que necesitan”.

#MyIssueToo

A colación del movimiento #Metoo, que trata de dar mayor voz a las mujeres que han sufrido abusos, este año, estos días se ha buscado amplificar también la mutilación genital femenina como un problema global. La vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) lanzaba el hashtag #MyIssueToo con el objetivo de poner luz sobre el problema.

“Tenemos un mandato claro, el Convenio de Estambul que obliga a condenar la mutilación genital femenina y proteger a las mujeres, pero hay una distorsión por no considerarla un aspecto claro de violencia contra la mujer”, afirma Becerra a El Independiente.

La eurodiputada lamenta que para esta causa no ha habido el consenso necesario entre ciertos ámbitos del feminismo cuando hablamos de un problema en el que “subyace una condición aberrante de la mujer como un objeto que incita al pecado y que es propiedad de los hombres”.