Insomio, ansiedad, decaimiento… Las consecuencias de varias semanas de confinamiento ya se están dejando sentir en la población. Muchas de estas se agudizan al no poder disfrutar del aire libre o exponerse a los rayos del sol. Y es que todas las personas necesitamos tomar el sol para generar vitamina D. Esta se encuentra en varios grupos de alimentos como los pescados grasos (salmón, atún o caballa); el hígado vacuno, queso y yema de huevo y alimentos fortificados de vitamina D pero la radiación solar es también una importante fuente de fabricación para la piel.

“La piel produce vitamina D al exponerse directamente a la luz solar, pero si la exposición es en ambientes internos, a través de una ventana, ésta no se produce”, afirma Yaiza Dueñas, responsable de la Unidad de Nutrición y Genética de Clínicas Cres. “Se puede tomar el sol también en días nublados pero en esta circunstancia, así como en la sombra o teniendo la piel oscura, reducen la cantidad de vitamina D que sintetizamos”, aclara.

No en vano, la vitamina D es un nutriente que produce la piel al exponerse directamente a la luz solar y tomar alimentaos ricos en esta vitamina. Si durante el confinamiento la exposición solar se reduce, también se pueden reducir los índices de esta vitamina en el organismo, lo que puede producir sensación de cansancio y debilitar huesos y músculos.  

Además, aunque no cura el coronavirus, investigadores de la Universidad de Turín han recopilado datos preliminares que indican una alta prevalencia de hipovitaminosis D en los pacientes hospitalizados por COVID-19, lo que demuestra la importancia de la vitamina D en nuestra defensa natural frente a virus y bacterias. En este sentido, los especialistas de Cres recomiendan exponerse al sol al menos 20 minutos al día en balcones o terrazas y consumir alimentos ricos en vitamina D.

“Es fundamental para mantener los huesos fuertes ya que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. Además, la vitamina D mantiene la correcta defensa de virus y bacterias y transmite los mensajes entre el cerebro y cada parte del organismo”. Por el contrario, si no nos da el sol el cuerpo presentará una deficiencia de esta vitamina que puede dar lugar a “huesos débiles, delgados y frágiles, un trastorno que se denomina raquitismo en los niños y osteomalacia en los adultos”, concluye Dueñas.

Si el confinamiento dificulta esta posibilidad, los expertos recomiendan reforzar nuestra alimentación con suplementos de vitamina D como los de In-Vitta que, además, pueden complementarse con melatonima para ayudar a conciliar el sueño si estos días se presentan problemas para dormir. Los suplementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable, pero con la dosis correcta y prescrita por especialistas, en el caso de la vitamina D, pueden ser un buen aliado durante estos días, además de ayudar a reducir los niveles de riesgo frente a los virus, afirman los expertos.

Y es que la falta de vitamina D también está asociada con otras enfermedades del organismo como las autoinmunes o problemas cardiovasculares, además de trastornos depresivos. “Es muy importante ser consciente de su aportación y el confinamiento nos puede servir para llevar a cabo una dieta saludable y mantener la producción de vitamina D con suplementos cuando así lo dictamine un especialista y sea difícil conseguir los alimentos adecuados o tomar el sol”.