El kéfir ha conseguido posicionarse como uno de los fermentados de mayor consumo para las personas preocupadas por su salud y bienestar. Puede parecer que el kéfir es un producto de reciente introducción en nuestras dietas, pero nada más lejos de la realidad, pues su historia se remonta a los estándares de la cultura del Cáucaso, donde siempre se ha considerado un alimento de culto. Ahora la ciencia está corroborando las propiedades de este producto y lo está presentando como mejor que el yogur, entre otros motivos por su variabilidad en el entorno de los probióticos y su efecto favorable sobre la salud cardiovascular, la salud digestiva, así como la salud emocional.

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Kéfir, el fermentado para la salud digestiva

El consumo del kéfir de manera habitual favorece la protección de la microbiota intestinal, que basa también su papel extraordinario en el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Pero los probióticos de este alimento son los responsables de tener el intestino en perfectas condiciones, de favorecer la asimilación de nutrientes y de reducir problemas como los estreñimientos o los meteorismos.

Fortalecimiento del sistema inmunitario

Y además de cuidar el aparato digestivo, el kéfir colabora también con la fortaleza de las defensas. Potenciar la mejora del ecosistema intestinal hace que se aumenten las respuestas inmunológicas ante virus y bacterias, y tomarlo para desayunar, combinado con frutas ricas en vitamina C, hace que aumente la capacidad para disminuir el cortisol y aumentar la energía durante el día.

Ventajas del kéfir para el corazón y la cabeza

Control del colesterol y salud cardiovascular

El kéfir tiene un efecto favorable en el control del colesterol y en la salud del sistema circulatorio; su perfil de microorganismos favorece la disminución de procesos inflamatorios y también la mejora de la elasticidad de las arterias. Sus características hacen que pueda llegar a ser un buen aliado para aquellas personas que desean cuidar el corazón sin tener que hacerlo solo por medio de medicamentos o de dietas de restricción.

Bienestar emocional y calidad del sueño

Los fermentados como el kéfir participan en la producción de neurotransmisores como la serotonina o el GABA, involucrados en el estado de ánimo y en la regulación del sueño. Su consumo habitual puede promover una sensación de serenidad, una disminución de la ansiedad, y una mejor calidad de sueño, factores que indiscutiblemente incidirán de manera inmediata en el equilibrio emocional.

Kéfir y su relación con la piel

El kéfir también tiene un papel relacionado con la estética ya que sus propiedades antiinflamatorias también pueden servir para reducir la aparición de acné y la textura de la piel. Esto argumenta su presencia dentro de las corrientes del autocuidado y de su éxito entre quienes buscan hábitos que se exterioricen en un aspecto saludable.

Más energía y bienestar

Tomar kéfir por la mañana puede aumentar la energía y sostener el estrés durante el día; la combinación de probióticos y nutrientes permite una mejor absorción de las vitaminas y minerales de otros alimentos, lo que en última instancia se traduce en energía y en una mayor eficiencia en el funcionamiento metabólico.

El kéfir no es un recurso extraordinario, pero sí que puede motivar cambios positivos en el bienestar general si se consume con regularidad. Su efecto no sólo se limita a aspectos del sistema digestivo, el interactuar con el corazón, con el estado de ánimo o la piel, ofrece un enfoque globalizado de la salud; su forma de adaptarse y de combinarse hace que se pueda incorporar a desayunos o batidos o ensaladas, de tal modo que se convierte en un recurso muy fácil de utilizar para quienes buscan una mejora en la calidad de su vida, sin afrontar cambios drásticos en la dieta o estilos de vida poco factibles para ellos.

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