Caminar ya no es solo un acto automático y necesario, sino también una práctica que puede ser fuente de bienestar. El mindful walking avanza en nuestro país dada su facilidad y eficacia para mejorar la salud física, así como equilibrar la salud emocional. Esta práctica convierte un gesto corriente en un ejercicio que ofrece las posibilidades para poder mejorar nuestra atención, reducir tensiones y, finalmente, propiciar una forma de estar más consciente con lo que nos rodea. Esta tendencia emerge dentro de un contexto en el cual, hay un número creciente de personas que quieren empezar a introducir hábitos sencillos con el objetivo de aliviar la presión cotidiana sin requerir ni mucho menos cambios significativos en su día a día.

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Mindful walking

El mindful walking se puede desarrollar en las ciudades y en medio de la naturaleza; consiste en pasear despacio, observar las sensaciones corporales, sincronizar la respiración con el ritmo de los pasos para establecer un espacio de escucha interior. Se expanden unos gustos por la práctica que se integran fácilmente en cualquier estilo de vida, no requieren del equipamiento ni de una condición física en particular.

Mejora mental

La gente que practica el mindful walking se da cuenta que un breve paseo, mejora la lucidez mental y baja la carga emocional que tenemos acumulada. La flexibilidad de esta práctica explica su difusión en nuestro país: se acomoda tan bien a las pausas en la oficina como a los paseos por una parque, e incluso, a los trayectos hacia el trabajo; el mindful walking va transformando los minutos que forman parte de las rutinas diarias en una herramienta estable de autocuidado, capaz también de equilibrar la actividad con el descanso, incluso cuando las agendas se aprietan.

Beneficios del mindful walking

La investigación hace evidentes mejoras en ciertos parámetros fundamentales para la salud. Las investigaciones demuestran que esta actividad reduce el cortisol, mejora la actividad cardiovascular y mejora la regulación del sistema nervioso autónomo.

También hace que disminuya la presión arterial y que la postura sea más equilibrada y se sientan menos molestias musculares, pasadas varias semanas de práctica. Caminar de manera consciente pone en marcha procesos que favorecen el bienestar en general.

Cerebro y creatividad

El procedimiento genera beneficios en los procesos cognitivos. Estudios recientes han podido demostrar los impactos positivos sobre determinadas regiones cerebrales relacionadas, tanto en la atención como en el control de las emociones. La corteza prefrontal se pone en funcionamiento tras una larga serie de sesiones, favoreciendo a un mejor rendimiento mental e incluso un mejor rendimiento en la ejecución de tareas complejas. En las horas siguientes a una caminata consciente, se consigue una estimulación creativa que resulta del entrelazado entre un movimiento suave, la respiración rítmica y una atención mental.

Práctica diaria

La práctica del mindful walking no se centra en modificar el modo como uno caminata, sino que hace énfasis en la atención que se presta a las cosas. Es suficiente con ir un poco más despacio, observar la temperatura del aire, escuchar los sonidos y percibir el contacto de los pies con el suelo. La técnica también plantea el respirar sin esfuerzo y permitir que cada paso suponga un retorno al presente. La simplicidad de la técnica la hace atractiva para las personas que buscan un hábito que les proporcione un orden en su mente.

Equilibrio mental

Comenzar a realizar esta práctica ayuda a tener una percepción más clara del espacio y un mejor equilibrio emocional; de esta forma, un simple paseo se convierte en un punto estabilidad para el día a día. El mindful walking nos da la posibilidad de detener la frenar del ritmo acelerado y ofrecernos calma, concentración y conexión con lo esencial.

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