Las previsiones de principios de temporada apuntaron a que éste sería el verano menos caluroso de los últimos cuatro años. Pese a esa buena y relajada noticia, en estos días, el calor aprieta (y mucho) y desde ayer, lunes, estamos viviendo la primera ola de calor del año.  Más de 40ºC soportan las personas que estén en la mitad sur del país y 35ºC las que están en la mitad norte.

El calor y las altas temperaturas, además de los problemas que ya conocemos, afectan a las enfermedades del aparato respiratorio, pudiendo agravarlas si no se llevan a cabo una serie de cuidados sencillos y hábitos saludables. Además, de no olvidar nunca llevar la medicación.

1. Las enfermedades respiratorias, la 3ª causa de muerte en España

En España, en 2014, las enfermedades respiratorias causaron más de 3,5 millones de estancias hospitalarias, suponiendo la tercera causa de hospitalización. En la actualidad, y según informaciones publicadas este mismo año, son la tercera causa de muerte en España, detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Su abordaje y tratamiento siguen siendo uno de los desafíos más importantes para la comunidad científica.

Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) este pasado mes de mayo, “las enfermedades respiratorias se mantienen como tercera causa se muerte en España, con 46.812 muertes al año, lo que supone un 11,4% del total de las 410.611 defunciones que se registran anualmente en la geografía española, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al año 2016”.

2. Sí, el calor agrava las enfermedades del aparato respiratorio

“El calor y las altas temperaturas pueden agravar las enfermedades respiratorias”, afirma a El Independiente Eusebi Chiner, neumólogo y director de Separpacientes de SEPAR. El empeoramiento de la calidad del aire es el máximo responsable. Según informaciones de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (NEUMOMADRID), la canícula (los días de verano en que el calor es más fuerte) puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas y agravar algunas patologías crónicas. El calor puede, además, reducir la habilidad del organismo para combatir las infecciones del sistema respiratorio.

Según explica Chiner, la alteración que se produce a nivel ambiental modifica las condiciones de humedad y temperatura de la mucosa de la vía aérea, tanto la nasal como la traqueobronquial, y ello hace que pueda alterarse el llamado transporte mucociliar; esto es, el mecanismo de defensa local que disponemos y que ayuda a eliminar las secreciones y las partículas nocivas para el pulmón.

Las enfermedades que más empeoran por el calor son el asma bronquial (según SEPAR, un 5% de los adultos y un 10% de los niños son asmáticos) y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que afecta a 2,2 millones de españoles. No existen datos concretos pero sí se puede afirmar que “los pacientes con asma y la EPOC, que están en situación estable, acuden más a urgencias o incluso ingresan en el hospital potencialmente cuando existen cambios bruscos de temperatura”, expone el experto. Ya sea por el frío en invierno o en verano cuando se producen elevaciones bruscas o se mantiene en el tiempo.

3. Cómo prevenir un posible empeoramiento

Realmente, son medidas muy sensatas y aplicables a la población general, afirma Chiner, pero los pacientes con enfermedades respiratorias más sensibles tienen que tenerlas más en cuenta. Las tres claves son: hidratarse correctamente, evitar la exposición solar, sobre todo en las horas centrales del día, y aprovechar las primeras y últimas horas del día para practicar ejercicio suave o caminar. Los especialistas recomiendan, a toda la población, caminar a paso ligero un mínimo de 30 minutos diarios.

¿Cuánta agua debemos beber? No podemos olvidarnos de la hidratación, el ‘abc’ del verano para toda la población. Más aún para las personas con enfermedades respiratorias. Según la ‘Guía de la Hidratación’  presentada recientemente por el Instituto de Investigación de Agua y Salud (IIAS) asegura que “ingerir agua suficiente hidrata las mucosas, garganta, bronquios y pulmones; disminuyendo la probabilidad de infecciones virales”.

Las autoridades internacionales recomiendan beber 2,5 litros diarios para los hombres y dos litros para las mujeres. De esa cantidad, el 80% debe ser, directamente, agua y el 20% ingerirse a través de los alimentos. El documento aconseja beber antes de tener sed, a intervalos regulares, de aproximadamente, unos 330 ml cada dos horas.

4. Ser responsable con la medicación

Una de las recomendaciones más importantes que los pacientes deben tener en cuenta este verano es llevar siempre consigo la medicación. Ya sea si se va a hacer un viaje corto o más largo, ya sea en territorio nacional o en el extranjero. Para no agravar las enfermedades respiratorias y tener unas vacaciones tranquilas es importante llevar siempre los fármacos que se deban tomar y la previsión que le haya dado su especialista en el caso de que se produzca un empeoramiento.

Además, indica el experto de SEPAR, es importante llevar también una medicación de repuesto. Además de ello, es recomendable hacer uso de sombreros y gorras, llevar consigo una pequeña mochila preparada con agua y, por supuesto, no salir a la calle en las peores horas del día, en cuanto a exposición solar.

5. Dejar el tabaco, y evitar las recaídas.

El tabaco es la principal causa de muchas enfermedades pulmonares. Por ejemplo, en la EPOC, cerca del 90% de los pacientes son o han sido fumadores. Igualmente, el cáncer de pulmón, que cada año aparecen unos 28.000 casos nuevos está relacionado de forma muy estrecha con el consumo de tabaco. Es importante dejar el tabaco cuanto antes, y poder recuperar la capacidad funcional perdida tras años de consumo.

Además de abandonar el hábito, “lo más importante es evitar las recaídas en aquellos que ya lo han dejado, ya que el verano es peligroso en este sentido, por el relax que produce. Al tiempo, es una buena oportunidad para dejarlo, en época fuera de estrés”, recomienda Chiner. En algunos hospitales existen unidades de tabaquismo en que te ayudan a dejar de fumar, donde es importante acudir si además se tiene una enfermedad respiratoria. Además de apagar el cigarrillo, “es fundamental seguir las pautas de medicación y practicar ejercicio físico”, añade.

6. ¿Y los niños asmáticos?

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños: en España, la padece uno de cada 10 niños y adolescentes (10%), aunque la cifra puede ser algo mayor en las zonas costeras, sobre todo en la zona norte, según refiere el libro ‘El asma en la infancia y adolescencia’, de la Fundación BBVA.

Es importante que los niños tengan un control sobre su enfermedad, sobre todo ahora en verano que pueden acudir a campamentos y colonias. Es importante que siempre, durante todo el año, lleven consigo su medicación. “Los pequeños deben llevar consigo la medicación inhalada de mantenimiento u oral en algunos casos, e instrucciones claras, para ellos y para los cuidadores, pudiendo así tratar el asma en caso de empeoramiento”, recomienda Chiner.

Por otro lado, en los niños que asocien, también, alergia alimentaria deberán ser especialmente cuidadosos en la evitación de estos alimentos y disponer de adrenalina en caso de crisis, al igual de los raros casos de aquellos que sean alérgicos al veneno de himenópteros (abejas, avispas). Pese a todo, en general “el verano y este tipo de actividad es un ambiente muy favorable para los niños asmáticos”, concluye el neumólogo.